“Hace trescientos años que tengo diez años.”
Una de las voces más personales que ha surgido en las últimas décadas en el tebeo francés es la de Joann Sfar. Obras como “El Gato del Rabino”, “Brassens, la Libertad” o “Sócrates” (junto a Christophe Blain) se cuentan en su haber, así como su trabajo coescribiendo muchos de los álbumes de la imprescindible “La Mazmorra”, una de las sagas más celebradas de la Bande Dessinée. Su creatividad ha traspasado el noveno arte, dirigiendo películas como “Gainsbourg vida de un héroe” o la adaptación animada de “El Gato del Rabino”. El año pasado por fin pudo estrenar otra cinta con la traslación al celuloide de otra de sus icónicas criaturas: “Pequeño Vampir” (“Petit Vampire”).
El caso de Pequeño Vampir es una muestra de los quilates que atesoran las creaciones de Sfar. Surgido como una versión infantil de Vampir, el vampiro Fernand que muerde solo con un colmillo para no dejar marca mientras se debate entre amoríos, la infantil encarnación de un “no muerto” ha ido proporcionando momentos brillantes a lo largo de varias obras publicadas en la trayectoria de Sfar, destilando agudeza y ternura a partes iguales en cada viñeta. Con motivo de la adaptación del personaje al cine, Joann Sfar reescribió en tres álbumes el origen del personaje. Un reboot en toda regla que conserva la esencia para reforzar el concepto de forma concentrada, que lo mismo satisfará a los fans de siempre del autor nacido en Niza que sirve para quien busque saber más tras visionar la cinta. Para esta empresa Sfarr ha contado con la colaboración de Sandrina Jardel, con quien coescribe el guion, y de Brigitte Findakly.
Esta vuelta a los orígenes se ha extendido a lo largo de tres trabajos publicados en Francia desde 2017 por Rue des Sèvres: “Petit Vampire. Acte 1 – Le serment des pirates”, “Petit Vampire. Acte 2 – La maison de la terreur qui fa peur” y “Petit Vampire Acte 3 – On ne joue pas avec la vie”, que para su estreno en castellano Fulgencio Pimentel ha recopilado en un volumen integral recientemente editado.
Un volumen que sirve como primera toma de contacto con este delicioso personaje y todo el desbordante imaginario que viene con él. Una puerta que te lleva al onírico y tierno universo de Sfar, donde lo lúcido y brillante convive con la sencillez de las ideas redondas. Elementos que los habituales a los trabajos de Sfar reconocerán en las páginas que componen este reboot.
Más pulido si cabe que sus primeros escarceos con la versión infantil de Fernand, pero igual de certeros en su misión de divertir a todo tipo de publico que se acerque a el: de cualquier edad y con cualquier bagaje previo. El poder de la propuesta de Joan Sfar es robusto porque se sostiene por si mismo: con una identidad grafica y conceptual que la distingue, con unas referencias y guiños a elementos de la cultura popular y con esa poética e inteligencia emocional que impregna cada página.
Da lo mismo que quien lea el cómic conozca previamente o no a la vampiresa Pandora, al villano Giboso o al Capitán de los Muertos, a Fantomate, a Margarito o a Miguel. Igualmente quedará prendado de ellos en la narración que espera en estas 180 páginas. Tanto por su desarrollo y tono, llevarán de forma efectiva al lector a lo largo del volumen que, desde su encanto de maneras infantiles en el “como”, nos lleva a cuestiones universales en el “qué” se cuenta., mientras el trazo de Sfar nos deleita con viñetas tan únicas como personales, de esas que rezuman ternura y efectividad, de las que hechizan con solo verlas.
Así se despliega el hechizo a lo largo de las 180 páginas que componen el volumen editado con mimo por Fulgencio Pimentel. Un hechizo del que caerán prendados grandes y pequeños mientras contemplan las aventuras del pequeño Fernand y Miguel. Un hechizo de los que nunca se rompe la magia.