Malí 2015, el País Dogón, en plena ocupación yihadista. Un muchacho encuentra una estatuilla que, tras consultarlo con el sabio del poblado, puede que se trate de una pieza de las que se atribuyen al Maestro de Tintam, como la Maternidad Roja, expuesta en el Museo de Louvre de París en el “Departamento de Artes Primeras” (que no “primitivas” o “exóticas”). El conflicto que asola Malí no parece ser el mejor destino para preservar esa pieza y el muchacho asumirá la responsabilidad de ponerla a buen recaudo en un destino donde esa obra esté a salvo de la barbarie, el salvajismo, el fanatismo y la ignorancia que pueden destruirla. Paradójicamente, ese sitio seguro va a estar en ese Occidente que antaño fue colonialista e irresponsable con los territorios que abandonó, sembrando el germen de lo que es África hoy en día. Así se toma la decisión que la escultura estará más segura en el Louvre de París que en Malí, siendo Alou el encargado de llevar a cabo una tarea que se convertirá en toda una odisea. Así comienza “La Misión de Alou” (“Une Maternité Rouge”) la obra de Christian Lax editada en enero en Francia por Futuropolis – Musée du Louvre Editions y que Ponent Mon ha traído a las librerías españolas durante este último tercio del año.
Alou emprende un viaje que le llevará desde su Malí natal hasta París. Un camino (que muchos inmigrantes hacen obligados por necesidad cada día) plagado de peligros, penurias y calamidades. Recorriendo el norte del continente africano para llegar a esa Europa que suele ponerse de perfil en las crisis humanitarias de inmigración; donde cada vez es más frecuente oír voces que rechazan la entrada de personas foráneas. Pero antes de llegar al Mediterráneo, hay que pagar sobornos para cruzar fronteras, sortear conflictos armados y posiblemente evitar ser objeto de robos. Al final, en la orilla pagar a una organización mafiosa para cruzar el mar jugándose la vida. Todo ello lo hará Alou para salvar a su “princesa” de la barbarie, para conseguir salvaguardar la estatua.
“Ante la barbarie, las obras de arte y los humanos son iguales.”
Christian Lax (“Un Tal Cervantes”, “L’Écureuil du Vel’d’Hiv” o “Le Choucas”, conocida en España como “El Cuervo”) nos brinda en este álbum un relato tan soberbiamente bello en lo plástico como desgarrador por lo que cuenta: Las vivencias de los que tienen que dejarlo todo para únicamente sobrevivir; el camino hasta llegar a ese destino donde, quizá su vida esté a salvo, pero tendrán que convivir con la intolerancia del que mira distinto al diferente. También la entereza de un héroe: Alou, que lo arriesga todo por salvaguardar la estatua para la posteridad. Cabe destacar además que el guion no cae en maniqueísmos: Lax también presenta en París otros personajes con otros enfoques vitales, que enriquecen el resultado final dotando de mayor verosimilitud al conjunto.
El arte que derrocha Lax merece capítulo aparte. Con una capacidad de síntesis brillante, Lax capta a la perfección los ambientes y contextos por los que se mueve Alou a lo largo de la obra. Trazo elegante y un uso excelente de tintas y aguadas hacen del dibujo de Lax una delicia. Si a ello le sumamos una paleta de colores donde predominan los ocres, grises y tonos apagados – con la excepción de las representaciones de las estatuas, que brillan y destacan con sus tonos anaranjados o rojizos – , el resultado es sobresaliente. Sin ningún atisbo de duda, en “La Misión de Alou”, el color se erige como uno de los elementos primordiales y emocionales del relato.
Con semejantes cualidades expuestas, estamos ante una obra que merecía un continente acorde al contenido que va a atesorar. Y eso es lo que ha hecho Ponent Mon en la edición en castellano: Un espléndido volumen en formato álbum europeo en cartoné de 192 páginas que tiene conquistado por derecho propio un lugar en las bibliotecas de la mejor Bande Dessinée actual. Razones no le faltan, tantas como paginas tiene “La Misión de Alou. Una Maternidad Roja”.