
Hay ocasiones que aparecen tebeos que recuerdan las razones seminales del porqué nos gusta tanto este medio de expresión. Cómics que aglutinan en sus páginas una potencia conceptual que es difícil de plasmar en otros campos de expresión, por lo que abarcan y sintetizan en cada viñeta y página. Hecho que, de estar bien plasmado, no debe afectar ni al ritmo de lectura ni al desarrollo de la trama. Colocados como elementos que contextualizan lo narrado, enriqueciéndolo mientras se muestran. Sin perder nunca el norte ni objetivo, que no es otro que es el relato en sí mismo.
Para ello palabra y dibujo han de ir compenetrados, sin caer en redundancias, evocando, sugiriendo y mostrando. Jugando con elipsis y tempos narrativos, manejando códigos que el receptor de la obra entienda y, a la vez, le haga conectar y entrar en el juego que despliegan sus páginas. Unas que, de estar bien realizadas, no necesitaran nada más para que exitosamente “se batan a cobre” cuando se lean. Ejemplo de ello es el tebeo que hoy nos ocupa: “Espada y Pluma. El capitán Contreras y Lope de Vega”, de El Torres y Jorge Esteban Urabayen, recién editado por Cascaborra.

Como el título indica, aquí se nos va a mostrar el encuentro entre Alonso de Guillén y Contreras (Madrid, 6 de enero de 1582-1645) y Lope Félix de Vega Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562-Madrid, 27 de agosto de 1635). Un encuentro ficticio. Fabulado, pero cargado de la sensación de veracidad de las que están dotadas las buenas fantasías. Esas cuyas invitaciones se aceptan gustosamente al estar tan bien armadas.
Esta “Espada y Pluma” guarda en sus adentros grandes aciertos. El primero es el obvio: el terreno histórico que maneja. Uno de por si interesante: el Siglo de Oro español, manifestado en el Madrid de la época, donde el Barrio de las letras es casi un personaje más con sus calles y recovecos. Un lugar en el que están presentes Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo y Luis de Góngora. Nombres insignes de las letras españolas junto a Lope de Vega. Padres de esa literatura inmortal que ha trascendido tiempo y lugar y que, de vez en cuando, hay que desempolvar de las bibliotecas y llevarlas a la calle, por el ingenio derramado en sus textos.

Junto a ellos, está el otro protagonista de la obra, Alonso de Contreras. Un personaje singular de nuestro Siglo de Oro: Militar y corsario, con una vida llena de aventuras y entuertos. Unas memorias que el propio Contreras puso en negro sobre blanco en 1630 en “Vida, nacimiento, padres y crianza del capitán Alonso de Contreras, natural de Madrid Cauallero del Orden de San Juan, Comendador de vna de sus encomiendas en Castilla” , más conocido como “Discurso de mi vida”. Una de las pocas autobiografías de un soldado del Siglo de Oro, que captura en sus letras lo que fueron esos días. En un estilo, como dejó escrito el propio Contreras, “seco y sin llover”, pero con una esencia que ha servido para servir de referencia, entre otras, para la construcción de uno de los personajes más célebres de la literatura española contemporánea: “El capitán Alatriste” de Arturo Pérez-Reverte.

Junto a Contreras nos encontramos al “Fénix de las letras”: Lope de Vega. Él será quien acogerá al militar en su casa durante los ocho meses que (ficticiamente) pase en ese Madrid del siglo XV que ha plasmado con tanto acierto Jorge Esteban Urabayen. Así las armas y las letras se encuentran. Hermanándose en paseos y conversaciones de taberna, evocando recuerdos de batallas y entuertos, amores y desengaños, con victorias y derrotas, mientras el vino se bebe y el ambiente se embriaga. Todo con un cariz humano, pegado a lo posible. Sin mitos ni poses, con textos que acertadamente evocan a ese tiempo, aun siendo escritos para que su comprensión sea inmediata. Ahí radica uno de los trucos del tebeo: manejar con soltura los resortes del lenguaje actual, pero dejando un sabor “a época” cada vez que suenan una de las voces de los personajes.
Todo hilvanado en una trama ágil, rica en detalles, pero sólida en su recorrido. Uno sólidamente trazado por El Torres («Sangre Bárbara«, «Bribones«, «Galdós y la Miseria» o, entre otros, «El Velo«). Narrado con soltura gráfica por Jorge Esteban Urabayen, manteniendo un sano equilibrio entre mostrar, sugerir y contar. Así los cameos de celebridades se antojan naturales en el tebeo, como los diálogos mantenidos. Llevados a lo posible, alejados de lo mítico. Mientras se bebe, se pasea, se mea y se come, se evoca lo vivido, lo disfrutado y sufrido….

Eso está en este encuentro entre Lope y Contreras, perfectamente disfrutable por cualquiera que se acerque a él. Ante todo, este es un tebeo que es sólido por si mismo, sin necesidad de tener un bagaje previos, literario o histórico, de lo que aquí aparece. Y así ha de ser. Obviamente, quien posea conocimientos históricos o de literatura de la época advertirá detalles que enriquecerán su lectura. Pero la esencia del tebeo está ahí ser disfrutar por todos. Esa es la brillantez de “Espada y Pluma”: que fusiona entretenimiento, Literatura e Historia en una ficción donde alta y baja cultura se encuentran y se dan la mano, consiguiendo el más elevado objetivo de quien cuenta un relato: narrar con talento e ingenio.
Quien lo leyó, lo sabe.
