
La denominación «asesino en serie» o «asesino serial» designa a un individuo que asesina a tres o más personas en un lapso de 30 días o más, con un período de «enfriamiento» entre cada asesinato, y cuya motivación usual es la gratificación psicológica que le proporciona cometer dicho crimen, aunque no necesariamente la única. Los asesinos en serie «tienden» a ser selectivos al acechar a sus víctimas; y lo hacen impulsados por alguna necesidad interior imperiosa. El tebeo que tenemos entre manos algo nos acerca a esto: «Dolls Killer«, de Nicolás Pona y Sergio Bleda.
«Dolls Killer» narra la vida de la teniente de la policía de Nueva York, Juliette Desanges: una agente con un historial profesional conflictivo, que debe enfrentarse a un homicida en serie, capaz de cometer las más terribles mutilaciones en sus crímenes; dejando un panorama desolador, y una muñeca como tarjeta de visita de sus atrocidades. Un caso en el que un joven con antecedentes policiales, en libertad vigilada y con la condicional, es testigo de este psicokiller. Un hombre que cubre su cara con una máscara ante su desvalida víctima. Su huida del lugar precipitadamente, hace que pierda la cartera, para luego recogerla el asesino. En la investigación participará un impulsivo ayudante del fiscal llamado John Dumby, un tipo muy particular al que le encanta rememorar en cualquier momento la famosa serie de televisión “Friends”. Juntos investigaran este misterioso caso, en el que el asesino da testimonio de sus fechorías, en un programa de radio nocturno de la emisora KCF, y su presentadora conocida como “La Voz”. Desgraciadamente los asesinatos se siguen realizando y las pistas desconciertan a casi todo el cuerpo de policía, apuntando todos los indicios hacia la propria Juliette Desanges, que es suspendida de su cargo hasta nueva orden. Desde ese momento veremos como se desarrollan todos los acontecimientos.

Los guiones vienen de la mano de Nicolás Pona («Diluvio«), guionista francés versado en géneros tan dispares como el thriller, el terror, las ucronías, la fantasía heroica y la ciencia ficción postapocalíptica. En Dolls Killers desarrolla una trama muy conocida por casi todos los aficionados tanto en los medios escritos como en los medios cinematográficos. El uso de los asesinos en serie hace que los lectores, en principio, siempre queden atrapados en los momentos iniciales. Esta historia se nota que estaba pensada para ser más larga de lo que quedó en la realidad. Por lo que nos quedamos con ganas de más información y desarrollo.
En la parte artística tenemos a Sergio Bleda, («El Baile del Vampiro«, «Ruina Motium» o «Duérmete, niña«), con un estilo de dibujo que en esta ocasión resulta a ratos caricaturesco, pero con un trazo muy dinámico para no perder intensidad en las viñetas. Juega con maestría con las luces, sombras y diferentes colores en las páginas para atraer al lector hacia el punto que más interesa en la viñeta. La forma de dibuja de Bleda todos los fondos hacen que la protagonista destaque todavía más. El uso del tipo de color, como el rojo sangre con la mezcla de los tonos grises y negros hacen resaltar, por ejemplo, las camisetas de Juliette Desanges , logrando que no apartes la mirada de ella. También cabe destacar el alto nivel de erotismo que se desprende de las viñetas, todo ello gracias al estilo tan peculiar que tiene Sergio Bleda.

La edición original se editó en Francia por parte de la editorial Soleil: Dos volúmenes publicados en 2008 y 2009, dejando un tercero en el aire, que quedó inconcluso debido a las bajas ventas de los primeros números. El último volumen se quedó sin terminar por lo menos en la parte artística. Aquí en España esta historia se publicó por parte de Dolmen Editorial que incluyó los dos volúmenes franceses, además de un detallado desarrollo de Nicolas Pona de como habría sido ese tercer volumen. También podemos ver el desarrollo de como Bleda interpreta los guiones para desarrollar su trabajo. Como detalle, podemos ver como nada más leer el guion, Bleda pensaba que la primera victima era una mujer y gracias a la revisión por parte del guionista le indicó que sería hombre. En las páginas de Domen podemos disfrutar de esos lápices y compararlos con el arte final de Sergio Bleda. Sin conocer como habrían afectado a las ventas para que se hubiera podido completar esta supuesta trilogía, lo cierto es que ese último volumen hubiera sido la guinda del pastel en este interesante relato que no pudo llegar a su fin.
