Las casas de los impíos: Demonios del pasado

“A veces vuelvo a soñar con ello…”

Ed Brubaker y Sean Phillips ya han demostrado con creces su talento para el thriller a lo largo de una ya extensa lista de cómics que han conquistado las estanterías y la memoria de muchos aficionados alrededor del globo. Si “Criminal” y “The Fade Out” los situó en la cima del noir, sus últimos trabajos no han hecho sino reafirmar la solvencia y oficio que arrojan los frutos de sus colaboraciones. Unas que ya han huido del tradicional formato de grapa, limitado a unas 24 páginas por entrega, para acercarse definitivamente al álbum. Uno que permite que cada historia tenga la longitud precisa y se desarrolle de acuerdo a las dimensiones que precise lo que se quiere contar.

Ahí se pueden englobar los volúmenes de la serie “Reckless”, o los relatos unitarios que han ido realizando estos últimos años. Ahí quedan “Mis héroes siempre han sido yonkis”, el notable “Pulp” o las celebradas “Night Fever” o “Donde vi el cadáver”. Trabajos que marcan una evolución de la dupla Brubaker-Phillips en el sentido de que, si bien mantienen su característico sello noir, son obras frescas en cuanto a los temas que abordan, huyendo de terrenos ya pisados y llevando en cada nueva lectura a pastos” no transitados.

“Soy niña aún y estoy en una cueva con símbolos dibujados en las paredes…”

En esa evolución se encuentra “Las casas de los impíos” (“Houses of the unholy”), su última obra publicada en castellano por Norma Editorial. Un nuevo thriller desarrollado con el telón de fondo del “pánico satánico” que se desarrolló en los años ochenta en Estados Unidos. Momento en el cual aparecieron varias noticias sobre sectas satanistas que realizaban sacrificio. Muchas sin duda publicadas por prensa sensacionalista pero que consiguieron crear una autentica neurosis social en muchas capas de la sociedad. Tan contundente fue esta convulsión que las consecuencias fueron más allá del rumor: muchos niños de la época acusaron a profesores, monitores, padres, ect de utilizarlos en rituales de invocación al maligno. De esos hechos parte este tebeo, según manifiesta el propio Sean Phillips en la nota de prensa emitida por Norma: “Tomamos esas ridículas acusaciones y decidimos hacer una historia sobre ellas”.

Natalie Burns, la protagonista de “Las casas de los Impíos”, fue una de esas niñas involucrada en uno de esos casos. Aún con la distancia del tiempo transcurrido, esta investigadora privada mantiene, como un trauma inherente a su piel, el recuerdo de esos días de acusaciones y falacias. Una vivencia que le supuso un shock y que le ha marcado de por vida, no pudiendo escapar de sus consecuencias. Y menos con el caso que tiene entre manos: uno que le va llevar directamente a aquellos días….

“Cruces, pentagramas y palabras indescifrables… ¿el idioma del infierno?”

Con esa premisa de partida, Brubaker construye un sólido relato “marca de la casa”. Con su sello habitual, jugando hábilmente con el desarrollo de la trama mientras vamos conociendo más datos de la protagonista. Con un uso magistral de la voz en primera persona de la narradora protagonista va atrapando a quien lea el cómic. Un recurso que Brubaker utiliza con eficacia metiendo de lleno al lector en el relato – sirva de ejemplo la primera página de la obra: toda una muestra de eficacia narrativa despertando el interés por continuar la lectura – Junto a ello, una sólida construcción de personajes, totalmente tridimensional, y una trama bien estructurada hace el resto para que funcione este guion notable

A su lado, el sólido trabajo de Sean Phillips vuelve a demostrar su eficaz habilidad para maximizar lo contado con viñetas llenas de encuadres y miradas certeras. Así se componen unas páginas en las que la atmosfera del relato despliega todo su potencial, siendo siempre la mejor aliada del guion de Brubaker, demostrando la perfecta simbiosis que hay entre ellos.

“Y ahí es cuando suelo despertar.”

Mención aparte cabe hacer al maravilloso color de Jacob Phillips. Huyendo de lo esperable, el colorista demuestra una vez más que se puede innovar en el uso de los colores, aplicándolos como un elemento narrativo más que refuerce la intensidad de cada momento del relato. Aunque estemos ante un tebeo de corte realista como puede ser este thriller, el color puede aportar un elemnto adicional que huya de lo esperable y lo evidente. Eso es lo que hace Jacob Phillips con “Las casas de los impios”, dar un paso adelante más. Tanto para él como colorista como para la obra, haciéndola crecer. De forma quizá sutil, pero sin duda esencial en el resultado final de la obra.

Es pues “Las casas de los impios” un tebeo que no solo no va defraudar a los fans de Ed Brubaker y Sean Phillips, sino que puede ser una notable lectura para cualquier fan del género negro. O ya directamente para cualquiera que guste de tebeos de bella factura. Por lo bien construida de su trama, su eficaz desarrollo en viñetas y la capacidad de atrapar al lector que poseen sus 144 páginas, traducidas al castellano en la edición de Norma por el siempre efectivo Hernán Migoya. Cuando tengan en sus manos este volumen y se dispongan a leerlo, reserven tiempo. Probablemente no lo abandonen hasta llegar a la última página. Señal inequívoca de la solidez y solvencia que atesora en sus entrañas este trepidante thriller.

“A veces no lo hago… hasta que siento sus garras destripándome.”

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