Giallo #5: consolidando el terror amarillo

Giallo Cinco texto 03

En términos generales es sabido que las revistas de cómics son un formato ya casi de otro tiempo. Sin embargo, hay cabeceras que mantienen dignamente el pulso y nacen con la vocación de sorprender al lector, como la que nos ocupa hoy: “Giallo”, editada por Leviathan Labs. Tras un año en las librerías españolas, consolida su segunda vuelta al sol en castellano con el quinto número que vio la luz el pasado julio. Un número impregnado de ese amarillo que da título a la cabecera, homenaje al género italiano donde ese terror tan característico ha dado tantas buenas muestras de “savoir faire”.

El terror quizá sea el género que mejor convive con el formato de revista, donde al abrir un ejemplar podemos degustar varios relatos siniestros. De esos que en pocas páginas han de captar la atención del lector y sobrecogerle en una resolución que no deje indiferente. Todo un arte cultivar esos recursos en un espacio relativamente breve y que lleguen al lector con la efectividad propuesta. Un camino que ha de ser bien trazado, aunque sea efímero, si se quiere lograr el objetivo. En los relatos de “Giallo #5” tenemos muestras de relatos que llegan a buen puerto en sus pretensiones y desarrollo. Pasemos a analizarlos en el mejor estilo de aquel célebre cirujano de White Chapel, pues la ocasión lo merece.

Giallo Cinco texto 01

Abre la función “El Rey Buey”, de Massimo Rosi (“Locust”, «Barbarian King”, Gaijin Salamander” o “Hijo de nadie”) y Francesco Puliga, en un relato donde la combinación entre los mitos y el terror popular italiano consigue el efecto deseado e inquietante en el lector. “El Matadero”, de Federico Mele y Valerio Forconi, mantienen el perverso rumbo en una narración que nos recuerda las razones para no adentrarse en edificios abandonados.

Para que recupere el aliento el lector queda el artículo de Miguel Gutiérrez Villarrubia, que nos introduce en el terror japonés de forma amena y con abundante información. Hecha la pausa, sigue el torrente de altas sensaciones con “Tapones”, de Daniele Presicce, que potencia muchas de las posibilidades siniestras que albergan los ambientes rurales.

Giallo Cinco texto 02

Lejos de bajar la tensión, ésta se eleva con “La sed del mal”: el relato de Christoff Rgdz y Jorge Esteban que funciona con siniestra precisión. Al igual que “Xenofobia”, el último plato que cierra este menú en viñetas, obra de Jacopo Pasqualini y Fabio Maiolo: una historia que parte de lo esperable para revestirse de un brillo especial por el oficio desplegado en su materialización.


Tras finalizar la lectura de esta entrega entendemos la siniestra sonrisa que muestra la portada de Fabio Maiolo en la portada de esta entrega. Es la señal del objetivo conseguido con esta quinta entrega. Puede que a primera vista el lector vea el blanco y negro de las 88 páginas que consta la revista. Tras su lectura advertirá que el color que impregna metafóricamente cada viñeta es el “Giallo”: Ese “amarillo” que esconde este amasijo de terror, pesadilla, gore, sangre y savoir faire en viñetas. Esa es la sensación que desprende esta cabecera, consolidándose a cada susto que albergan los relatos que ofrece.

Deja un comentario