La Tierra y el satélite lunar están en grave peligro. Se ha producido una grieta en el universo por la cual se ha colado una nave alienígena con deseos de capturar y destruir para siempre ambos cuerpos celestes. ¿Podrá alguien evitar que la raza humana quede borrada del mapa intergaláctico? La respuesta está en: «Superman. Los Ladrones de la Tierra” (“Superman. The Stealers Earth”), de John Byrne, Curt Swan, Jerry Ordway y Bill Wray, uno de los clásicos de «el Hombre de Acero«, al que hoy nos acercamos.

Superman es el personaje más emblemático de la editorial norteamericana DC Comics. Nadie puede igualar su fuerza, sus habilidades pondrían en jaque hasta al villano más despiadado y posee una inteligencia que le ayuda a salir de todos los problemas que se le ponen por delante. Aunque tenga sus detractores, la mayoría de los habitantes del planeta Tierra le consideran un dios, y es que sus capacidades son de otra galaxia. El Hijo de Krypton ha venido para salvar a la humanidad de todos los seres con malas intenciones que hay en el universo y que una, y otra, y otra vez son golpeados hasta el hastío por un puño de acero que destroza lo que toca. Todos queremos a Superman. Todos queremos ser Superman. Y en nuestros recuerdos de infancia, lo fuimos.

Si ha habido alguien que supo tratar a Superman como verdaderamente se lo merecía, como a un personaje digno de alabar y que destaca por encima de todos los superhéroes, ese es John Byrne. Este maestro de maestros hizo unos guiones con una relevancia tal para el joven de Smallville, que todo lo que giraba en torno a él parecía incapaz de distraerle de su misión: salvar a la humanidad. En el cómic que hoy nos ocupa, , realiza entre todos un trabajo de titanes junto a un ejercicio genuino e implacable de amor por parte de Superman hacia la raza humana.

El guion de “Los Ladrones de la Tierra” encierra un ejemplo de cómo el mesías de Metrópolis es capaz de cualquier cosa por salvar a sus amigos y al planeta Tierra. Toda una leyenda como Curt Swan se ocupa del lápiz, obteniendo un resultado de muy bella factura, con una narración secuencial perfectamente elaborada y en la que cada viñeta parece estar dotada de vida propia. Por su parte, Jerry Ordway entinta desde el silencio del que trabaja minuciosamente y que sin él, el acabado del tebeo habría quedado tan cojo que su labor es clave. En el mismo sentido funcionan los colores aplicados por Bill Wray.

Este cómic es toda una odisea orquestada desde lo más profundo del corazón de sus autores y está creado para que el lector lo encierre en su alma para siempre. En él vemos, cómo al estar en peligro el planeta Tierra y la Luna, el Hombre de Acero hará todo lo que esté en su mano para impedir que logren sus metas los villanos que desean acabar con la humanidad, llevándosela al otro extremo del universo para que una raza alienígena explote sus recursos naturales como los minerales, metales, gases y seres biológicos, y así sumirla en lo más profundo de un oscuro abismo para siempre. De toda la humanidad, los que correrán un mayor riesgo son los amigos más cercanos de Clark Kent: Lois Lane, Jimmy Olsen y Perry White. Éstos podrían morir en cualquier momento si los planes de Superman no salen bien. Y, por si fuera poco, Lois tiene bajo sospecha la identidad del Hombre de Acero y tiene sus razones para pensar que es Clark. ¿Conseguirá Superman que todo vuelva a la normalidad? Todo nos eso espera en este clásico.

Editado por DC comics en enero de 1988, fue Zinco quien editó en España ese mismo año este tebeo en formato prestigio, una formato del que fue pionero en este país. Al hablar de un cómic de Ediciones Zinco hay que hacerlo desde la nostalgia, desde el recuerdo de la palabra y el dibujo que vimos en la memoria para divertir al niño que fuimos. Superman, el superhéroe definitivo, que posee el poder de cien soles y que tiene consagrada su vida a cuidarnos a todos y cada uno de nosotros, nos introduce gracias a sus autores, en esa dualidad de personalidad en la que vive y que tan bien sabe llevar. Por mucho que levante las sospechas de Lois, Superman sabe guardar su secreto tomando al lector por su amigo más fiel, esa persona en la que siempre se puede confiar, pues la relación con el Hombre de Acero trasciende al papel. El niño que de amigo solo tiene a Clark Kent, posee un enorme tesoro en él. Otros niños tendrán personas en quienes confiar; el que tiene a Superman tiene al universo por amistad. Una lágrima recorre mi rostro volviendo a pensar en este cómic y en si en “Los Ladrones de la Tierra”, Superman, mi amigo, salvará a la humanidad y a su secreto. Desde luego, conmigo, su identidad está a salvo.