Lo que el viento se llevó 2: Culminar en lo alto

“Mañana será otro día”

Quién dice esa afirmación es Scarlett O’Hara y resume a la perfección su carácter luchador. Su voluntad indomable por no quedarse de brazos cruzados ante los hechos y aprovechar las oportunidades materiales que se presenten en la vida. Poco queda de la joven caprichosa y consentida de antaño, la guerra entre el Norte y el Sur de Estados Unidos, la ha cambiado. Ahora no hay más voluntad que la supervivencia, conseguirla a través de coraje y audacia. Con independencia de que para ello tenga que hacer lo que sea necesario, cueste lo que cueste.

“Lo único que la contrariaba eran los impuestos, la muerte y los partos…»

La victoria del ejercito de la Unión conllevó que el viejo orden sureño se diluyera en su derrota. Es el momento de reconstruir desde las ruinas y Scarlett lo sabe. Al igual que Rhett Butler, su capacidad para aprovechar las coyunturas se pondrá de manifiesto. Aunque con ello rompa los corsés de lo establecido para una dama de alta sociedad como es ella. Ante las consecuencias de la guerra y la derrota, Scarlett seguirá adelante. Eso espera en la segunda parte de “Lo que el viento se llevó” (“Gone with the wind”) la adaptación en viñetas del clásico melodrama de Margaret Mitchell, que ha llevado a cabo Pierre Alary, editada en castellano por Nuevo Nueve.

Tras haber adaptado a “El Zorro” en «Don Vega«, Alary eligió el clásico de Margaret Mitchell para llevarlo al cómic. Un clásico de la literatura estadounidense que, nada más tres años después de publicarse, llegó a la gran pantalla con la versión cinematográfica de Victor Fleming, George Cukor y Sam Wood, donde Vivien Leigh y Clark Gable conquistaron la eternidad mientras sonaba la banda sonora de Max Steiner.

De la película hay escenas, momentos e interpretaciones que son icónicas de ese siglo XX que se va alejando. Grabadas en la retina de muchos espectadores y lectores potenciales, y que quizá despierten las comparaciones Hecho que conviene resaltar pues, es difícil, ante ello, poder llevar a cabo una adaptación a otro medio y salir airoso de la tarea. Pierre Alary ya lo consiguió en la primera parte, dando una personalidad propia a su tebeo, manteniendo una conexión con el imaginario popular que despierta el relato de “Lo que el viento se llevó” pero dándole un toque personal, perfilado por un lápiz audaz y efectivo en cuanto a encuadres y capacidad narrativa. Bañándolo de colores pastel o bitonos que aumentan el efecto de lo contado. Con una capacidad de elipsis que no deja fuera nada de lo esencial del texto original, respetado al máximo en las páginas del cómic.

Del mismo modo funciona la segunda parte: fiel al original y efectiva en su resultado. Alary exhibe sus mejores habilidades como narrador gráfico para culminar su adaptación en las 152 páginas que consta este segundo volumen. Traducido al castellano de Lorenzo F. Díaz, llega de la mano de Nuevo Nueve en una solvente edición, a la altura del volumen anterior. Culmina así una estupenda adaptación en dos actos. Fiel en lo conceptual a la obra original y magnética en cuanto a su desarrollo en viñetas. Consiguiendo así una personalidad propia, la que le ha vertido Pierre Alary en sus páginas. Puede que mucha gente conozca esta historia desde la gran pantalla o la letra impresa. Pero aun desconoce lo que ha desplegado Pierre Alary en su «Lo que el viento se llevó«. Por eso, vale la pena recorrer estas viñetas.

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