Hablar de Roy Thomas es hablar de historia viva del comic-book estadounidense. Su figura ha estado presente en buena parte de los hitos de la industria desde mediados de los años sesenta hasta hoy, es el autor que más o menos ha tenido relación, ya sea creativa o editorial, con la mayoría de iconos del séptimo arte tanto de Marvel como de DC. Fue el encargado de sustituir como redactor jefe al mítico Stan Lee en la casa de las ideas y suyos son los guiones de etapas gloriosas de cabeceras como Los Vengadores, Los Cuatro Fantásticos y Thor. Creador literario de personajes como La Visión, Puño de Hierro o Motorista Fantasma o grupos como Los Invasores, fue el que dio una sólida coherencia a la continuidad del Universo Marvel, incluso a veces resolviendo cabos sueltos dejados por Stan Lee a lo largo de sus años como único guionista. Además, demostró un excelente olfato comercial y literario consiguiendo la adquisición de las licencias de explotación al cómic de Star Wars y Conan para Marvel en los años setenta, siendo el responsable de los guiones de los primeros números de ambas colecciones, si bien la relación con el cinmerio fue más duradera y fructífera. Su nombre aparece en los mejores números de “Conan el Bárbaro”, “La Espada Salvaje de Conan” o “Conan Rey”. También llevó al cómic a otros personajes de Robert E. Howard de la literatura pulp como Kull o Solomon Kane. De forma análoga, suyas son las primeras adaptaciones al cómic de uno de los antihéroes más celebrados de la obra literaria de Michael Moorcock: Elric de Melniboné. En DC Comics se recuerdan sus etapas en Wonder Woman y en la Sociedad de la Justicia de América, además de crear junto con Jerry Ordway la celebrada Infinity Inc. en los años ochenta, donde se narraban las aventuras de un grupo de héroes hijos de algunos miembros de la Sociedad de la Justicia.
La hoja de servicios de Thomas es más extensa, pero con las pinceladas arriba descritas se puede concluir que estamos ante uno de los autores clave para entender el cómic book estadounidense. Por eso, cuando se anunció su presencia como invitado para el pasado 36 Saló del Cómic la expectación entre aficionados al cómic de diferentes edades fue máxima. La editorial española Planeta Cómic, en una estrategia comercial muy acertada, preparó un proyecto de creación propia para la ocasión: una novela gráfica en la que participaría Roy Thomas junto con Santi Casas (“Injustice” y “Batman, Arkham Unhinged”) y otra leyenda viviente del cómic: Esteban Maroto (“Los mitos de Cthulhu de Lovecraft”, “5 por Infinito” “Aquaman: Las crónicas de Atlantis” o “Nave Prisión”, por citar solo unos cuantos). Para elevar al máximo la apuesta, la historia iba a protagonizarse por Red Sonja, tras llegar a un acuerdo la editorial española con los propietarios de la licencia de explotación en cómic del personaje: Dynamite y Red Sonja LLC.
La expectación creció exponencialmente. Al fin y al cabo “la Diablesa de la espada” fue creada por Roy Thomas para disponer de una guerrera que pudiera aparecer ocasionalmente en las aventuras del Conan veinteañero. Valeria no apareció en los relatos de Howard hasta que Conan no entra en la treintena y todos sabemos el triste final de Belit, con lo que Thomas se dispuso a crear a Red Sonja. No tardaría la espadachina en saltar a su propia cabecera. Por otro lado, quien diseñó el vestuario definitivo – “el bikini metálico” – de la guerrera pelirroja no fue otro que Esteban Maroto, que tuvo oportunidad de dibujar sus aventuras también. Con todo lo expuesto, “Red Sonja, La Balada de la Diosa Roja” llegaba este mes a los puntos de ventas con todos los focos de atención en la obra. Ni siquiera la polémica del precio de portada, 25 € por 88 páginas de las cuales son 44 de cómic y resto extras, ha aplacado ni la demanda ni la expectación. La cuestión es si la obra merece el formato – una edición de lujo en formato álbum europeo de 170 por 260 cm – y el precio. Intentaremos responderlo en las líneas siguientes.
Para analizar “La Balada de la Diosa Roja” hay que tener en cuenta cómo se ha gestado este cómic, pues explica los puntos fuertes del mismo que se resumen en el título de este artículo. La forma de trabajo que desarrolló el equipo artístico es muy similar a lo que se conoce como “Método Marvel”: partiendo de un argumento consensuado entre los tres participantes – aunque Roy Thomas admite en el prólogo del cómic que la premisa la crearon Maroto y Casas – los dibujantes dibujaban el cómic y, una vez creado el arte, Thomas se encargó de escribir los textos y diálogos del relato. El desafío lo superó el guionista con unos diálogos que apelan a la mejor poética de los cómics de espada y brujería. Sin duda, una lección de oficio.
La parte gráfica se dividió entre los dos dibujantes, encargándose Maroto de la parte del relato de una Red Sonja joven y Santi Casas del relato de una Sonja madura, además de aplicar el bitono en rojo que completa el arte del volumen. Casas asume el reto de forma exitosa con páginas que rezuman fuerza y donde ha caracterizado a una Sonja crepuscular con una personalidad gráfica muy definida. Si en Dynamite se lanzan a hacer unos cómics de la guerrera pelirroja en una etapa crepuscular de su vida, en este trabajo tienen tanto la pista gráfica que han de seguir como al candidato ideal para dibujarlos. Imponentes páginas se benefician del formato de edición para impactar más en los ojos del lector e imprimen la fuerza.
La parte del relato destinada a contar la historia de una Sonja joven está reservada a Esteban Maroto y, parafraseando el prólogo que escribe el artista en el álbum, “acaricia con sus lápices” a Red Sonja dibujando una colección de páginas donde hace gala de la calidad de su arte característico, las cuales podrían enmarcarse todas ellas para exposición. Un auténtico deleite visual y narrativo. Una lección no ya de maestría, sino de máxima excelencia.
La edición se completa con tres prólogos escritos por cada uno de los autores que han intervenido en “La Balada de la Diosa Roja”, destacando el escrito por Esteban Maroto por la poética que le ha imprimido a su “Carta a una Diosa Pelirroja”. Además se incluyen extras de bocetos de los dibujantes comentados por ambos autores, que complementan y amplían la visión de esta aventura de Red Sonja.
Concluiremos que, lejos de confundir valor y precio, estamos ante una obra única que cualquier fan de la espada y brujería en general y de Esteban Maroto en particular – sin desmerecer al resto del equipo creativo – disfrutará de principio a final. Una obra que ha reunido a dos leyendas del cómic mundial como son Maroto y Thomas y que además dará a conocer a los fans de Sonja el soberbio trabajo que ha efectuado Santi Casas y que desde aquí esperamos que tenga más citas gráficas con “la Diablesa de la Espada”. En definitiva, una obra destinada a estar en las estanterías de los lectores más exigentes de cómics de espada y brujería.