
Trueno, Drac de Ferro, Melkart, Aquaviva, Dolmen, Trasnu, Traka y Lobisome no son solo nombres resultones. A ellos responden los miembros del primer grupo de superhéroes que depende directamente del Ministerio Del Interior. Un equipo diseñado para combatir las mayores amenazas que ocurran en España. Financiado tanto con capital público como privado, desde los años 90 operan en nuestro país, desde su base secreta situada en la Isla de la Cartuja, en Sevilla. Ellos son “Iberia, Inc”, la punta de lanza (o mejor dicho la que primero conocimos los lectores españoles) de aquel universo superheroíco español que fueron forjando a través de interminables charlas telefónicas Carlos Pacheco y Rafael Marín.
Un universo en el que estos gaditanos fueron ensamblando multitud de referencias. Algunas provenientes del otro lado del charco, las evidentemente superheróicas. Otras, e igual de importantes, vinieron de nuestra rica historia y mitología. Así, cocinados al fuego lento de intensas conversaciones crearon no solo un equipo superheróico, sino todo un rico universo en la que se encargaron de dar tanto trasfondo como contexto a la cincuentena de personajes que crearon a cuatro manos. Llamemosle, como se apuntaba en los correos de aquella serie editada en 1996, el «Iberiaverso«.

Era por aquel entonces la época en la que Rafael Marín ya despuntaba con sus novelas, la misma que Carlos Pacheco ya había asombrado al aficionado español con esas ilustraciones cargadas con tanta fuerza que acompañaban a muchos de los cómics Forum con los que crecimos. Una época en la que en Planeta daban vueltas a la idea de por fin publicar material propio. Una idea que Antonio Martín persiguió con ahínco y tesón, y que con la “Línea Laberinto” consiguió llevar a término, siendo responsable Antoni Guiral de las ediciones de la línea. Era el momento pues de materializar, por fin, aquel universo heroico de Pacheco y Marín en viñetas.
Por fin la oportunidad había llegado.
Pero Marvel Uk ya había llamado a las puertas de Carlos Pacheco. Y una llamada así no se puede dejar escapar. Así en Londres el propio Pacheco planteó la posibilidad a los editores ingleses de publicar su serie con ellos (“The Spanish Avengers” la llamaban) pero el dibujante gaditano prefirió bregarse antes en «Dark Guard» para coger soltura y adaptarse a los deadlines propios de las fechas de entrega. Incluso surgió otra idea a medias con Marín (“Remix”), durante aquella época, que tampoco vio la luz.

Entre medias, Marvel Uk desapareció y tras un mes Carlos Pacheco ya estaba dibujando directamente para Estados Unidos, siendo Flash, Bishop, Excalibur y Starjammers sus primeros encargos antes de desembarcar en los X-Men. Era la época en la que la línea Laberinto se estaba creando y, paradojas de la vida, el propio Pacheco no pudo hacerse cargo de los lápices para trasladar a las viñetas parte de las ideas cocinadas con Marín.
Igualmente se abría la ocasión de lograr hacer un tebeo “made in Spain” de superhéroes. No una recreación desde aquí de trasuntos de personajes clásicos. Era una posibilidad de creación propia, de edificar un universo propio y darle la consistencia y rotundidad de algo autóctono y a la vez conectado con el género más célebre del comic-book. Y si bien Pacheco no podría dibujarlo si que podría junto a Rafa Marín diseñar los argumentos, para que el escritor después los puliera en un guion. A los lápices y tinta, Rafa Fonteriz puso el resto en unas páginas en blanco y negro que captan la esencia de lo que Marín y Pacheco querían transmitir. Jesús Yugo aportó el color para aquellas portadas que iban a hacer historia. Porque cuando se publicó el primer número de “Iberia INC” en el ya lejano diciembre de 1996 se hizo historia.

El primer supergrupo español de genero de superhéroes de finales del siglo XX tomaba cuerpo en una miniserie de seis entregas. Y de forma solvente, en tebeos que recuperaban por un lado el sabor de la aventura propio de nuestros tebeos clásicos; y que por otro entroncaba con la tradición superheróica de los héroes de Marvel y DC Cómics.
En apenas media docena de tebeos pudimos adentrarnos en un fantástico mundo de ficción que estaba (parafraseando a Jim Shooter cuando anunció el “Nuevo Universo”) “tras tu ventana”. Hecho que Marín y Pacheco se encargaron que fuese así, tanto por cameos utilizados como por poner expresiones y referencias que solo podían ser entendidas si se conocía nuestro país e idiosincrasia. Del mismo modo, no escatimaron esfuerzos en dar un contexto histórico de fondo a su universo, creando personajes con poderes a lo largo de la Historia de nuestro país. Tampoco obviaron el rico acerbo mitológico que se esconde en nuestra península y así crearon a Melkart, que no es otro que el nombre de una divinidad fenicia, a la que la mitología le asigna la creación de Gádir, que conocemos hoy como Cádiz.

Así se mezclaba lo histórico y lo cultural con lo popular en estos tebeos que eran acción pura, donde no había momento de descanso y si muchos gags y giños (algunos escondidos, otros evidentes) dispuestos a hacer especial cada una de las lecturas de esas grapas. Todo, como he dicho antes, reforzado por el vigoroso lápiz de Fonteriz. El resultado fue una de las cabeceras con más éxito de la Línea Laberinto, que incluso se permitió en 1997 en mayo editar el one-shot “Iberia INC Databook” donde teníamos todas las fichas de los personajes dibujadas por Pacheco y acompañadas de certeros textos de Marín.
Aquellos tebeos llevaban en su seno más preguntas que respuestas, provocando en el lector el deseo de saber más sobre aquellos personajes. Señal de que el trabajo fue bueno. Pues no estábamos ante personajes que no importaban, sino todo lo contrario. Lástima que “Laberinto” cerrara con el mismo ímpetu con el que años antes había nacido, porque estas creaciones se merecían continuidad.

No fue así. Pero, aun con eso, su legado se mantuvo. Primero con la misma Planeta, que reeditó la obra integral en formato tomo en 1999. Años después fue Dolmen Editorial la encargada de hacer justica con Trueno y compañía, trayéndola de nuevo a las librerías españolas en 2016 en una edición integral que a día de hoy sigue estando disponible. En ella el lector encontrará la evidencia que aquí también se supieron hacer buenos tebeos de superhéroes en aquellos noventa que sacudieron la industria nacional. Años que, desde la Isla de la Cartuja, se gestó el mayor supergrupo gubernamental que jamás ha conocido la tierra fundada por Melkart.

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