El golpe de estado contra la Segunda República Española desencadenó la Guerra Civil Española, dejó al gobierno democrático español en una soledad notable en el panorama internacional, con la excepción de la Unión Soviética y México. Los estados europeos adoptaron cobardemente una política de “neutralidad” mientras que los totalitarismos fascistas se declararon abiertamente a favor de la intentona rebelde, prestando toda clase de ayuda. Paradójicamente, años después muchos países que se declararon neutrales en nuestro conflicto ibérico tuvieron que combatir al fascismo en sus calles y ciudades.
Volviendo a la Guerra Civil, un hecho destacable fue el surgimiento de las Brigadas Internacionales, compuesta por voluntarios de multitud de naciones que se alistaron para defender la Segunda República. Ciudadanos de aquellas naciones que no querían “mojarse” en el “asunto interno español”, dispuestos a combatir y defender un estado legítimo cuando sus estados miraban para otro lado. Mayormente reclutados por el Partido Comunista de cada nación, la composición social de estos hombres y mujeres era tan variada (obreros, intelectuales, militares…) como su nacionalidad: alemanes, franceses, belgas, ingleses, irlandeses, escoceses, estadounidenses y otros muchos de distintas nacionalidades; todos ellos lucharon en el cainita conflicto español. Cabe destacar el sacrificio de estas gentes en una guerra ajena. Muchas de sus vidas serían merecedoras de contar y recordarse, para no olvidar que, incluso en momentos extremadamente horribles, hay personas dispuestas a sacrificarlo todo por combatir lo que consideran injusto. Y en situaciones tan al límite como pueda ser en una guerra abierta.
El tebeo que nos ocupamos hoy rememora desde una ficción lo que supuso para muchos brigadistas internacionales aquellos años bélicos. Nos referimos a “La Pitillera Húngara”, de Juanarete y Juanfer Briones, editado por GP Ediciones. Un cómic que, como digo, es una ficción bélica pero que hace de lo verosímil su principal baza para construir una historia que atrapa.
Con una gran dosis de documentación, Juanarete (“La Bondad y la Ira”, “Pepe Buenaventura Durruti” o “Frontera de Ordesa”) construye esta historia, en la que un brigadista tiene que volver, una vez acabada la Guerra Civil, a la España franquista en los primeros años de la década de los ´40 para rescatar a un compañero que quedó atrapado tras el conflicto. Una historia que Juanarete plantea y estructura con oficio, seduciendo al lector por lo bien medido de lo narrado.
En el apartado gráfico, Juanfer Briones (“Alerta Bécquer» o “Amantes: La Leyenda de Teruel”) apuntala esta aventura bélica para lograr el objetivo del guion propuesto. Briones posee un estilo propio labrado a base de años de trabajos notables, como los antes citados o su maravillosa “Saga Templaria”. En “La Pitillera Húngara” Briones despliega esa marca de fábrica propia ya inherente a su dibujo y narrativa gráfica, llevando el guion a través de encuadres y composiciones a los lugares que precisa. Unos lugares en los que el color utilizado refuerza el momento emocional de cada uno de los pasajes que recorre el relato.
Así se nos presenta este cómic: un relato de evasión y huida. Una azarosa aventura bélica en la tumultuosa Europa de los años ´30 y ´40 del siglo XX. De fondo subyace lo que implicó ser un brigadista internacional en aquella España rota por desigualdades y odios avivados. Lo que implicó ser diferente en épocas de totalitarismos asesinos. Eso es lo que nos espera en “La Pitillera Húngara”, editado por GP Ediciones en formato cartoné. Ábranla y dispónganse a disfrutar de una de esas lecturas que, además de entretener, dejan poso.
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