
“¿Aceptas unirte a mi en el asalto al Castillo de la Muerte?”
Da igual que el tiempo pase y que ya vaya quedando lejos el 19 de agosto de 1993, cuando Anung Un Rama protagonizó su primera historia corta en “San Diego Comic-Con Comics # 2”. La creación más célebre de Mike Mignola sigue manteniendo una excelente forma artística. No solo como piedra angular donde pivotar un magnifico universo que Mignola ha creado a su alrededor, con ese sabor único entre la serie B, la Golden Age y los mitos clásicos populares, sino como protagonista definitivo de muchas páginas de autentico y gozoso entretenimiento.
Muestra de ello es que, a pesar de que el fin del mundo ya halla pasado por el “Mignolaverso”, propuestas más que efectivas siguen apareciendo. Mirando al futuro, como el “Frankenstein: nuevo mundo”, en un sentido de universo amplio; como centrándose en particular en el agente más carismático de la AIDP (BPRD en inglés). Ahí están para corroborarlo las últimas series limitadas y especiales aparecidos en castellano de la mano de Norma: “Hellboy y la AIDP: El Secreto de la casa Chesbro y otras historias”, “Hellboy y la AIDP. El Regreso de Effie Kolb y otras historias”, o “Hellboy. Los huesos de los gigantes”. Series que, como no puede ser de otra manera, se centran en el pasado de Hellboy, demostrando que hay mucho por contar y entretener en relación con este carismático personaje.

En ese sentido se presenta el volumen que hoy nos ocupa “El Joven Hellboy: Asalto al Castillo de la Muerte”, (“Young Hellboy: Assault on Castle Death”), una serie limitada a cargo de Mike Mignola, Thomas Sniegoski, Craig Rosseau y Chris O’Halloran, que siguen explotando con acierto ese filón creativo que puede es contar aventuras de Anung Un Rama de niño tras “El Joven Hellboy: La Tierra Oculta”.
A tenor de lo leído, la infancia de Hellboy puede dar mucho de sí, por lo que se puede contar y por la forma de abordarlo. Ejemplo de ello es lo realizado de momento por Thomas Sniegoski en las dos series limitadas de Anung Un Rama niño. Centrándonos en el “Asalto al Castillo de la Muerte” nos espera un delicioso relato donde la mitología de Hellboy se combina con aromas a los ya clásicos filmes de los ’80 donde el sentido de la maravilla y la infancia se entrelazaban (“Goonies” o “Indiana Jones” podrían servir como parámetros para ubicar lo que espera en este cómic) con un amor por la “Golden Age” evidente, que hace de esta divertida aventura una gozada para ser disfrutada a varios niveles y por todo tipo de público.

En lo gráfico, Craig Rosseau sigue demostrando que es la mejor de las opciones para dar el encanto preciso a este tipo de aventuras, cumpliendo en todas y cada una de las páginas de los cuatro capítulos de la aventura. En el mismo sentido, Chris O’Halloran mantiene el tono cromático, deudor de la oscuridad propia del Mignolaverso, pero revestido de momentos más luminosos, pues este tebeo no deja de ser las aventuras de un niño, aunque sea venido del infierno. Y eso queda reflejado en el tebeo, tanto en el dibujo como en el color.
Aventura, fantasía, serie B, varios guiños a la infancia y un amor declarado a lo que suponen los cómics, con la Golden Age de fondo, esperan en estas 112 páginas. Toda una delicia editada por Norma en formato cartoné y con traducción de Héctor Lorda. Además, como suele ser habitual en las ediciones de “Hellboy” en castellano, el volumen cuenta con la reproducción de todas las covers de la edición americana, tanto las principales como las variantes, a cargo en esta ocasión de Matt Smith, Tonci Zonjic, Michael Avon Oeming, Lisa Treiman y el propio Craig Rosseau, protagonista también del sketchbook incluido a modo de extras. En consecuencia, acompañen al joven Hellboy en este “Asalto al Castillo de la Muerte» tan sólido como divertido. Nosotros ya lo hemos hecho, y volveremos a hacerlo, junto al “Cangrejo Escarlata”.
