Chick Bill 1969-1970. Trazando la Historia del Salvaje Oeste

En el ámbito cultural, la década de 1960 fue testigo de movimientos sociales y culturales importantes, como el movimiento por los derechos civiles, la revolución sexual y la música rock. Estos cambios sociales y culturales también influyeron en la forma en que se contaban las historias en los cómics. Los años 60 y 70 marcaron un período de cambios significativos en todo el mundo, y la cultura popular no fue una excepción En Europa, los cómics se convirtieron en una forma importante de entretenimiento para jóvenes y adultos por igual.

La publicación de «Chick Bill», obra de los autores Tibet (Gilbert Gascard) y André-Paul Duchâteau, brilló con luz propia durante este tiempo, coincidiendo con la expansión de la industria del cómic en Europa, que estaba experimentando un auge sin precedentes. Detrás de cada cómic, hay un guionista que teje las palabras y crea mundos imaginarios. En el caso de «Chick Bill», una de las series de cómics europeos más queridas y duraderas, ese guionista fue André-Paul Duchâteau. La colaboración más conocida y fructífera de André-Paul Duchâteau fue con el ilustrador Tibet (Gilbert Gascard). Juntos, dieron vida a la serie «Chick Bill» en 1953, que se publicó por primera vez en la revista «Tintin». Esta serie se convirtió en un éxito inmediato y perduró durante décadas. Duchâteau y Tibet crearon un mundo fascinante en «Chick Bill». El cómic combinaba hábilmente el género del oeste con elementos de comedia, misterio y aventura, lo que lo hizo atractivo para un público amplio y diverso.

El estilo artístico de Tibet es inconfundible y se ha convertido en una parte integral de la identidad de «Chick Bill». Sus dibujos son detallados y expresivos, lo que permite a los personajes y las situaciones cobrar vida de manera vívida. Tibet tenía una habilidad sobresaliente para capturar la acción y la emoción en sus viñetas, lo que hacía que las escenas de persecución, tiroteos y enfrentamientos fueran particularmente impactantes. El uso del color, aunque variaba según la edición y la publicación específica, añadía una nueva dimensión visual a la serie reforzando los paisajes del Salvaje Oeste y los atuendos de los personajes se volvían aún más impresionantes gracias a ese uso creativo del color.

Muestra de ello es el volumen que hoy nos ocupa: «Chick Bill 1969-1970«, recién editado por Dolmen Editorial, donde nos esperan «El Inocente en la Ciudad», «Kid Ordinn, la estrella» y «El cowboy de hierro«.

La primera aventura de este volumen llamada “El Inocente en la Ciudad” («L’innocent du village») nos sumerge en una trama intrigante en la que un inocente se encuentra atrapado en una ciudad dominada por bandidos. La ciudad es un lugar donde la ley no tiene cabida, y el delito campea a sus anchas. Es aquí donde comienza nuestra historia, y no podría haber un contexto más propicio para que Chick Bill y sus amigos intervengan. La figura del inocente que se convierte en el foco de atención de los bandidos añade una capa de vulnerabilidad a la trama. Los lectores simpatizan con este personaje que se encuentra en un ambiente hostil y peligroso. Pero la llegada de Chick Bill, Kid Ordinn y, por supuesto, Dog Bull, cambia las tornas. El Sheriff Dog Bull, aparece en esta historia de manera disfrazada, lo que agrega un elemento humorístico a la narrativa. La inclusión de Kid Ordinn adoptando una nueva identidad es un giro sorprendente. Su entusiasmo y su compromiso con el papel que asume como parte de su disfraz ofrecen momentos cómicos que equilibran la tensión de la trama principal. La interacción entre Chick Bill y Kid Ordinn, con este último inmerso en su papel, brinda oportunidades para el humor y la complicidad entre los personajes. En esta primera aventura, Tibet y Duchâteau construyen un mundo lleno de acción, intriga y emoción. La ciudad de bandidos es un escenario interesante y que cobra vida gracias al estilo artístico distintivo de Tibet. Casi todos los personajes secundarios que aparecen aumentan y mejoran la trama poco a poco. La combinación de personajes entrañables, unos malvados ladrones y una trama repleta de giros emocionantes, asegura que esta historia sea un comienzo impresionante para el volumen.

La segunda aventura llamada Kid Ordinn, la estrella” (» La bande à Kid Ordinn») nos lleva por un camino diferente, al introducirnos en el mundo de la fama y el entretenimiento. Un dibujante ha convertido a Kid Ordinn en la estrella de su exitosa historieta, lo que da lugar a situaciones cómicas y desafiantes. La fama y la celebridad son temas que resuenan con la cultura de la época, lo que agrega una capa de relevancia y diversión a la historia. Esta aventura presenta a un atracador de bancos persistente que se convierte en un verdadero desafío para Kid Ordinn. Este antagonista es peculiar en el sentido de que se enfoca en atracar un solo banco, lo que agrega un elemento destacado de comedia a la trama. A medida que Kid Ordinn se convierte en la sensación de la historieta, su vida cotidiana se complica aún más, y la lucha contra el atracador se convierte en un tema recurrente a lo largo de la historia. En esta aventura, Tibet y Duchâteau exploran temas como la fama, la identidad y la presión de las expectativas públicas. Kid Ordinn, por un lado, disfruta de la fama, pero también se da cuenta de que ser una estrella del cómic conlleva sus propios desafíos y responsabilidades. Este enfoque en el desarrollo del personaje agrega profundidad a la historia, además de ser un punto de conexión con los lectores.

“El cowboy de hierro” («Le cow-boy de fer») nos adentra en una trama intrigante en la que un buhonero ha construido un autómata con la intención de vendérselo a un excéntrico y acaudalado coleccionista. Aquí, Tibet y Duchâteau juegan con la idea de las apariencias engañosas y la ambigüedad de los personajes. La introducción de un autómata como elemento central de la trama añade un toque de ciencia ficción al mundo del Salvaje Oeste, lo que crea un contraste divertido y fascinante. La historia explora el dilema moral de vender una creación artificial que parece tener vida propia, lo que plantea preguntas sobre la ética y la responsabilidad del buhonero. A medida que la historia se desarrolla, se vuelve cada vez más evidente que nada ni nadie es lo que aparenta ser. Los personajes se ven atrapados en una red de engaños y traiciones, lo que añade un elemento de suspenso y misterio a la narrativa. La trama se convierte en un juego de ajedrez en el que cada movimiento se estudia con atención. Esta tercera aventura destaca por su narrativa ingeniosa y sus giros sorprendentes. Tibet y Duchâteau demuestran su habilidad para mantener a los lectores en vilo mientras exploran temas profundos relacionados con la moralidad y la percepción de la realidad.

Estan aventuras vieron la luz en Francia entre el 15 de mayo de 1969 y el 10 de septiembre de 1970 en la revista «Junior«, de Edicions Du Lombard. Ahora Dolmen las recupera en castellano en un volumen integral donde, además esperan unos extras que incluye la historia corta llamada Las Vacaciones de Kid Ordinn” (“Les Vacances de Kid Ordinn”), no reeditada desde 1970, y los extras habituales de la serie. Un jugoso tebeo que nos espera dentro de la línea «Fuera Borda» de la editorial de Palma de Mallorca. Una línea que homenajea la célebre revista de cómics de los años ´80 de BD que extendió sus fronteras.

Como conclusión, «Chick Bill» ha resistido de forma notable la prueba del tiempo, atrapando la imaginación de lectores jóvenes y adultos por igual. Su éxito se debe en gran parte a la habilidad de Tibet para crear viñetas que eran auténticas obras de arte, con cada línea y sombra meticulosamente diseñada para transportar a los lectores al Salvaje Oeste. Además de su impacto en el mundo del cómic, «Chick Bill» es un recordatorio del poder de la colaboración creativa. La asociación entre Tibet y André-Paul Duchâteau dio como resultado una serie que trasciende fronteras y generaciones. La profundidad de los personajes y el arte exquisito se combinaron para crear una experiencia de lectura que aún se disfruta y aprecia hoy en día. En última instancia, estos tebeos son un tesoro atemporal en el mundo del cómic, una joya que brilla con la creatividad y el ingenio de sus creadores. A medida que los lectores continúan explorando las aventuras de Chick Bill y sus amigos en el Salvaje Oeste, es innegable que esta serie ha dejado una huella en la historia del cómic europeo, y su legado perdurará en las páginas de sus cómics para las generaciones venideras.

Deja un comentario