La memoria es la capacidad de recordar y también lo recordado: ese conjunto de imágenes de lo vivido que llevas, como una mochila contigo. En ocasiones, todo lo vivido puede transmitirse como legado, como enseñanza, para que nuevas generaciones conozcan ese pasado: Un pasado cada vez más lejano, pero próximo en la mente de quien lo vivió. Antes de que quede en el olvido conviene dar a conocer todo ese bagaje, para que quien lo reciba lo conozca, para que sepa la antesala del tiempo actual. Que le sirva para explicarse como se ha llegado al ahora. Todo eso se intuye en el tebeo que nos ocupa hoy: “Vallecas. Los años de barro” de Rodolfo Serrano y Román López-Cabrera.
Anida en “Vallecas” la voluntad de recuperar las historias populares de aquellos barrios nacidos como consecuencia del desarrollismo español. Denótese que utilizo el plural para tratar el argumento que nos espera en el cómic y eso tiene su razón de ser ya que Rodolfo Serrano nos muestra, a través de los siete capítulos que componen el tebeo, un fresco social de lo que fue esa época en la Palomeras Bajas germinal, antes de que urbanización y el saneamiento de aguas llegara a sus calles. Un retrato coral de un tiempo y un lugar determinado, pero extrapolable a todas luces a cualquier urbe española que crecía al paso del desarrollismo durante la dictadura española en la segunda mitad del siglo XX.
Para ello Rodolfo Serrano – poeta, escritor y periodista – ha contado con un socio más que acertado en lo artístico: Román López-Cabrera, uno de los dibujantes nacionales que más ha crecido como autor completo en los últimos años (“Miguel Hernández. Piedra Viva” o “Memoria de una Guitarra” son muestras de ello.) Un autor ya todo terreno que puede salir airoso con su arte y narrativa gráfica de cualquier temática y género. En este caso, lo vuelve a lograr, dando la sensación de mostrar una perfecta sincronía con el guion de Serrano.
Conforme comenzamos estas páginas nos sumergimos en aquel tiempo cuando lo urbanizable era una quimera por desarrollar aún en Palomeras, donde comenzó a surgir el asociacionismo vecinal. Años de miseria y represión para esas barriadas recién nacidas al calor de la demanda de mano de obra que se requería en las grandes ciudades, pero también época que germinan la identidad y sentido de pertenencia a barrios que forjan su esencia en su capacidad de superación a base de esperanza.
Todo ello queda implícito en estos páginas : literarias pinceladas costumbristas que devuelven ese país, que no es tan lejano como pueda parecer y que conviene no olvidar. Viñetas donde López-Cabrera secuencia como un relojero el ritmo que precisa lo contado, que si bien es una síntesis de muchas de las situaciones vividas en Vallecas entre 1958 y 1968 y bien pudieran poseer licencias que acentuaran el ritmo de la trama, tienen esa verdad literaria de estar a pie de calle, de transmitir la veracidad de lo narrado. Se sienten como el pie en el barro en la barriada, a humedad en la lluvia, a oscuridad cuando no hay red eléctrica, a sudor veraniego y a frio invernal. En definitiva, historias que huelen a la veracidad de quien lo ha vivido y lo cuenta.
“Vallecas. Los años de Barro” se erige como un legado que se transmite de forma oral, una enseñanza que difícilmente se encuentra en la oficialidad pero que no debe de ser olvidada. Todo ello, a base de siete retratos que evocan aquel tiempo, es lo que engloba esta obra editada por Hoy Es Siempre Ediciones, editorial a cargo de Ismael Serrano, en un cuidado formato europeo, que hacen justicia a lo que contienen estas 84 páginas. Un tebeo que por cierto ya va por una segunda edición en apenas seis meses de ver la luz. Ese es el mejor ejemplo de que la memoria no solo ha de conservarse, sino que interesa a los lectores de cualquier edad o condición. Sobre todo, si está bien contada tanto literaria como gráficamente. Como lo que nos espera en este legado de memoria plasmado en viñetas.
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