Hoy viajaremos dos mil años al futuro. En el año 4001 solo queda en la tierra una superpotencia que está por encima, y no solo en sentido figurado, del resto del mundo. “Nuevo Japón” es el estado que prima por encima de todo y en órbita geosincrónica como satélite en torno al planeta. Una nación gobernada por una inteligencia artificial denominada “Padre”, la cual guía a la población tras haber aplicado políticas de segregación de la población e instaurar un estado totalitario en el que cada ciudadano es objeto de un estrecho control policial. Además de contar con una policía que lo ve todo, “Padre” creó un híbrido de genoma humano y material artificial al que dotó de la función de ser el espíritu guardián de Nuevo Japón y su símbolo de esperanza. Lo llamó Rai —que significa “espíritu”— y, además de ser el mejor exponente de propaganda de este régimen, es el encargado de llevar a cabo la visión y voluntad de Padre.
Ese es el futuro del universo Valiant: Rai y todo lo que encarna Nuevo Japón, por encima de un mundo devastado. Para los ciudadanos corrientes la figura del guardián de nuevo Japón es casi como un mito y una leyenda. Pero Rai tiene una parte humana, que siente y padece, y descubrirá que bajo el orden totalitario establecido no todo es correcto y la libertad es inexistente. A partir de ahí, comienza la epopeya de Rai, a cargo de Matt Kindt (“The Valiant” “Divinty” o “Ether” ) y Clayton Crain («Carnage«). Autores que dieron cuerpo a una serie que bebe de la mejor tradición de la ciencia ficción futurista y distópica, envuelta en elementos del japón medieval y tradicional. Tras el relanzamiento de Valiant Comics en 2011, el protector de Nuevo Japón fue uno de los elegidos para contar con cabecera propia en una historia que conforme avanzaba ganaba enteros. Donde una narración efectista incrementa la intensidad conforme trasncurren las páginas. Así puede atestiguarlo quien se haya acercado a los 12 primeros números de esta cabecera, que tuvo a bien editarlos en un formato integral Medusa Comics, incluyendo las entregas 9 a 12, inéditas hasta la fecha en España.
La cabecera de Rai iba a finalizar en el número 16. Si bien Valiant decidió acabar por todo lo alto convirtiendo el clímax de la serie en el evento que recoge el intergal que reseñamos hoy: “4001 A.D.”, donde Matt Kindt y Clayton Crain extienden el combate entre “Padre” y “Rai” a la serie limitada que da título al volumen. Una trama sencilla pero efectiva, donde los elementos de blockbuster cobran más fuerza ante la espectacularidad que reserva Kindt para el arte de Crain.
Los cuatro números de la cabecera del guardián de Nuevo Japón, Kindt los va a utilizar para ahondar en la figura de “Padre” a través de los dos mil años de historia de su régimen. Para ello se apoya en el soberbio dibujo del artista madrileño Cafu, pseudónimo de Carlos Alberto Fernández Urbano, que nuevamente da una lección de maestría con encuadres y recursos narrativos en cada página, sin descuidar en ningún momento su característico dominio de la anatomía. Las texturas en los colores aplicados por Andrew Dalhouse aumentan el empaque de la propuesta de quizá las 4 números más consistentes y sólidos del integral.
Por si fuera poco, que no es el caso, varios one-shots relacionados con el evento nos van a mostrar muchos de los conceptos del universo Valiant a lo largo de la historia de este futuro. Sabremos, por ejemplo, qué ha ocurrido con la tecnología de X-O Manowar de la mano de Robert Venditti y Clayton Henry. Jeff Lemire nos hablará del personaje que tiene conexiones teconlógicas con Rai, Bloodshot, con el arte de Doug Braithwaite. Rafer Roberts y Michael Spicer arrojaran luz sobre los «loas», que tenemos vistos en Shadowman, en este futuro. Y para culminar, Fred Van Lente y un espectacular Tomás Giorello nos introducirán el personaje de “War Mother”, que después se desarrollaría en su serie propia, también editada por Medusa.
De esta manera, Valiant convirtió el clímax de Rai en un evento sólido dotando de mucha mayor consistencia al futuro distópico que mostraban con “Nuevo Japón”. Ni que decir tiene que los lectores habituales de Rai disfrutarán más de este épico “fin de fiesta”, pero cabe destacar que es un volumen perfectamente disfrutable para cualquier lector que se acerque a la obra sin haber leído ni tener ningún conocimiento previo de Rai. A ello ayuda y mucho, la magnífica síntesis elaborada como introducción por Matt Kindt y con el arte de David Mack en el #1 de 4001AD.
Valiant Comics editó en el evento en tres formatos en Estados Unidos. Además de las grapas regulares y la posterior recopilación en TPB de cada cabecera y one-shots, integró todo el evento en un magnífico volumen integral donde, en una acertada decisión, se intercalan cada número de la series con los one-shots, ampliando la experiencia lectora para quien se acerque a esta historia. De este modo, el lector irá presenciando la trama principal que se desarrolla en 4001AD mientras recibe información adicional de la historia de Padre a lo largo de los dos mil años de existencia de Nuevo Japón y sabremos qué queda en este futuro de muchos de los elementos que integran el universo valiant tradicional.
Esta es la opción que ha optado Medusa Comics para la edición española: Un integral de lujo en un formato cartoné con sobrecubierta que recoge las 12 grapas del evento, incluido el prólogo “El Caído” de Matt Kindt y Clayton Henry que apareció en el ejemplar Valiant Comics del free comic book day estadounidense del 2016. Un volumen que integra y comprende todo lo referente a este evento que supuso el broche de oro a la serie de Rai. Un relato que combina elementos de ciencia ficción futurista y distópica con un sentido épico y clásico a la vez, dotado de una elegante frescura por lo bien ensamblado que resulta todo lo mostrado en este volumen. Un compendio que arroja un resultado global por encima de la media a la que nos tienen acostumbrados las majors estadounidenses, basado fundamentalmente en el oficio de los guiones de Kindt, que asume el peso argumental del evento, y donde destacan el magnífico trabajo del arte de Clayton Crain y los lápices de Cafu. En definitiva, un ejemplo de cómo hacer un evento consistente y sólido.