“Creo que si hay algo que atrae a la gente a La Cosa del Pantano es que Steve Bissette, John Totleben y yo mismo hemos añadido una gran dosis de profundidad emocional y realismo en las historias que afecta al público de alguna forma. Al menos eso esperamos conseguir. Nos gusta pensar que quien termina de leer un episodio de La Cosa del Pantano siente algo sobre ello, en vez de creer que ha perdido cinco o diez minutos” (Declaraciones de Alan Moore a Amazing Heroes en 1985, traducidas al castellano por Sergio Pradera para el número 1 del segundo volumen de La Cosa del Pantano de Ediciones Zinco, 1988).
Así es como se expresaba en 1985 Alan Moore con respecto a la etapa que estaba desarrollando en la serie de la Cosa del Pantano en DC Comics. Desde el número 20 hasta el 64 – con la excepción del número 62, del que asumiría el guion Rick Veitch –, e incluyendo el anual #2, el guionista más laureado de Northampton se haría cargo de esta cabecera marcando un antes y un después tanto en el personaje como en la forma de escribir cómics en Estados Unidos en las publicaciones “mainstream” que buscaban un público adulto. Para ello estuvo acompañado por el arte de Steve Bissette, John Totleben, Shawn McManus, Alfredo Alcalá y Rick Veitch, entre otros. Se le une el excelente color de Tatjana Wood, que se aprecia más en las ediciones antiguas, pues era un color pensado para el papel utilizado en ese tipo de ediciones. Un periodo de 4 años en la colección que quizá supuso la antesala del futuro sello Vertigo, pues no era otra que Karen Berger la editora desde la entrega 24.
No es anecdótico que se trate de la única etapa de este personaje que DC Comics reedita sistemáticamente. En España ECC inicia el presente año la reedición de la obra al completo en tres tomos en cartoné en su línea de ediciones Deluxe. Son cómics que siempre han de estar en las estanterías para cautivar a nuevos lectores.
Swamp Thing o, como cariñosamente lo llaman sus fans, Swampy, nació en las páginas de House of Secrets #92 de Junio/Julio de 1971 de la mano de Lein Wein y Bernie Wrightson. Creación coetánea a la de Man-Thing de Gerry Conway y Gray Morrow para Marvel, cuya primera aparición fue en el Savage Tales #1 de mayo de 1971, ambas creaciones tenían su influencia en un olvidado personaje de la Golden Age de los cómics: The Heap, creado por Harry Stein y Mort Leav cuya primera aparición fue en el Air Fighters Comics #3 de diciembre de 1942 en Hillman Periodicals, Inc., la editorial donde por cierto también nació Airboy y que, cuando Eclipse recuperó en los 80 a Airboy, también hizo lo propio con The Heap.
Hasta aquella llamada telefónica de Len Wein a Moore para que se hiciera cargo de la serie, la cabecera ya llevaba un segundo volumen. La serie de los años 70 contó con 24 entregas cuyos primeros diez números fueron firmados por Len Wein y Bernie Wrighston. En 1982, a raíz de del estreno de la película de Wes Craven, nace “The Saga of Swamp Thing”. Con Martin Pasko al guion y Tom Yeates al dibujo, las historias de La Cosa del Pantano tienen más puntos en común con los cómics tradicionales de superhéroes, y aunque sigan apareciendo monstruos en sus páginas, el tono general se aleja de la huella que dejaron Wein y Wrightson, quedándose en relatos de aventuras.
Eso es lo que se encontró Alan Moore cuando asumió el control argumental de la serie, además de unas ventas discretas. ¿Y qué es lo primero que hizo? Pues ponerlo todo patas arriba: Primero cierra todos los hilos argumentales posibles de la anterior etapa en “Cabos Sueltos” para, a continuación, empezar a redefinir tanto la serie como el concepto del personaje en la celebrada “Lección de Anatomía” donde se descubre que La Cosa del Pantano es una planta, un ser vegetal con la esencia y recuerdos de un hombre y no un hombre transformado en una criatura. Lo que se conoce como un «Elemental», un ser creado por la naturaleza a partir de una persona que sufra una muerte trágica en un pantano. La criatura, que pensaba que era Alec Holland hasta el momento, toma conciencia de que no es quien cree ser y tras un periodo de depresión y adaptación, asume plenamente su rol en el siniestro número 28, “El Entierro”, donde la criatura busca y entierra los restos del Holland.
Estamos en un camino hacia el autoconocimiento del personaje principal que lo llevará hasta el número 50 de la cabecera. En ese periodo Moore va a combinar desde referencias a lo que se conoce como cultura popular – como el título de la entrega 23 “Another Green World”, inspirado en el álbum del músico Brian Eno del mismo título – y a lo que se entiende como alta cultura – la referencia al cuadro de Goya “El sueño de la razón produce monstuos” en el número 25- y todo ello con una voluntad de integrar a Swampy en el universo DC de forma explícita: la Liga de la Justicia, Etrigan, Deadman, El Espectro, El Fantasma Errante, Batman o Adam Strange , por citar algunos, aparecen en las páginas de la serie en diferentes momentos de forma natural sin que se vea alterado el tono de la serie en ningún momento, quedando esos encuentros muy orgánicos.
Durante la evolución del personaje, Moore profundizará en su caracterización y en la de los secundarios que le acompañan. Recurso útil, ya que definen al ser del pantano por contraste y oposición al interaccionar con él. Y mientras el personaje va ganando profundidad en cuanto a caracterización, la trama lo enfrentará a horrores varios que le harán desde conocer el amor y experimentarlo – el número 34 “Ritos de Primavera” es otra de las cimas de la serie tanto por lo fantástico como por lo emocional y lisérgico que supone el argumento planteado – hasta elevarse como ser en el conocimiento propio y de su entorno.
A lo largo de las diversas historias de horrores varios a que se enfrenta el personaje, incluida la recordada saga “American Gothic”, Moore va introduciendo cuestiones ecológicas e incluso metafísicas o filosóficas. Por sus páginas aparecerán temas como los residuos nucleares, el concepto “natural” del bien y el mal, el racismo, la situación de la mujer en la sociedad. A la par, personajes o monstruos de la etapa anterior serán perfectamente integrados en esta etapa, al igual que el cruce con “Crisis en Tierras Infinitas”. Además, es en “American Gothic” donde Moore creará a uno de los personajes más celebrados del sello Vertigo: John Constantine, que es quien le enseñará a la Cosa del Pantano el camino hacia su autoconocimiento. A destacar otro de los números clave de la colección, el 47, “El Parlamento de los Árboles” donde Swampy se encontrará con sus iguales que le precedieron, momento que el guionista va a aprovechar para incluir una referencia homenaje tanto a “The Heap” como al primer relato de la Cosa del Pantano realizado por Wein y Wrightson.
Y como en los mitos clásicos, a partir del número 50 descubrimos al héroe que hace uso de todo su potencial y poder para, a continuación, enfrentarse a un exilio, cual Ulises intentando volver a su hogar para estar junto a su Penélope: Abigail Cable. Y esta Odisea, que será espacial, nos llevará por capítulos estremecedores como el duelo de su amada en los números 54 y 55; o el encuentro que tiene La Cosa del Pantano en la entrega 60 con una forma de vida alienígena nada convencional. Todo un viaje que llevará a nuestro héroe a su Ítaca de la ciénaga.
Tras la lectura de toda esta etapa, el lector no solo sentirá algo sobre ello, como decía Moore en 1985, sino que es posible que encuentre suficientes elementos de reflexión y análisis a múltiples niveles. Sirva de ejemplo el primer programa de la segunda temporada de Heraldos de Galactus, donde analizamos esta obra. Un relato con más de 30 años que no ha perdido nada de su inquietante y rica fuerza, tanto conceptual como literaria. Un clásico que aún estremece cuando vuelves a adentrarte en él. Conseguir esta riqueza argumental y contextual es un objetivo que solo pueden lograr genios literarios como el que firmó la etapa más recordada de la Cosa del Pantano: Alan Moore.