En Pontain L’Ecluse parece que la normalidad se ha instaurado entre ocupantes y ocupados. Es 1941 y, por el momento, los Estados Unidos aún no han entrado en guerra. A punto está de romperse la alianza entre el III Reich y la U.R.S.S. A punto está el momento en el que los dos gigantes despierten y se alíen con el resto de países que combaten el nazismo. Un hecho que cambiará el destino de esa Europa devorada por la locura fascista. Mientras tanto, François, Eusèbe y Lisa siguen manteniendo sus acciones de resistencia en su pequeño pueblo. Ya saben que ya no es un juego. Nunca lo fue. Y ya han pagado el precio. Esta es la premisa donde parten Vincent Dugomier y Benoît Ers, retomando su serie en “Los Niños de la Resistencia 3: los dos gigantes” (“Les Enfants de la Résistance 3: Les Deux géants”).
Ya forman parte de una clandestina red de resistencia y sabotaje contra el invasor. Como si fuera un juego furtivo y urgente, aun a sabiendas del riesgo que implica. No hacer nada es peor, es dejarse llevar por la derrota. Eso es algo que Vincent Dugomier muestra, tanto de forma implícita como explícita en este volumen. Una entrega que servirá tanto para profundizar en el contexto histórico en el que ocurren los hechos que se muestran en este volumen. Para mostrar, entre otros, a aquellos franceses que fueron incondicionales del régimen colaboracionista de Petain, que aplaudían incluso la propaganda oficialista que pedía cobre para crear sulfatos para los campos franceses, cuando en realidad era un expolio encubierto de este mineral llevado a cabo por el invasor para así obtener materia prima para abastecer el frente contra los soviéticos.
Seremos testigos, desde los ojos de los niños, de la propaganda oficial para reclutar voluntarios bajo la excusa de luchar “contra el comunismo”. Ello servirá para que François comience a interesarse en la política y saber que significan esos términos que parecen el mal encarnado para los nazis. Mientras tanto, un contacto decisivo se materializará y será decisivo para que nuestros jóvenes héroes tengan un papel más activo en el combate silencioso que supuso la resistencia.
El 7 de diciembre de 1941 estará a punto de llegar. El día que, tras el ataque japonés a Pearl Harbor, Estados Unidos despertó. Hasta entonces, la lucha continua de forma silenciosa y sutil. Aunque haya represalias y bajas. Aún bajo el yugo, a veces se escucha “La Marseillaise” cantando por los ciudadanos invadidos. Aunque esté prohibido, se entona. En contra de la opresión que les atenaza. Esa es la Francia subterránea que se mantiene en esos días de 1941 y que Dugomier muestra también en este volumen.
Así discurre este volumen, que puede parecer a priori de transición pero realmente aporta mucho contexto histórico y fortalece el desarrollo de los personajes que lo viven. Un volumen que sin duda aporta esos cimientos de solidez que posee esta saga. El otro artífice de esta serie, Benoît Ers, sigue construyendo con su arte páginas en la mejor tradición plástica de la Bande Dessinée. Frescas en resolución y que capturan aquella época a cada viñeta.
Editado en el mercado franco belga en 2017 por Éditions du Lombard, es Editorial Base quien se encarga de traer este volumen a este lado de los pirineos con dos ediciones en castellano y catalán. 56 páginas en formato álbum europeo que ofrecen de forma amena y certera un trozo de historia, de algo que por lejano que parezca no pasó hace mucho tiempo. Menos de cien años nos separan de aquel horror y conviene que haya material disponible para no olvidarlo. Material que sea didáctico y dirigido a todos los públicos. Como “Los niños de la guerra”, un verdadero y estimulante antídoto contra esa ignorancia que sirve a los fanatismos totalitarios para expandirse.