
Desde el otoño de 2018, cuando irrumpió junto a Ertito Montana con “Abraxas”, Javier Marquina se ha ido consolidando como uno de los guionistas a tener en cuenta en el panorama nacional. Trabajador incansable, en estos cinco años ha dado muestra de ellos con una producción más propia de los anglosajones que de lo que estamos acostumbrados en la península ibérica. Eso le ha permitido en este tiempo labrarse ya una trayectoria sólida con títulos como “Aquí nunca pasa nada”, “1585: Empel”, “Cómo hacer un cómic sin tener ni puta idea”, “Abraxas en cuarentena”, “Whope y los señores de la plaga”, “La tercera Ley de Newton”, “Playa Honda”, “Alien Albion”, “Progenie”, “Balas de Punta Hueca”, “Abraxas. Haber elegido Muerte” o “Apocalipsis Yokai”. A ello súmese varias colaboraciones en relatos cortos en revistas, como, entre otras “Adoquín” o “Dread Comics”; y las últimas obras que ya ha editado en este 2023: “Ilsa”, “Cómo salvar la industria del cómic sin tener ni puta idea”, “Este no es otro cómic erótico exótico crepuscular” y “Servet”. A esta lista se le añade “La cábala Pinkerton. Nieve Roja”, con dibujo de Luis Morocho y color de Braulio Morocho, editado por el propio sello de Marquina: Inuit.
Ya nos dijo el propio Javier en una entrevista que “Debemos hacer los comics que queremos hacer. Porque sabemos y podemos.” Es una máxima que él lleva a cabo con un ritmo de producción incesante. Dentro de ella ha tocado lo histórico llevando a buen puerto sólidos tebeos como “1585: Empel” o el reciente “Servet”. Si bien donde se adivina una voz propia más firme es cuando aborda los terrenos de ficción. Ahí está la oportunidad de devolver años de lecturas bien asimiladas y generar buenos blockbusters llenos de acción, violencia y macarrismo sazonados con ingenio. Muestras de ello se pueden encontrar en los títulos antes citados; y es donde englobamos a “La cábala Pinkerton”.

“Somos la última línea de defensa contra lo que no debería existir”
Es lo que leemos en la contraportada del cómic. Son las palabras del fundador de este equipo, August Homer Carlyle. Situada la acción a finales de 1899, vamos a conocer a dos miembros de este equipo especializado en combatir lo sobrenatural y la magia: Sarah Carlyle y Samuel Twain, los agentes asignados a investigar una amenaza latente en las nieves de Alaska. Un peligro que se va a materializar y puede poner en jaque la existencia misma. Pero Sarah y Samuel cuentan con habilidades extraordinarias también, pues no dejan de ser “monstruos cazando a iguales”.
A partir de este planteamiento, Marquina desarrolla un efectivo blockbuster “marca de la casa”, de los que cumple con creces su finalidad. Combinando referencias y guiños va elevando este relato que parte del tradicional enfrentamiento entre el bien y el mal. En el tenemos sutiles toques de western, en la ambientación histórica y en algún dialogo; también el eco del mejor Hellboy se aprecia en la combinación, así como otros elementos de ficciones sobrenaturales, incluido terror cósmico. Influencias que, como siempre ocurre con Marquina, no solo las asimila, sino que las utiliza de forma efectiva para dotar de mayor solidez su propuesta. Y en esta “Nieve Roja” hay muestras de ello. Baste comprobar la solidez de lo que nos cuenta y lo bien caracterizados que está el dúo protagonista, que piden a gritos protagonizar otra aventura.

En lo gráfico, Luis Morocho («El Universo.» o «Cajamarca«) da el tono preciso para que el relato despliegue en páginas vigorosas, capturando acción, violencia y terror de forma efectiva, dando una lección de oficio cuando emplea los recursos clásicos de terror. Otro hecho muy remarcable son las páginas donde refleja la calma tensa que se advierte antes de que “el duelo entre los antagonistas” se lleve a cabo. Hecho que fija la atención del lector, que ya no soltará el volumen hasta llegar a la última página del tebeo. Y es que Luis Morocho ha dotado de un magnetismo especial a los personajes que ha dibujado, reforzado por la sobria elección cromática de Braulio Morocho con sus pinceles.
“Entertaiment de calité”, en definitiva, capturado en las 116 páginas editadas por Inuit en cartoné y distribuidas por ECC. Cabe destacar la edición que ha llevado a cabo Inuit, muy cuidada: desde las guardas que explotan el carisma del dúo protagonista hasta la última de sus páginas. No por nada ha contado con el diseño de portada de Héctor Marper, que ha potenciado la poderosa ilustración de Luis Morocho, la maquetación de Guillermo Montañés y Beatriz Valls se ha encargado de la asistencia de rotulación. Un trabajo que se nota “artesanal” en la mejor apreciación del término, al resultar un tebeo impecablemente editado. Y su interior funciona de forma solvente como una aventura cerrada. Aunque desde este rincón del universo esperamos que tras la “Nieve Roja” vengan más aventuras de Sarah y Samuel. Unos personajes y universo tan bien construidos merecen continuar sus pasos en futuros tebeos. Señal esto último de que, sin duda, el trabajo vertido por Javier Maquina, Luis y Braulio Morocho en “La cábala Pinkerton. Nieve Roja” es más que solvente. De los que dejan buen sabor de boca.
