A cualquier lector le ha pasado si ha leído cómics desde la infancia: conforme se adentra uno en la adolescencia, se van cambiando de hábitos. Entre ellos están los adquiridos antes de la pubertad, que, con la búsqueda que implica crecer, en ocasiones se dejan a un lado. Ocurre con esas lecturas que años antes ocupaban su tiempo, ahora destinado a otros intereses.

Eso es lo que le ocurre a Tobías, uno de los mayores fans de la Afroyaya. Los años han pasado y el tercer jueves de cada mes (fecha con la que regularmente se edita cada nueva entrega) ya no es tan vital para el chaval. Aunque en un pasado ayudara a ésta en una aventura fantástica, que ya pudimos disfrutar en el primer volumen de la superheroína aguileña. Ahora las cosas han cambiado y puede que esos cambios afecten a la Afroyaya. Puede que supongan sus “últimos días”.
De esta premisa parte el nuevo volumen de la Afroyaya: “Los Últimos días de la Afroyaya”, de Chema Lajarínez. Un tebeo editado por Gotas de Luz el pasado diciembre donde Lajarínez vuelve a su personaje fetiche con el propósito de que evolucione. No por nada han pasado siete años desde que “La Afroyaya” irrumpiera en el mercado español desde la más absoluta independencia. El paso del tiempo ha sido decisivo tanto para el autor como para su creación, evolucionando ambos en esa senda.

Si bien la esencia se mantiene, Lajarínez ya demostró la fresca versatilidad que posee Trini (el nombre secreto de la superabuela aguileña) en “La llamaban Trinidad”, cuando la hizo protagonizar la serie de tiras cortas que componen el segundo volumen. En esta ocasión, vuelve al formato de la primera entrega pero apuesta por dar un paso más allá. Chema es un tío inquieto y no se ha limitado a recrear lo planteado en origen. El motor de estos últimos días es llevar a esta entrañable creación a nuevos pastos creativos, como se puede ver en la siguiente vida creativa del personaje: “Dichosa Afroyaya”: una suerte de tiras digitales que está estrenando el autor en redes sociales y que le sirve al autor para mostrar sus inquietudes en varios aspectos.
Mientras tanto, ya están en papel estos “últimos días”. Unos días en los que Trini y Tobías van a volver a unir fuerzas en una aventura en la que subyacen muchos temas más allá del entretenimiento puro. No faltan en la ecuación esa sabia mezcla de influencias de la escuela Bruguera mezcladas con la esencia superhéroica de los cómics ya clásicos, una de las señas del personaje; ni esos guiños a la cultura popular que Lajarínez sabe hacerlos aparecer en el momento más preciso, como los vocablos propios de Águilas y Murcia, que revisten de encanto cada diálogo donde aparecen. Pero ante todo, lo que prevalece es la voz propia de un autor cada vez más sólido. Un tipo que, desde el ingenio y una presentación revestida de entretenimiento, toca temas más profundos. Hecho mostrado siempre desde lo entrañable y lo humorístico, cosa que da mayor empaque a lo contado.

Junto al relato, jugosos extras acompañan al volumen: como un correo de los lectores, la muestra del Inktober del 2022 (“Afroktober’22”) donde Lajarínez nos presentó a Trini con diferentes looks y colaboraciones estelares, como las de Ana Galvañ, Bartolomé Seguí, Ángela Romero, Dani Marco, Fernando Dagnino, Carlos Morote, David Navarro, Cafu, Pedro Gambi, Juan Álvarez y Jorge Gómez . Mención especial para Daniel Acuña, que ha vuelto a ilustrar una portada espectacular que sintetiza tanto la esencia del personaje como lo que espera dentro del tebeo. Del mismo modo, el tebeo se cierra con una bella contraportada llena de sensibilidad, la que ha plasmado Ángela Romero. Dicho lo cual, dado el sabor de boca que dejan estos “últimos días”. Tras su lectura, solo esperamos que haya más aventuras de la Afroyaya. Sean en el formato que sean, serán bienvenidas. No es más que la consecuencia de que, viñeta a viñeta, Lajarínez se está labrando un sitio en el tebeo independiente español. Con algo tan difícil de lograr como fácil de advertir: voz propia. La que tiene su Afroyaya.
