
Proveniente del francés, se designa como “bibelot” a una pequeña figura de adorno, de acuerdo al Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, que admitió esta voz presente en Francia desde el siglo XV. Una voz que se formó de la repetición “bel bel«, doble apocope de “beau” (bello). Oxford Languages añade en su definición “de escaso valor”. Esta palabra, de escaso uso en la actualidad, sigue utilizándose para designar lo que se entiende como ”menudencia, frusilería, chuchería o baratija”. Palabra con la que Adrían Bago bautiza el magazine editado por Autsaider cómics: “Bibelots”.
Un magazine que sigue la estela iniciada en el fresco “Sicofante”, donde Bago combinaba el exitencialismo con las vivencias en una amalgama entre realidad y ficción con resultados certeros. “Bibelots” sigue el mismo camino, en este caso aportando tres relatos en los que la ficción queda nítidamente más separada de lo biográfico, pero manteniendo el mismo tono y estilo temático del autor: que es el de haber dado con una voz propia.

Con Chester Brown como saludable referencia planeando por estas páginas, Bago sigue cultivando sus relatos existencialistas, con posos de desesperación y dosis de absurdo. Con momentos descarnados en ocasiones; y una permanente lucidez expresiva en cada trazo que da. Así nos lleva a los días de un actor mediocre o al triunfo de un pintor maduro. Episodios donde lo nihilista y lo absurdo se desarrollan con solidez, mientras que asistimos a infiernos personales o momentos de reconocimiento social. El existencialismo de fondo sigue presente, en la lucidez que se desarrollan estas tramas, aparentemente ligeras pero solidas en su trasfondo.
También hay espacio para lo biográfico en “¡Obsesiones!”, la historia central de esta grapa, donde iremos desde la primera infancia hasta los tiempos universitarios del autor para presenciar unas confesiones que nos llevaran desde Paula Abdul a John Byrne, pasando por momentos intimos e inconfesables que el autor vierte en este relato. Más allá de lo cierto que sea lo mostrado en estas viñetas, Bago sigue dando con esa “verdad literaria” que hace de su trabajo algo que merece ser contado.

Eso nos esperan en las 44 páginas de esta grapa de gran formato editada con solapas por Autaider, reivindicando de forma romántica un formato de otro tiempo y lugar, que se resiste heroicamente a desaparecer. La portada lo hermana con ese pasado de los cómics de los 50 de la EC, por el diseño de la portada. Pero el interior nos lleva directamente al legado de los comix underground, por todo el costumbrismo vertido entre dosis de corrosivo humor. Ahí se desarrolla el trazo y voz de Adrian Bago, que va más allá de las referencias antes citadas para conseguir lo más difícil en cualquier medio de expresión: rasgos diferenciales frente al resto. En las “baratijas” en viñetas que componen “Bibelots” hay mucho de esto. Ojalá vengan más.
