Muchas no se enseñan en sociedad y se niegan en público. Pueden pasar desapercibidas pero pueden afectar tanto al sujeto que las padece como a su entorno. Son las adicciones. Algo inherente al ser humano. En función del momento histórico y cultural muchas han recibido la aceptación social, otras se han considerado vicios privados que mejor conviene no airear. En todo caso, como nos muestra el tebeo que trataremos hoy “… una adición, por leve que sea, puede cambiar tu vida para siempre. Especialmente cuando pierdes el control sobre ella.”
La ludopatía, la cleptomanía, la drogadicción, el trastorno compulsivo sexual, la mitomanía (entendida como tendencia compulsiva a mentir), la nomofobia o la adicción al trabajo, neurosis hijas del siglo XX en mayor medida, se encuentran en “Adicción”, la obra de Josep Busquet, Pedro J. Colombo y Aintzane Landa editada en castellano por Grafito Editorial. Un cruce de caminos y vidas desesperadas en un relato coral donde presenciaremos las vivencias de estos «yonkis» y lo que provocan sus dependencias.
Vidas cruzadas (tanto en el sentido de intersección como en el de “una cosa que se tuerce”) se dan en las viñetas de este tebeo, donde Josep Busquet (“Manticore”, “La Revolución de los Pinceles” o “El Rey de la Carretera”) plantea un relato ágil más centrado en los actos y consecuencias de estos comportamientos que en explicar su origen. Con un ritmo endiablado, seremos testigos de hasta dónde puede llegar cada uno de los protagonistas en sus “carreras hacia ninguna parte” por la patología obsesiva que padecen. Con pocos elementos y situaciones quedan retratados estos estereotipos de comportamientos enfermizos. Y en un arte como el de las viñetas la capacidad de síntesis es primordial para que el relato no baje ni en intensidad ni ritmo.
A ello ayuda el dibujo de Pedro J. Colombo (“El Fotógrafo de Mauthausen”, “Trois . . . et l’ange” o “En segundo plano”) que con un trazo sencillo y efectivo consigue dotar de una personalidad gráfica a cada uno de los personajes de este tebeo implacable con lo que cuenta. Además, la disposición de viñetas acentúa el ritmo de la narración. Sirva de ejemplo muchas viñetas sin texto que pueblan el tebeo, que cumplen a la perfección el propósito de la trama a desarrollar. Sin duda, los colores de Aintzane Landa (“La peur Geante”, “El Fotógrafo de Mauthausen” o “The Legend of Khaz”) potencian el efecto en la lectura, quizá en opciones cromáticas y efectos de luz que pueden parecer sencillas en un primer vistazo, pero que tras una lectura atenta se demuestran efectivas y se convierten en una seña de identidad más del tebeo.
Publicado originalmente en 2017 en Francia por Akileos Editions, el buen olfato editorial de Grafito ha sido el responsable de que esta obra vea la luz en castellano, en una edición en formato rústica de 96 páginas que se completa con unos extras donde Busquet explica los entresijos del tebeo mientras vemos los diseños de algunos de los personajes de la trama y de otros elementos esenciales de la historia. Un buen complemento sin duda para un tebeo que, en el vaivén de esas vidas desesperadas que muestra, consigue que no apartes la vista de las páginas hasta finalizarlo. Que juega con las sensaciones y los efectos de las adicciones. Que no da moralejas pero tampoco es misericordioso con sus personajes. Un relato tan ágil como contundente. Como una adicción extrema.