Aún perdura en los Países Bajos el uso de su figura para asustar a los niños, como si de un demonio con gorguera se tratara. Nos referimos a Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III Duque de Alba (Piedrahíta, 29 de octubre de 1507 – Tomar, 11 de diciembre de 1582). Llamado el “Gran Duque de Alba” en la península ibérica, mientras que el la Holanda liberada tras la guerra de los Ochenta Años se le tildó de villano cruel. Es una de las figuras más utilizadas para avivar la leyenda negra del imperio español.
¿Héroe o villano? Lo cierto es que lo que Fernando Álvarez de Toledo fue un militar de su época, como bien indica el autor del cómic que tratamos hoy: Antonio Gil. El cual, tras especializarse en el género bélico del siglo XX (“El Flautista de Arnhem”, “1941: Vóljov” o “1921: El Rif”) da un salto en el tiempo con esta obra editada por Cascaborra Ediciones: “Flandes. 1566- 1573: Rebelión y Orden”.
Gil nos propone en su nuevo cómic viajar hasta el comienzo de la rebelión de las provincias de los Países Bajos contra Felipe II en 1566. Una rebelión que motivó al monarca español a encomendar a uno de sus mejores generales la misión de controlar la insurrección. Culto, católico y de orden, Fernando aceptó el encargo y partió junto a los Tercios españoles, por el famoso “Camino Español”, hacia su destino.
Bajo esta premisa comienza este álbum, donde Antonio Gil vuelve a demostrar un gran ejercicio de documentación para acercarnos la Historia al noveno arte. Utilizando una hábil combinación de hechos y personajes históricos con otros ficticios, todos al servicio un relato ágil donde las intrigas políticas reales confluyen con el día a día de los militares que nos presentan. Militares de diferentes rangos, que nos sirven para ilustrar mejor como se vivió el camino y llegada hasta Bruselas y como tomó las riendas del poder el Duque de Alba en esas provincias.
Más adelante llegarían la subida de los impuestos y la represión del Tribunal de Tumultos del Duque de Alba. En el cómic que tratamos hoy estamos en la antesala, justo hasta el momento de la creación del Tribunal. De ello se sirve a Gil para crear sobre todo un nítido contexto histórico y político de ese momento y lugar, Un acierto sin duda, pues es ahí donde se asientan los personajes de esta historia y donde radica el principal punto fuerte del tebeo. A partir de ahí todo fluye y la atención del lector ya está dirigida a disfrutar de lo que nos esperan en estas páginas, que condensan y sintetizan el germen y origen de la leyenda negra española en los Países Bajos.
Todo ello realizado con un sentido bastante neutro, dicho sea de paso, pues Gil en su relato ni toma partido ni “hace prisioneros”. Se limita a pintarnos “el paisaje” que había en ese momento, con sus luces y sus sombras. Y eso sin duda hace de esta obra algo mucho más rico y lucido. En definitiva, un tebeo maduro que invita a leer más sobre el tema, ya sea en su inminente continuación “Orden y Castigo” o a sumergirse en ese periodo de la Historia con otras fuentes. Y que “Flandes 1566-153. Rebelión y Orden” consiga eso es un noble mérito y demuestra que el objetivo que tiene la colección “Historia de España en Viñetas” con este volumen está más que cumplido: acercar la Historia de forma atrayente y pedagógica al público en general.