En una época oscura, como lo fueron los siglos XIII y XIV, vivió el personaje que nos ocupa hoy. Una figura ilustrada, quizá adelantada a su tiempo en muchos aspectos. Nos referimos a Ramón Llul (Mallorca, 1232 – 1316). Filósofo, escritor, poeta, teólogo y misionero, los 83 años de vida de este insigne mallorquín dieron para mucho y su huella permanece en nuestra sociedad, siendo declarado siglos después beato por “culto inmemorial” y no por cauces oficiales.
Sin duda estamos ante una figura relevante en la historia medieval europea. Un maestro que cultivó varias áreas del conocimiento además de la fe, introdujo el pensamiento moral caballeresco en la filosofía y teología de su tiempo. El pensamiento luliano se extendió hasta estudiarse en las universidades de su época y su “Ars Magna” fue muy celebrado, a la par que criticado, en los círculos filosóficos y religiosos de la época. Estamos ante un hombre que, sin duda, su paso ha dejado un antes y un después en las áreas que trabajó en vida. Una huella que hoy perdura tras siete siglos de su muerte. Una figura insigne que sigue despertando el interés de muchos y a la que Marc Gras y Nae Ed le dedicaron un volumen de la colección “Biografías en Viñetas” que lleva a cabo Cascaborra Ediciones.
Aun siguiendo la “Vita Coetanea” del propio Ramón LLul, glosar toda su vida en cómic puede ser una tarea apabullante y titánica. Quizá por ello Gras se centra en su faceta místico-filosófica y su labor misionera en el cómic. Desde aquella revelación que hizo abandonar a Llul corte y familia hasta el fin de sus días, Marc Gras traza, con su guion y dibujo, un relato pausado con pulso firme que nos adentra en la vocación misionera del filósofo y en su manera de acercar creencia y saber a los profanos: utilizando el dialogo y la palabra. La lógica y la razón. Y todo en el idioma del receptor, no en un latín culto, sino en la lengua que mejor comprendiera el interlocutor que tuviera delante, fuera árabe o catalán. No olvidemos que a Ramón Llul se le considera de los primeros escritores en utilizar el catalán para expresar conocimientos filosóficos y científicos.
Con esos mimbres discurre este relato de vida centrado en los viajes de Llul a ambas orillas de ese Mediterráneo que quería unir bajo una misma fe. Un relato plagado de sutilezas que el lector cultivado apreciará y que al neófito no despistará, pues no dejan de ser invitaciones a adentrarse a conocer mejor a una figura clave de la cultura española medieval.
Cierto es que el cómic en si no deja de ser una fabulación de cómo pudo ser la vida de Ramón Llul en los aspectos que trata, pero deja el poso de verismo en lo contado, por la pausada disposición de viñetas, que invitan a la reflexión y que atrapa, pasaje a pasaje, al lector. A ello contribuye un dibujo en el que los claroscuros son pieza esencial para despertar mayor atracción por las viñetas, y a los que el sobrio color plasmado por Nae Ed da el toque solemne que precisa.
“Ramón Llul”, en definitiva, resulta un tebeo tan sólido en lo didáctico como en lo lúdico. Una forma de acercarse a este mallorquín universal a través de las 68 páginas que lo componen, editado en formato álbum europeo por Cascaborra. Un relato que nos da la justa dimensión de lo que el autor de “Ars Magna” fue e hizo.