“Sigue el camino que te dibujan los cisnes en el cielo.
Pues será el cielo el que te guie hasta el mar.
Hasta Buyan”.
Oculto por la luna y las mareas, existe un lugar al Este, ahí donde solo se ve océano. Un lugar donde el propio Koshchei, “el inmortal”, escondió su alma. Un lugar donde los vientos Norte, Este y Oeste habitan. Un lugar que guarda la piedra Alatyr, capaz de curar toda clase de mal. Un lugar donde las almas de los muertos, convertidas en pájaros y cisnes, vuelan como el resto de aves para evitar el invierno… Un lugar mítico y de leyenda: Buyan (Буян).
Ese el destino que busca Maansi, un joven cazador nenet, oriundo de Siberia, que ya no tiene nada que perder y parte en la búsqueda de Buyan. Para ello atravesara un territorio plagado de conflictos como es el principado de Nóvgorod y parte del Rus de Kiev del siglo XIII. Una zona asediada por las incursiones de los Mongoles desde el oeste y la cruzada teutona desde el este. Ese es el camino que ha de cruzar Maansi, acompañado por su mascota Noho, entre los ataques de la Horda de Oro de Batu Khan, por un lado; y la Orden Teutónica por otro. Eso es lo que nos espera en “Buyan: La Isla de la Muerte”, la obra de Martín y Asier Etxeberria y Aritz Trueba editada por Aleta Ediciones.
Buyan es un tebeo que bebe de la mitología eslava, la digiere y nos la presenta de una forma tan lírica como sutil, para hacernos transitar por un recorrido en el que lo histórico se da la mano con lo mitológico. Así, uno de los mitos eslavos que se puede interpretar como una primera concepción del “otro mundo” es el destino de la hoja de ruta emprendida por el protagonista. Pero antes de llegar a su fin, Maansi ha de pasar por un territorio en guerra.
Martín y Xabier Etxeberria tejen un guion en el que conviven las leyendas y mitos eslavos precristianos con el contexto histórico y bélico del siglo XIII. De fondo, el choque de culturas y creencias entre Este y Oeste. A un lado, la magia. Al otro, la fe. En medio, un hombre decidido a encontrar el fantasma de lo perdido. Así discurre esta trama que atrapa por el tempo del relato que acuñan los Etxeberria, con un cierto lirismo que da empaque a lo contado.
El apartado gráfico corre a cargo de Aritz Trueba (“Natasha”), que demuestra en este trabajo una capacidad para dotar a sus viñetas de agilidad y acción. Con un estilo sintético y funcional, sin necesidad de muchos detalles, solo los precisos para que la historia funcione, las viñetas de Trueba centran lo esencial del relato evitando distraer al lector con paisajes o escenarios, y reforzando ese tono que tiene el tebeo, una suerte de amalgama de esa tierra de nadie que surge entre la leyenda y la historia.
Editado originariamente en euskera en 2019 por la Editorial Turko comics, como “Buyan. Heriotzaren Ulhartea”, el cómic vió la luz también en inglés de la mano de Insight Comics. Es ahora en este 2022 cuando de la mano de Aleta Ediciones ve la luz esta cuidada edición en castellano en formato álbum europeo de 208 páginas. Un formato acorde con lo que nos espera dentro de sus páginas: un sutil relato de pérdida y magia, que bebe tanto de las baladas eslavas como de la historia. Con la fiereza de la guerra y el embrujo de la mitología. Lleno de vida y de muerte. De lo ancestral y la búsqueda de lo imposible. Una metáfora sobre la pérdida y la redención, entre la barbarie y el cambio de guardia que suponen las conquistas militares. Tambien “Buyan” evoca ese territorio difuso, propio de la edad media europea donde lo profano convivía con lo cristiano. (no por nada muchos de esos mitos acabaron siendo asimilados por el cristianismo). Un tebeo, en definitiva, que deja con buen sabor de boca a quien guste de relatos que entronquen con lo mitológico y evoquen viejas baladas que nos lleven a la época en la que los mitos servían para guiar al ser humano. Porque, aunque los templos se hayan derruido, el fuego de Simargl sigue ardiendo…