«¿Donde estabas tu cuando vino el gran apagón?«
Se hizo esperar, pandemia por medio. La anunciada miniserie “Dark Ages”, aquí traducida como “La Edad Oscura” vio alterada su planificación en los States por el evidente “pause” que lo replanteó todo. Finalmente Marvel comics la editó el pasado 1 de septiembre con la tradicional fecha de portada de dos meses posteriores, es decir noviembre. El comienzo del año 2022 nos ha traído la edición española de esta serie obra de Tom Taylor, Iban Coello y Brian Reber, siendo quizá de las grapas en castellano de «la casa de las Ideas» que más expectación ha despertado. Ahora bien, ¿éstas se han colmado?
Iremos por partes para razonar nuestro análisis. El equipo a cargo de la serie es a priori más que solvente para ofrecer garantías de un nivel de calidad notable para lo que nos espera en este episodio. Si bien lo que nos propone argumentalmente Taylor ni sorprende ni emociona por el momento. Taylor es un guionista con un marcado reconocimiento por sus relatos de universos superheróicos distópicos y apocalípticos. Ahí está la celebrada “Injustice: God Among Us” y, en menor medida, “Dceased” (“DCsos” en castellano) para la «Distinguida Competencia«. Es un especialista para que “le dejen los juguetes” de la editorial y los lleve a extremos apocalípticos, planteando situaciones límite que se le da muy bien de relatar. En este caso, en La Casa de las Ideas le dejaron los juguetes más queridos de la editorial para intentar hacer algo similar a lo que hizo en DC Comics. Y digo más queridos porque Taylor ha podido diseñar su apocalipsis marvelita con toda libertad, utilizando como protagonista principal a nuestro entrañable amigo y vecino Spider-man.
La cuestión es que ya, por reiterativo, el concepto ya está manido y demasiado sobrexplotado en estos últimos años: Ya no sorprende ese planteamiento por el abuso del mismo. Hecho que elimina el factor que sorprenda al aficionado. Dicho esto, el tebeo se nos presenta como una suerte de “what if”, donde Taylor ha elegido la versión de cada héroe que ha estimado oportuna (evitaremos ser más claros para evitar spoilers) y nos ofrece el apocalipsis tecnológico del Universo Marvel. En esta grapa es lo que sucede: nos narra el día del shock, el día que todo se fue al traste, el día en definitiva que va a dejar huella en los supervivientes de lo que va a asolar al planeta tierra.
Como se puede comprobar, no hay nada nuevo bajo el sol. Sensación que se ve acrecentada por un argumento muy esperable y a ratos plano, que no levanta pasión ni expectación (y eso que estamos asistiendo a un apocalipsis en toda regla). Demasiados lugares comunes y demasiados recursos de manual no ayudan a que el tono de la historia levante el vuelo. Da la sensación de un trabajo de piloto automático en lo argumental.
Ante ello, quien se nos antoja el verdadero héroe de esta empresa es Iban Coello (“Veneno” “Spider-man” y «Masacre«), que consigue que el tebeo levante el vuelo a través de excelentes páginas que sacan autentico jugo de un guion pobre a nuestro juicio. Así, mediante encuadres y acertados dibujos Coello logra salvar del naufragio esta primera entrega. Que como digo no atrapa en lo argumental pero que seduce en lo gráfico por el oficio que desprende el arte de Coello.
De ahí el título de la presente reseña, porque las expectativas de este nuevo “apocalipsis” en seis actos (o grapas) no se han visto colmadas en la primera entrega. Dicho lo cual esperemos que el guion de Taylor tome cuerpo en los siguientes números y nos de algo más que lo esperable. Que se aleje de ese tono rutinario que parece planear por el momento. Por suerte, la garantía de salvar los muebles es Iban Coello, que con su excelente estado de forma artístico ha levantado un guion tan predecible como el de la primera entrega de esta “Edad Oscura”. A partir de aquí, esperemos que los momentos de brillantez argumental aparezcan a partir del segundo número. Quizá lo mejor esté por llegar… confiemos en ello.