Llega un momento en la vida de todo ser humano de confrontar las expectativas creadas en su juventud con el acto real que se ha convertido su vida. Ver cuanto de aquello se anhelaba conseguir se ha llevado finalmente a cabo. Constatar la diferencia entre aquel deseo y la realidad. Eso le ocurre al protagonista del cómic que hoy nos ocupa: Jonathan Webb. Sus deseos de escribir quedaron atrás en pos de la seguridad económica que ofrecía la carrera de gestor de derechos literario. La vida le va razonablemente bien: en lo personal fundó una familia con su mujer y tuvo dos hijos, viven en una casa unifamiliar de un suburbio de clase media, lo laboral va viento en popa… Sin embargo, el vacío de no ser lo que quiso ser se apodera de él…

“¿Quién eres realmente?
¿Eres el actor de tus actos o la persona que habita en tu mente?”

Un viaje a Paris de negocios. Uno más de los que hace rutinariamente va a llevar a Jonathan esta vez a terrenos inexplorados… Los que encuentra al salir una noche y fingir ser otra persona. Ser, en definitiva, otro en otro lugar. Como una fiebre, que al caer la noche asciende rápidamente y le otorga no tener que preocuparse del tedio de la rutina que cree estar inmenso. Es la «fiebre nocturna«. Es “Nigth Fever”, el último tebeo de Ed Brubaker, Sean Phillips y Jacob Phillips, recién editado por Norma Editorial.

 

Bajo esa premisa, y con su habitual maestría, el tándem Brubaker-Phillips (“Criminal”, “Pulp” o “Reckless”) vuelven a dar en la diana creativa en este trabajo, donde se explora las posibilidades que tiene un hombre que finge ser otro en todos los sentidos posibles: desde el adoptar otro nombre hasta traspasar todos los límites posibles,; los morales y los legales.

Esa es la fiebre nocturna que recorre estas páginas, llevada con maestría por una voz literaria poderosa en primera persona. La que dota Ed Brubaker en cada viñeta, proporcionando solvencia y empaque al recorrido. Sobrio y contundente, construye un relato preciso y adictivo. De los que se leen con atención de la primera a la última página.

En lo artístico, su socio ideal, Sean Phillips dibuja con su habitual efectividad en viñetas que traspiran “noir” cada vez que las contemplamos. Magistral en la secuenciación y composición de las viñetas, Phillips va metiéndonos de lleno en el relato, con un trazo que nos lleva desde lo más mundano hasta lo más turbio y lisérgico, reflejando los estados del protagonista en su odisea. Hecho que queda reforzado de forma notable por los colores que Jacob Phillips ha elegido en cada página, dando con sus combinaciones el tono emocional y perceptivo que exige la trama en cada momento.

Editado por Image en Estados Unidos la pasada primavera, Norma lo acaba de editar en castellano en una cuidada edición de 112 páginas en cartoné, que cuenta con la traducción de Hernán Migoya. Desde cualquier estantería donde esté expuesto se podrá reparar en el tebeo. No es para menos: la poderosa portada que ha llevado a cabo Sean Phillips es quizá una de las mejores que haya realizado en mucho tiempo. Por magnética y atrayente; por presentar de forma acertadamente rotunda lo que nos espera en su interior. Ella nos prepara ya, desde la cubierta, para el ascenso febril e intensamente efectivo que es este cómic. Con marcados tonos noir, en forma y fondo, y sembrado de cuestiones para reflexionar como son la identidad y los límites morales. Sin moralinas ni moralejas, crudo como la negra noche en la que se va a sumergir el protagonista del cómic. Brubaker y Phillips lo han conseguido con “Night Fever”: crear una obra impecable. De nuevo.