Érase una vez un autor de cómics que demostró una especial sensibilidad con obras como “Cenizas”, “Murderabilia”, y” Rituales”. Tebeos con entidad propia donde quedaba patente un rico y sintético universo gráfico. Tan expresivo como sencillo, pero altamente eficaz. En consonancia con guiones sólidos y personales, Álvaro Ortiz cimentó una carrera de esas que no hay que perder de vista. En los últimos años, su estilo naif ha llegado a otros géneros con la misma solvencia con la que anteriormente se hizo un nombre con sus primeras obras. Como “El murciélago sale a por birras” y “Prdro y Maili”, auténticas joyas irreverentes de humor para adultos, donde la ficción superheróica se entrelazaba con la sátira política nacional de estos absurdos últimos años vividos en la península ibérica. Otro paso más es el que ha dado este año que acaba: “La pequeña genia y la partida de shatranj”, su primera incursión en el tebeo infantil de la mano de Astiberri en su colección Txikiberri.
El Shatranj es lo que se conoce como la antesala del ajedrez moderno, popularizado en Persia desde el siglo VI. Un juego en el que el sultán del cómic de Ortiz es muy aficionado, pero no encuentra rivales de entidad para poder echar una partida en condiciones. Además, cuenta con dos deseos que le otorgó un genio en su juventud y que aún no ha formulado. Su hija Amina le anima a que use uno de los deseos pendientes y convoque al genio, para que así por fin pueda jugar como desea al Shatranj con un rival de altura. A ello se ponen padre e hija y conjuran al genio que conoció el sultán en su juventud. Pero, en lugar del genio adulto…. aparece su hija, Ayu, la pequeña genia.
Bajo esta premisa de partida, Álvaro Ortiz despliega un relato que entronca con el sentido de la maravilla de los cuentos clásicos y lo mitológico, fácilmente reconocibles por cualquier adulto que se acerque a estas páginas y que concordará en la acertada sencillez con los que los presenta a la audiencia infantil a la que dirige el tebeo. Sencillez que reviste la habilidad de mostrar de forma sintética planteamiento y desarrollo del cómic, tanto en lo argumental como en lo plástico, logrando un resultado plagado de diversión, humor y desparpajo que hará las delicias de la chavalada.
Hay mérito en seguir esa estela de recursos y lugares comunes de los relatos infantiles y revestirlo de una acertada modernidad en cuanto a formas. Ortiz no solo se queda ahí, sino que dota estas páginas de su impronta personal. La evidente es ese personal trazo de su narrativa gráfica, tan sintética como resolutiva en su discurrir. Además de ello, se advierte la misma voz discursiva plagada de desparpajo y humor directo de algunos de sus anteriores trabajos. En este caso adaptada al público infantil al que se dirige “La pequeña genia”, pero con idéntica efectividad que en “El murciélago sale a por birras”.
Esa es la magia que aguarda en este tebeo, editado en rústica por Astiberri. Una magia que ya ha cosechado este mismo fin de semana el premio a la mejor obra de autoría aragonesa en los XII Premios del Cómic Aragonés del Salón del Cómic de Zaragoza. Un hechizo del que quedará encantado cualquier lector que se acerque a esta obra. Un magnetismo de divertida aventura naif, que demuestra que Álvaro Ortiz no es solo un autor con voz propia capaz de realizar obras serias y comedias irreverentes para adultos, sino que aborda cualquier género con la misma soltura, dejando su personal impronta.
Y colorín, colorado.
Damos fin a la reseña esperando que el cuento no haya acabado.
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