
En esto de los tebeos bélicos, abrir uno que firme Antonio Gil siempre es garantía de encontrarte con un buen trabajo de género. Sus obras, en solitario o en compañía, suelen ser ejercicios de buena documentación que aportan “verdad” a lo que cuenta. Sin abusar de detalles pero plasmando todo lo esencial para que quien lo lea descubra el ambiente y sensaciones de lo que acaece en las viñetas.
Ejemplos de ello hay de sobra: “Hans-Joachim Marseille “La Estrella de África”, “El Flautista de Arnhem”, “1941: Vóljov” o, entre otros, el sobresaliente “1921: El Rif” son pruebas del talento de un autor para recrear con fidelidad gráfica hechos bélicos reales. Sin perder nunca la perspectiva de que se está contando un relato, entreteniendo al personal a la vez que lo sumerge en lo que nos cuenta en páginas efectivas, siempre al servicio de la historia.

A esos títulos hay que sumarle ahora “Richard Hasley Best«, recién editado en castellano por Cartem en su colección “Historias de la Guerra”. Una cabecera donde se recuperan hechos quizá no muy conocidos, pero si relevantes dentro de las muchas guerras que han asolado y asolan nuestro planeta.
En esta ocasión, el tebeo centra su atención en Richard Hasley Best, (Bayonne, New Jersey, 24 de marzo de 1910 – Santa Mónica, 1 de noviembre de 2001): El piloto norteamericano que entró en la leyenda de la Segunda Guerra Mundial, cuando su papel resultó esencial en la batalla librada en el Pacífico.

Fue el primero en derribar un portaaviones en los días posteriores al ataque de Pearl Harbor. Esas jornadas son las que nos muestra Antonio Gil en el cómic, capturando tanto la inmensidad del océano y el aire como la épica de esas batallas. Unas que resultaron decisivas para el rumbo de la guerra en ese frente.
Un frente aéreo, en medio del océano, que Antonio Gil captura con majestuosidad y espectacularidad. Dando la adrenalina que precisa cada combate aéreo, dibujando aviones que literalmente “vuelan” en las páginas de la batalla, con la sensación de que se oye cada proyectil y explosión. Hecho meritorio, pues representar batallas aéreas con adrenalina no es fácil. Y Antonio lo consigue, aportando detalles sin renunciar nunca a que cada escena sea dinámica, elemento fundamental cuando se representan batallas aéreas. Prueba de ello es que aquí nos mete de lleno en la batalla de Midway.

Editado por Cartem en formato álbum europeo, las 56 páginas del cómic,suponen un efectivo vuelo aéreo lleno de adrenalina y épica. Uno que cuando la historia aterriza, queda como extra un estupendo dosier a cargo del historiador Carlos Lázaro Ávila que aportando un riguroso contexto al cómic. Así que, si se tiene querencia por los buenos tebeos bélicos, en especial por los que se desarrollan y crecen por los aires, súbanse a “Richard Hasley Best”.
