
“Todo empezó con una película de terror… «No es para tu edad, Miguel», me había advertido mi mejor amigo, el Pequeño Vampir, pero aun así nos atrevimos a verla.”
¿En la infancia hasta donde puede llegar la imaginación? Posiblemente no tenga límites si está bien alimentada. Germen de la creatividad, la imaginación puede ser un vehículo fascinante como motor de crecimiento. En estas está Joann Sfar en el libro infantil que nos ocupa hoy: “El Pequeño Vampir. La peli de terror” (“Petit Vampire: Le film d’horreur”), editado recientemente por Fulgencio Pimentel (e hijos).
Como reza la introducción de este texto (y de la obra también) todo empieza por esa exploración de lo prohibido por parte de Miguel, el protagonista y alter ego de Sfar en la versión infantil de Vampir. En este caso, se trata de ir a ver con su abuelo y Fernand una película de “Zombis Nazis”. Personajes que les asustan y que después de acabar la película, éstos invadirán el mundo de Miguel.

Con esos parámetros Sfar se sirve para elaborar un fantástico relato infantil en la recurre a los elementos esenciales que han hecho que “Petit Vampir” traspasase el noveno arte para llegar tanto al cine como a la literatura: un amor declarado por los clásicos de terror, ternura e imaginación a flor de piel. Todo maridado con (no siempre) sutiles y certeras cuestiones de fondo que aparecen de forma fluida por el devenir de la trama.
En esta ocasión, veremos a Miguel sobreponerse a sus miedos, personificados en esos zombis que acaban de invadir su mundo. En paralelo subyace el mensaje de disfrutar de la imaginación y dejarse llevar, pero también el de acertadamente minusvalorar lo que aterra de los monstruos populares. Tanto los ficticios como los reales. De forma explícita en ocasiones, implícita en otras.

Así discurre esta “Peli de Terror” en la que Miguel, Fernand, Margarito y compañía volverán a hacer las delicias de grandes y pequeños. Porque este libro es más que un libro infantil. Es una obra de Joann Sfar y eso implica que, aunque en origen esté dirigido a la chavalada, será perfectamente disfrutable por todos aquellos que se han sumergido en “L´amour”, “Aspirina”, “El gato del Rabino”, “Brassens: La libertad”, su reciente “Heliotrope” o en sus contribuciones a “La Mazmorra”. Ya sabemos que en cualquier trabajo de Sfar siempre hay algún destello que merece ser leído. En “El Pequeño Vampir. La peli de terror” se cumple ese axioma.
Junto al fresco texto, Sfar compone ilustraciones de varios quilates que cuentan con el color de Brigitte Findakly. Muchos de ellos son de por si ya una joya que guarda el libro, como el que aparece al comienzo del capítulo 5 de la novela, pero que dentro del contexto de la narración la potencian y elevan de forma notable. Consciente del carisma del “dramatis personaje” que tiene “Pequeño Vampir”, Sfar lo emplea con maestría, tanto en la narración que nos cuenta como en las ilustraciones que acompañan a la historia.

Editado en Francia en 2020 por L’école des loisirs a la vez que “Petit Vampire” se estrenó en cines, Fulgencio Pimentel lo ha materializado en castellano en una cuidada edición, que cuenta con la traducción de Rubén Lardín y César Sánchez. 96 páginas en formato cartoné que suponen el salto de Pequeño Vampir a la novela infantil. Un acertado paso creativo de Joann Sfar que celebramos vea la luz en castellano.
