“Si tanto vivimos nosotros, veremos quién vencerá,
y contaremos la historia de lo que sabremos,
y escribiremos además lo que recordaremos
tanto como dure la materia,
hasta que la guerra acabará.”
En 1213, tras la muertes de sus padres (el rey Pedro II de Aragón, en la batalla de Muret, y María de Montpellier, por causas naturales) el heredero asume la corona con solo cinco años. Él era Jaime, que pasaría a la historia como el Conquistador, expandiendo la Corona de Aragón por el Levante y el Mediterráneo. Aquel niño, que fue criado por los Caballeros del Temple en el Castillo de Monzón (Huesca), tuvo que ejercer como rey con nueve años y atajar enfrentamientos de muchos de sus nobles. Diez años le costó poner fin a esos conflictos, de 1217 a 1227. Ello sin duda forjó el carácter de Jaime, que una vez solucionados los problemas internos de sus dominios, se propuso expandirlos. Era el inicio de los hechos que le llevarían pasar a la posteridad con el sobrenombre de “El Conquistador”.
Con apenas veinte años emprende su primera conquista, la del reino de Mallorca, una isla en manos de los almohades. El objetivo, consensuado con la Iglesia (que calificó la empresa de “cruzada”) y la nobleza catalana, cubría varios frentes vitales para el joven rey. Además de ganarse el respeto de la nobleza (que se enriquecería participando en la campaña) y aumentar su poder y dominios como rey, Mallorca suponía eliminar un punto corsario determinante en el Mediterráneo y, por otro lado, acabar con la hegemonía de Génova, Pisa y Sicilia en cuanto al control del “Mare Nostrum”. En frente se hallaba un reino almohade que no contaba con apoyos cercanos de otros reinos musulmanes, y ello hacía más viable la campaña. Con todos estos elementos sobre el tapete, el 5 de septiembre de 1229 la flota del rey Jaime I parte desde Salou, Cambrils y Tarragona hacia Mallorca con un solo objetivo: conquistar la isla. Así comienza “Mallorca 1229. Jaime I el Conquistador”, obra de Oriol Garcia Quera editada por Cascaborra Ediciones en su colección Historia de España en Viñetas.
Oriol Garcia Quera (“Barcelona, 1714. El Once de Septiembre”, “Barcelona 1706-1714. Dietari d’un Adroguer”, “Trilogía Medieval”) mantiene en este trabajo su querencia por el cómic histórico, haciendo gala de un vasto y arduo trabajo de documentación previa. Hecho que se percibe a lo largo de las páginas del relato, tanto en la ambientación como en el rigor histórico. Cierto es que nos brinda un relato ficcionado de lo que pudo haber sido, si bien este guion está basado en las crónicas históricas de ambos bandos y los hechos que cuenta son los históricamente demostrados. Con esa base, Garcia Quera nos ofrece una historia que nos muestra como a lo largo de la campaña de la conquista de Palma de Mallorca, entonces conocida en el mundo musulmán como Madina Mayurqa, el rey Jaime va ganándose el respeto de los nobles, tanto por las decisiones estratégicas que muestra como por las riquezas que hace ganar a sus vasallos con sus campañas. Todo ello en una narración inmisericorde con ambos bandos, donde podremos presenciar la letal fiereza de la defensa almohade y la codicia de la nobleza que acompañaba al rey Jaime I, que persuadieron al monarca para que no aceptara una capitulación musulmana, en pos de un saqueo que les reportara más beneficios. Una historia en la que el lector tendrá como narrador a Bernat de Santa Eugènia, señor de Torroella de Montgrí y primer lugarteniente de la Mallorca conquistada.
En cuanto al capítulo artístico, Garcia Quera sigue manteniendo un alto nivel con un excelente uso del color que refuerza la intensidad de la trama. Estamos ante una buena muestra de narrativa gráfica de excelencia: la que sintetiza y a la par refuerza el ritmo que demanda esta historia. Composiciones de página que guían los ojos del lector de forma efectiva mientras el relato discurre, e imponen el “tempo” necesario a las viñetas para dotar de énfasis cada momento esencial del tebeo.
El volumen en formato europeo editado por Cascaborra Ediciones consta de 56 páginas y viene acompañado de sendos textos del autor que abren y cierran el tebeo, situando tanto el contexto histórico previo como señalando las consecuencias que tuvo la conquista de Mallorca. Es pues “Mallorca, 1299. Jaime I el Conquistador” una ventana hacia el conocimiento de un hecho histórico que inició la expansión de la Corona de Aragón más allá de la península ibérica. No solo cumple la función didáctica, la recreativa y lúdica también está asegurada con estas páginas que denotan maestría en cuanto al manejo de la narrativa gráfica. En ambos casos “Mallorca, 1229. Jaime I el Conquistador” cumple su función con creces.