
“En Barcelona tuve una discusión con Alan Davis, en la que se enfadó. Le dije que lo que más me gustaba de su obra era Batman y los Outsiders. Esto no le agradó, pero también le decía que si hubiera leído antes Capitán Britania me hubiera gustado más éste. El orden de lectura de títulos influye en nuestra valoración, quizá esto también ocurra con vuestra valoración sobre Bishop. La mayoría de gente que opina que Bishop es lo mejor de mi obra es porque es lo primero que ha leído, y cuando tú descubres a un autor el impacto es mayor, ya que no conocías nada, después cualquier cosa que hagas es modelar lo que existía de forma precedente. También entiendo que mis ganas de comerme el mundo son enormes, es mi primer trabajo para Marvel. Bishop está cargada de deficiencias por todos lados, tiene una serie de defectos alucinantes, lo miro y me planteo cómo pude yo realizar algo así, pero también encuentro una energía que es la energía de la persona que comienza.”
Así se expresaba Carlos Pacheco en la entrevista (de obligada lectura) realizada por Abel Ippolito en marzo de 2012, como parte de un trabajo de investigación sobre la representación de los superhéroes en el cómic, y que recoge en las redes Tebeosfera. Son las declaraciones del artista con respecto al trabajo que fue su golpe de efecto nada más entrar en Marvel Comics: “Bishop. Huida del mañana”. Una serie limitada de cuatro entregas, con guion de John Ostrander, tintas de Cam Smith y color de Joe Rosas. Un trabajo que sirvió para situar su nombre en el panorama internacional.

Editado originariamente por Marvel en una edición de mejor papel, «la Casa de las Ideas» confiaba en el joven talento que acaban de fichar en exclusiva. En apenas dos años, Pacheco había pasado de dibujar portadas y posters para Comics Forum a estar recibiendo encargos de DC comics y Marvel, tras un breve paso por Marvel UK. Algo que actualmente puede parecer habitual, pero en aquellos años pre internet, donde el mundo era mucho más grande y extenso, aquello era toda una proeza.
La coyuntura provocada por el seismo Image, y la fuga de todos los “hot artists” a la nueva editorial a comienzos de los ’90 no solo había cambiado el ritmo artístico de la industria estadounidense, sino que obligó a las majors a buscar nuevos talentos que compensasen y refresecaran equipos artísticos. Oportunidad que Pacheco, junto con Salvador Larroca y Pasqual Ferry, aprovecharon poniendo sus lápices en la industria más potente del noveno arte. A modo de pica en Flandes, ellos abrieron camino para lo que hoy es una constante habitual de los dibujantes españoles, que obtienen la mayoría mejores condiciones por su arte dibujando para fuera de nuestras fronteras.

De aquel trio que rompió las puertas de la industria estadounidense, el primero en destacar fue Carlos Pacheco. Y fue precisamente con esta serie. Antes de esto quedaba “Dark Guard”, donde no pudo explotar todo su potencial; y sus cuatro números de Flash, donde siguió el estilo del dibujante oficial Mike Wieringo. Bishop era la oportunidad y el gaditano no la desaprovechó.
Bishop, el policía mutante venido de un futuro alternativo donde la Patrulla-X había sido asesinada, fue de las primeras incorporaciones a los X-Men durante la marcha de Chris Claremont de la serie. Creado por Jim Lee y Whilce Portacio, Lucas Bishop Williepondt tuvo su primera aparición en Uncanny X-Men vol. 1 # 282 en 1991. Hijo de su época y tiempo, Bishop tenia a su favor un diseño arrebatador y en su contra una indefinición en la caracterización, propia de los personajes creados por aquel entonces, donde se suplían los matices con lugares comunes del arquetipo de tipo duro. Poco a poco fue ganándose su espacio en aquella “Uncanny X-Men” huérfana de Claremont, en la que pesaba mas la excelente rentabilidad que tenían los títulos de la franquicia que la inercia artística que condujo años después a ninguna parte.

1994 fue el año que Bob Harras decidió probar al personaje en solitario con esta miniserie de cuatro entregas, en la que iba aunar veteranía y novedad. La veteranía era el guion de John Ostrander y la novedad la aportaría con sus lápices el nuevo fichaje de la oficina mutante.
John Ostrander (“Grimjack”, “Escuadron Suicida” y “Star Wars: Legado”) tiro de oficio y lugares comunes, planteando el clásico esquema de villano que regresa del pasado del héroe para ajustar cuentas. En este caso se trataba de MountJoy, un asesino de la época de Bishop que había venido a la época actual a la vez que nuestro protagonista. Su poder, “vampírico” en cierta manera, le permitía fusionar su cuerpo con el de la víctima y dominarla, a la vez que se nutría de su esencia vital. Un “vampiro mutante” en toda regla, que quería cazar a placer en este pasado que había aparecido y, si mataba a Bishop, podría tener campo libre para ir nutriéndose. Pero nuestro protagonista algo tendría que decir al respecto…

La caza estaba servida en el argumento de Ostrander. Un lugar común como premisa de partida que venía aderezado de explicaciones a modo de flashbacks sobre el pasado de Bishop. La participación especial del holograma de Shard Bishop, su hermana muerta, le daba un soplo de frescura. Pero en sí no se trataba más que de otra vuelta de tuerca más al blockbuster canónico de comienzos de los ´90. Con sus pocas luces y sus muchas sombras.
Posiblemente si estos cuatro números los hubiera dibujado otro artista esta serie estaría en el olvido. La diferencia radica en el apartado artístico, concretamente en Pacheco. Sabedor que era su primer trabajo en Marvel, Carlos Pacheco puso el resto en unas páginas que sintetizan lo que suponía y sugería Bishop conceptualmente. En lo gráfico sintetizó la imagen del personaje con el bagaje de los que habían dibujado a Bishop previamente, potenciando su lado militar, impregnando de un halo épico a la policía DEX que remitía al Séptimo de Caballería; mostró el Nueva York de la época (o nos lo hizo creer cuando leímos por primera vez esas páginas al utilizar escenarios reales y reconocibles) y enriqueció la historia con guiños a la cultura popular, tanto de los States como de España. Muestra de ello, por ejemplo, es situar en el salpicadero de un coche de policía de New York una figurita de la Virgen del Rocío.

Más allá de esa anécdota, Pacheco cogió un guion del montón y lo enriqueció a través de composiciones de página y encuadres, con una narrativa gráfica ágil y plagada de detalles que elevaba una historia de “caza al malo” del montón a un tebeo de culto. Un tebeo que, precisamente por la capacidad narrativa y creativa de Pacheco, soporta muy bien el paso del tiempo.
Tras su publicación en Estados Unidos entre diciembre de 1994 y marzo de 1995 (fechas de portada), Forum no tardó en editarla en castellano en uno de los tomos de su colección “one-shot”. “Bishop. Huida del Mañana” vio la luz en mayo de 1995 en una edición que incluía como extras la reproducción a página completa de las cuatro portadas de la serie y una selección de cinco páginas a lápiz para que se pudiera contemplar mejor el talento de Pacheco. En 2018 Panini recuperó esta serie junto con “StarJammers”, otro de sus logros en sus primeros años etapa en Marvel, en un solo volumen bajo el título “El Universo Mutante de Carlos Pacheco”. Series ambas que ya apuntaban lo mucho de bueno que había y que estaba por venir de los lápices de Pacheco. Puede que el artista viera defectos en esta obra de sus comienzos en Marvel, pero a muchos aficionados nunca nos importó tanto Bishop como cuando fue dibujado por el maestro gaditano en estas páginas.

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