
“Descargo de responsabilidad: Pequeña y Galana es una historia anacrónica y de ficción. Cualquier parecido con la realidad es solo coincidencia. La veracidad de esta historia es análoga a lo contado en cualquiera de los escritos sagrados.”
Así nos avisa su autor, Jota García (“Oldstar”), al comienzo de este cómic: “Pequeña y Galana”. Un tebeo donde la protagonista está basada en uno de los iconos religiosos de mayor calado en Asturias, nada menos que en La Virgen de Covadonga, la “Santina”. Partiendo de esa base, de ese símbolo, Jota nos plantea un tebeo que es pura transgresión, no solo tocando “lo intocable” para muchos, sino retorciendolo para en el proceso dar con un argumento de mucho más peso que el de la mera gamberrada.
Y es que el poder que tienen los símbolos, como bien apunta en el prólogo del cómic Legi Alonso, es el cariz conciliador aceptado por una gran masa social que ,con independencia de nivel cultural o estatus social, admiten como propia esa representación gráfica que implica lo simbolizado, situándose esa relación en la amalgama de valores y principios, algunos íntimos y otros compartidos. Hecho que, además de reflejar identidades locales, aglutina grupos psicológicos de pertenencia y referencia. Que duda cabe que un buen símbolo en las manos adecuadas puede servir como un útil recurso para persuadir y controlar. Incluso para retorcer su percepción en beneficio propio. Sirva de ejemplo las declaraciones de Jota García a «La Nueva España» cuando le entrevistaron en 2021, donde el autor ovetense indicaba que la idea de este tebeo había surgido tras una conversación con un párroco «muy conocido» que le explicó “cómo la Virgen había ganado la guerra luchando contra el comunismo” (sic).

Más allá de la fe de cada cual y de la utilización torticera de símbolos religiosos, Jota utilizó esa afirmación para construir una especie de guerrillera de Dios, combatiendo yihadistas y defendiendo la fe. Pero la maternidad no entra en los planes de su jefe…
“Ser madre no es una opción cuando trabajas para el mayor hijo de puta de la historia”.
Así reza la contraportada del tebeo, donde también se indica que este es un “cómic no aprobado por Dios”. Y lo que aguarda en su interior está a la altura de las expectativas que pueda generar estos textos o la impactante portada, donde vemos a “Covadonga” con un escueto uniforme y armada hasta los dientes. Pero este cómic es algo más que un puñetazo en la mesa o una molestia para quien carezca de sentido del humor. De aquí parte un relato irreverente, irrespetuoso para algunos, pero certero en su desarrollo.

A través de encuadres imposibles y un trazo naif, Jota nos lleva por esta divertida macarrada tocando temas de mayor poso, desde el machismo social hasta la religión como método de control de masas. Con golpes certeros de humor, que no esconden algunas lecciones amargas del uso de los símbolos como útiles elementos de propaganda.
Un cómic donde Jota ha cuidado hasta el más mínimo detalle. Hasta cuenta con una acertada banda sonora en Spotify. En ella están las piezas musicales que refuerzan lo conceptual de este relato: temas de ABBA, The Clash, Patti Smith, Green Day, The Rolling Stones, Joan Jett & The Blackhearts, Edith Piaf o, entre otros, Ghost ponen acertada nota a estas irreverentes viñetas.

Sin duda este tebeo es algo más que serie B y anticlericalismo hecho papel. 60 páginas editadas por Unbrained comics que no dejaran a nadie indiferente. No solo por lo que pueda escandalizar en un primer contacto, sino por lo profunda que es la inteligente transgresión que propone Jota Garcia. Original y valiente, que además divierte
