“En los albores había inocencia y maldad, eso no ha cambiado….”
En lo más profundo del Bosque Perdido habita Nalōn, un fornido guerrero que abandonó su tribu en pos de un objetivo mayor. Apartado de su civilización, en pleno exilio autoimpuesto, Nalōn vive en comunión con la naturaleza, mimetizado con el entorno y aprendiendo ritos ancentrales. Pero en su tribu lo reclaman. Es hora de volver a casa, aunque él no quiera…
Desde lo más antiguo que se atisba a conocer, el mundo siempre estuvo poblado por la inocencia y la maldad… Corrientes de comportamiento que se mantenían en equilibrio gracias a los Señores de Medianoche, encargados de garantizar el orden y sentido de las cosas, utilizando para ello las habilidades que fueran necesarias, incluidas las mágicas y sobrenaturales. Así se ha regido el equilibrio del mundo de Nalōn, que podemos conocer en “Cuhillos Negros”, el primer volumen de la saga de espada y brujería obra de Isarel Álvarez editado por The Rocketman Project.
“Cuchillos Negros” es el comienzo de la saga del mismo título, que en la actualidad ya cuenta con dos volúmenes en el mercado más un one-shot. Publicado originalmente en 2017, en este primer volumen nos encontramos con el origen de la saga. Un comienzo que nos presenta al misterioso personaje principal, a la vez que es reclamado por su tribu. En esta primera incursión en el bosque perdido seremos testigos también de la clase de seres fantásticos que habitan en él.
Bajo esta premisa, heredera del género de espada y brujería, Israel Álvarez nos presenta un relato que plantea más preguntas que respuestas en su primera entrega. Preguntas que aumentan el interés del lector en Nalōn, el bosque y las criaturas que moran en él. Con reminiscencias del “pulp”, la historia va germinando poco a poco mientras el bosque nos atrapa. Ese bosque con el que Nalōn se mimetiza, aprende y sobrevive. Ese bosque donde le queda áun algo que hacer…
Lo mágico y lo épico se dan la mano en este tebeo, donde lo gráfico singulariza la obra. Pues a todo ese influjo “pulp” que reviste cuchillos negros, el nítido trazo que le otorga el arte de Israel Álvarez le da un halo de atracción plástica y visual. Así como las composiciones de páginas, ideales para el ritmo que precisa esta historia. Elementos muy importantes en el resultado final, pues estamos ante unas páginas que no abusan acertadamente en ningún momento de texto, dando con ello la cadencia y tono preciso para que el relato funcione plenamente.
Así se conforma “Cuchillos Negros” en las 98 páginas editadas por The Rocketman Project en su primer volumen: El inicio de una historia que aúna la tradición del género y la frescura de su propuesta gráfica. Un viaje, en definitiva, al Bosque Perdido que habita Nalōn, que deja con ganas de volver a recorrerlo, de conocer más, de saber los porqués y lo que ocurra con estos personajes. En definitiva, todo eso es señal de que el comienzo de esta saga tiene los suficientes elementos como para mantener el interés del lector y resistir el paso del tiempo, como el saber ancestral de los Señores de Medianoche.