No solo el lejano oeste de Norteamérica puede servir de contexto para un buen western. Si bien la localización fue primordial para aquel género que alimentó de épica las historias de frontera en Estados Unidos, muchas otras zonas del continente americano bien pueden servir como excelente localización histórica para elaborar un relato que englobe todos los ingredientes que precisa un western. El gran Hermann Huppen era sabedor de ello. Como muestra, el tebeo que nos ocupa hoy: “Caatinga”, editado recientemente por Cartem cómics en su “Colección Clásicos”.
Publicado originariamente en 1997 en la colección “Signée” de Le Lomard, “Caatinga” nos sitúa en el nordeste brasileño, a comienzos del siglo XX. Así llegamos a un Brasil postcolonial en el que los terratenientes hacen uso y abuso de su poder económico para hacer valer sus intereses. Así lo sufren los protagonistas de este tebeo, dos hermanos que verán como su familia es masacrada como represalia frente a un poderoso cacique de la zona. Hecho que les llevará a huir de la zona para conservar la vida. Pero en su deambular por la Caatinga brasileña se cruzarán con una banda de cangaçeiros, bandas sin ley que deambulaban por las zonas rurales Y nada, para bien o para mal, volverá a ser igual.
Eso es lo que espera en este álbum, donde Hermann (“Comanche” o “Jeremiah”) da una lección de maestría en todas y cada una de estas páginas. Por precisión, por como contextualiza, usando apenas la primera página el contexto que nos espera; y por desarrollo, por como nos lleva por este relato de desencanto del débil frente al poderoso en un peligroso escenario de frontera. Donde no hay más ley que la del más fuerte, sea de forma económica o violenta.
Así discurren estas páginas, secuenciadas con maestría y plasmadas con un magnetismo gráfico atemporal. Ese que te hace volver a recorrer el cómic después de leerlo, pues en este relato albergan viñetas de muchos quilates. Así conoceremos a esos fugitivos rurales que eran los cangaceiros, y lo inhóspito del sertão brasileño. Estos elementos, ideales para dotar de mayor solidez al contexto histórico y físico del relato, los maneja con soltura Hermann. Tanto para llevar el guion con la solvencia precisa de un buen western de género, como para aprovechar plásticamente todo lo que estos escenarios pueden dar de sí. Tanto en las composiciones como en la iluminación y color de estas viñetas, Hermann deja lecciones magistrales a su paso por este tebeo.
La edición revisada y ampliada que lleva a cabo Cartem de este clásico es digna de atesorar. Traducida por Francisco Pérez Navarro, cuenta con una introducción de Pako Domínguez y unos textos finales que aportan información contextual sobre lugar e historia donde se desarrolla este western. Como guinda, una selección de ilustraciones y bocetos de Hermann pone el broche a estas 64 páginas editadas con mimo en un excelente formato de álbum europeo de dimensiones ideales para disfrutar del arte de Hermann: 22,50 por 30,30 cm.
Tras revisar algunas páginas para ultimar estas líneas, casi se puede saborear el polvo del desierto en algunas de estas viñetas, así como el frio helador o el calor infernal que espera en «Caatinga«, donde el peligro de la vida de frontera planea a lo largo del tebeo. Todo eso aguarda en este tebeo atemporal. Una delicioso western que nos acerca un Brasil inhóspito. Un ejemplo de porqué Hermann es uno de los grandes del noveno arte.