Aún quedaba un año para producirse el desembarco de Normandía, hecho capital en el devenir de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, en 1943 ya había signos inequívocos de que lejos de consolidarse, los territorios conquistados por el Tercer Reich en Europa ansiaban liberarse del yugo impuesto, aunque fuera a través de gobiernos títere como el que mantenían al mariscal Pétain en la Francia de la Segunda Guerra Mundial.
En la clandestinidad, el espíritu liberal y democrático de la república francesa mantenía su esencia, a través de numerosos ciudadanos que, con independencia de signo político, colaboraron en movimientos de resistencia interior al invasor nazi. Es entonces, en mayo de 1943 y con un gran esfuerzo y riesgo, cuando se crea el Consejo Nacional de la Resistencia, coordinando a toda aquella gente que se jugaba la vida para que su país no siguiera el paso al régimen totalitarista nazi. Así, y en el más absoluto de los secretos, se coordinaban acciones en prensa y en la calle, en las fábricas y los bares. Poco a poco se iban integrando en una sola red aquellas personas que no quisieron vivir arrodillados ante la tiranía.
Personas que no necesariamente eran todas adultos, como los niños que protagonizan una de las sagas más brillantes en cuanto a Bande Dessinée histórica y para todos los públicos editada en tiempos recientes: “Los Niños de la Resistencia”, la serie de Vincent Dugomier y Benoît Ers que recrea de forma bastante didáctica los años de plomo de la ocupación y la respuesta de muchos franceses que no se resignaron al yugo.
Hoy abordamos el séptimo volumen de la saga “Caídos del Cielo”, una entrega que nos sitúa en la primavera de 1943, donde ya es un hecho habitual que los aviones aliados vayan sobrevolando territorio francés, bien para combatir contra el eje, bien para operaciones logísticas que preparen una futura ofensiva aliada. Uno de aquellos aviones cae en las inmediaciones de Pontain l’Écluse. Es momento de socorrer a esos pilotos aliados y poder facilitarles una ruta de escape y evasión. La Gestapo y el ejercito alemán los busca con dureza. Es momento de que “El Lince”, pieza capital de la resistencia en Pontain L’Écluse, ayude a los combatientes y coordine esa evasión.
El Lince, o lo que es lo mismo François, Eusèbe y Lisa, llevará a termino un acto más de resistencia. Un acto como muchos de los que ocurrieron realmente en aquella aciaga época, que llevaban a cabo tanto adultos como niños para poder vivir en libertad y librarse del totalitarismo nazi. Dugomier, una vez más, consigue sintetizar de forma didáctica en sus personajes protagonistas y secundarios lo que implicó aquella época para los ciudadanos franceses que se opusieron al Régimen de Vichy. Todo mediante un relato que mantiene en todo momento el pulso y del que, mediante el arte de Benoît Ers, forjan un tebeo tan didáctico como redondo.
Así se mantiene la colección editada originalmente en francés por Éditions du Lombard y que Editorial Base ha hecho traspasar los Pirineos en dos ediciones en castellano y catalán. Una colección para todos los públicos, que ilustra, en el sentido más amplio del término, lo acontecido en una época que no es tan lejana. Que nos sumerge de lleno en la historia reciente del nuestro continente mientras recorremos un tebeo sólidamente construido, como este séptimo volumen de “Los Niños de la Resistencia”: “Caídos del Cielo”.