“El complot de la pólvora y la confabulación.
No existe el motivo para el olvido
de la pólvora y la traición”

A comienzos de los años 80, Alan Moore y David Lloyd estaban preparando el encargo propuesto por la extinta revista “Warrior”. Lloyd había recibido la llamada para hacer una serie que se incluyera en el magacín, y éste se había puesto en contacto con Moore para llevarlo a cabo. Las indicaciones iniciales del encargo era una serie de ambiente pulp, en la que Lloyd, harto ya de acercarse a la biblioteca próxima a su domicilio para buscar documentación histórica, había pedido al guionista que la ambientación del proyecto fuera en el futuro. Los primeros esbozos apuntaban a un vigilante nocturno y una trama que surgiría de él. No obstante seguía sin madurarse la idea, no avanzaba. El primer diseño del personaje, muy cerca de los cánones superheroicos, no lograba iniciar el camino de un sólido relato. Hasta que, un día, Lloyd partió de cero y diseñó de nuevo al que seria el personaje central. En este caso, la inspiración vino de Guy Fawkes, el personaje histórico relacionado con “la conspiración de la pólvora”, y que forma parte de la cultura británica al ser el personaje con el que se celebra “la noche de Guy Fawkes” en la que se quema una figura que lo representa mientras se lanzan fuegos artificiales.

Guy Fawkes (York, 13 de abril de 1570 – Londres, 31 de enero de 1606) fue el conspirador católico que, junto a otros, llevó a cabo la fallida conspiración para asesinar al rey protestante Jacobo I, intentando volar por los aires el parlamento británico en el Palacio de Westminster. Un complot frustrado a raíz de una traición en forma de carta anónima, que permitió apresar a Fawkes, que estaba custodiando la pólvora en el sótano debajo de la cámara de los lores aquella madrugada del 5 de noviembre de 1605.

El potente diseño de Lloyd, y el peso histórico de la máscara de Fawkes fue la chispa que prendió la creatividad. Había nacido uno de los clásicos del tebeo en habla inglesa: “V de Vendetta”; y en este caso Westminster si iba saltar por los aires en las viñetas del cómic.

“ Please allow me to introduce myself
I’m a man of wealth and taste”

Así comenzó la andadura de “V” en Warrior en 1982, serializándose el relato y ocupando la portada en varias ocasiones. “V”, que nunca revelaría su rostro ni identidad en la historia, comenzaba a forjarse como el protagonista de la serie más potente de la revista. Pues la propuesta de Moore y Lloyd iba más allá de un mero relato escapista: ambientada en un futuro distópico, el Londres de 1997, permitía retratar el Reino Unido como un estado totalitario y fascista que se había erigido tras una hipotética guerra nuclear en la que la Europa continental y África habían sido devastadas.

“Inglaterra prevalece” era el lema de un estado opresor, en la que la cultura estaba prohibida y los ciudadanos estaban vigilados en todo momentos a través de cámaras de seguridad controladas por “el ojo”, uno de los servicios de policía de ese estado. Intuyéndose que el pueblo que soportaba esa tiranía era una masa uniforme de ciudadanos reprimidos, pues ya a lo largo del relato se muestran las diferentes “purgas” y limpiezas ideológicas y étnicas que lleva a cabo ese estado fascista. Pero algo iba a cambiar: la irrupción de V, que vuela por los aires ese 5 de noviembre de 1997 Westminster.

Ese atentado marca el inicio de la trama. A partir de ahí comienza la “vendetta”, la destrucción del totalitarismo que oprime Inglaterra. “V” va a por miembros destacados del establishment estatal mientras ilustra a Evey Hammond, una joven que rescata de ser agredida por la policía británica. Comienza de este modo una senda de aprendizaje para Evey, un camino duro y áspero, pero esclarecedor, sobre todo para mostrar el dolor que ha sufrido el pueblo inglés, personificado en “V” al que nunca vemos la cara. Pues este personaje es mucho más que un hombre, como bien dejan claro Moore y Lloyd a lo largo de la historia.

Más allá de la trama de intriga, en “V de Vendetta” subyacen discursos en contra de la opresión totalitaria fascista. Esos que anteponen conceptos abstractos como “patria” por encima de los ciudadanos que viven en el país. V se encarga de derrocar ese régimen con métodos expeditivos, asesinando a varias figuras poderosas del establishment, que van desde la política, la ciencia, la policía o la religión; exterminando de este modo la corrupción totalitaria de ese régimen, descabezándolo para poder iniciar la revolución. Esos actos terroristas están mostrados en la historia de forma explícita, sin un juicio explícito de valor sobre los actos en sí. Hecho que hace más potente cada paso que da por V y deja al lector la valoración moral de esos actos que lleva a cabo en su vendetta libertaria.

Pero no solo el fascismo aparece en el cómic, el anarquismo también esta presente. En sus dos acepciones: la de destrucción del orden establecido y la de oportunidad de empoderamiento del ciudadano. También corresponde al lector, otra genialidad de la obra, tomar posición en el sentido que quiere dotar a este término.

Dividida formalmente en tres partes (“Europa tras el reinado”, “Este despiadado cabaret” y El país de haz lo que quieras”), Moore y Lloyd asumen de forma certera el esquema de “planteamiento, nudo y desenlace” a lo largo de la obra. Si en “Europa tras el reinado” nos muestran ese mundo oprimido y nos presentan a V y a Evey, en “Este despiadado Cabaret” ahondan en el certero dramatis personae que puebla la obra, mientras la trama avanza a paso firme, haciéndose más interesante a cada capitulo que pasa. Queda para el final el acertado desenlace de “El país de haz lo que quieras”: donde la resolución de la trama culmina esta obra ya atemporal, impermeable al paso del tiempo.

“V de Vendetta” es, a día de hoy, uno de los clásicos del cómic de finales del siglo XX. Un clásico que pudo haber quedado inconcluso, al cerrar “Warrior” en 1985 y dejar la serie a medias. Años después, cuando Moore ya llevaba tiempo colaborando con DC comics y sus trabajos con “Watchmen” y “La Cosa del Pantano” ya eran celebrados por todo el mundo, tuvo la oportunidad de retomar a “V”. Y así lo hizo junto a David Lloyd, que retomaron la serie, publicando en el sello de la “Distinguida competencia” lo ya editado en Warrior y continuando la serie hasta finalizarla por todo lo alto. Para la publicación en Estados Unidos, el material de Warrior (que era en blanco y negro) se coloreó, así como el resto del relato que se llevó a cabo directamente en DC. Tarea de la que se encargaron el propio Lloyd, Steve Whitaker y Siobhan Dodds.

Tras la publicación de la serie, no ha dejado de estar presente en las librerías en ningún momento en su formato compilado. En España, primero fue Zinco, que la editó en grapa, para posteriormente verse compilada en sucesivas ediciones por Norma, Planeta cómic y ECC, que sigue manteniendo este título disponible para nuevos lectores que se quieran acercar a él, en una oferta en la que ha publicado la obra en diferentes formatos, desde el económico «pocket«, el formato estándar y, para ,los más sibaritas cuidadas ediciones deluxe a color y en blanco y negro. Todo un lujo poder disponer el público de una oferta tan variada para elegir.

Tal es la fuerza y la vigencia que despliega este cómic, que como bien indicó Lloyd en el prólogo de la edición deluxe, “no es una historia en la que haya personajes alegres y desenfadados. Y está hecha para gente que no quita las noticias”. Tras el duro y áspero camino que relata esta intriga, se esconde una trama que deja poso y aspectos para la reflexión. Todo ello entre la “V” y el número 5, con acertados juegos de palabra y una abundante utilización de símbolos de la cultura popular, Moore y Lloyd construyen uno de los clásicos del noveno arte. De los que no pierden ni un ápice de su fuerza por mucho que el tiempo pase. De los que han logrado que, cada cinco de noviembre, el sentido de la efeméride haya virado de una vetusta celebración monárquica tradicional hacia un saludable viento libertario que nunca viene mal sentir de vez en cuando para reflexionar. Tal es el poder que ha desplegado desde las viñetas “V de Vendetta”.