Breve Historia de Aragón, de Marzal, Parrilla y Muñiz: una retrospectiva

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En aquella década de los ochenta, quienes fuimos niños en la comunidad autónoma de Aragón tuvimos la oportunidad de acercarnos a nuestra historia cercana de la mano del noveno arte. En 1984, la ya desaparecida Caja de Ahorros de la Inmaculada obsequiaba a sus clientes (si, hubo una época que el sector bancario obsequiaba a sus clientes con detalles) con la edición del primer volumen de “Breve Historia de Aragón”. Un ambicioso trabajo que pretendía condensar la historia de la región en viñetas. La obra contaba con el guion de José Antonio Parrilla y José Antonio Muñiz y el excelso arte de Jaume Marzal, estructurándose en dos volúmenes, donde el primero llegaba hasta finalizar prácticamente el siglo XVI y el segundo (editado en 1985) comprendía lo acontecido desde 1599 hasta el momento en que vio la luz.

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Doscientas sesenta páginas en total, con un ambicioso propósito y objetivo: condensar la historia de la comunidad autónoma desde el pasado más remoto conocido hasta la actualidad de cuando fue publicada. Tarea titánica sin duda, y en la que los guionistas contaron con el asesoramiento histórico de Guillermo Fatás, hoy Catedrático emérito de Historia de la Universidad de Zaragoza y miembro de la Real Academia de Historia. Ni que decir tiene que la labor de síntesis fue hercúlea, si bien en la mayoría de ocasiones la tarea fue más que acertada. Sobre todo, en el primer volumen que nos llevaba hasta el final del reinado de Felipe I, con una espectacular splash page en sus últimas páginas de la ejecución de Juan de Lanuza, Justicia de Aragón.

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Hasta llegar ahí Parrilla y Muñiz nos paseaban por el discurrir de la historia conocida, a través de un relato ágil en el que no se podía ahondar en ninguna cuestión, pero que sirvió para que muchos tomáramos un primer contacto con la Historia. Las páginas de aquella «Breve Historia de Aragón» abrían una ventana al pasado en la que mirar y una vía para poner en contexto el presente a través del descubrimiento del pasado. Para muchos, y no solo niños, estos dos tebeos fueron el primer paso para buscar y profundizar un mayor conocimiento histórico.

A ello ayudó, y de forma notable, el arte que trazó Jaume Marzal (responsable también durante aquella década de llevar al cómic a “Tirant Lo Blanc” junto a Andreu Martín) en unas páginas que subyugaban la atención de quien las leyera. Páginas que son de por sí historia del tebeo español, como la dedicada a Alfonso I El Batallador, la doble dedicada a Goya en el segundo volumen o la ya citada de Juan de Lanuza, entre otras.

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Un arte que servía de catalizador para discurrir por esa ventana a la Historia con mayúscula que supone este cómic hasta llegar al siglo XX.  Es hasta ese momento donde se demuestra el rigor y oficio planteado en la obra y el trabajo luce sus mejores pasajes.  El siglo XX también es tratado de forma extensa, pues ocupa 70 páginas en el segundo volumen con abundante información, y si bien no se profundiza en según qué temas que ocurrieron, si se abordan casi todos hasta la fecha de publicación. Visto desde la distancia que da el 2022, entendemos que, en 1985, en una España que seguía acostumbrándose a su joven democracia, meterse en según que asuntos podría ser un jardín no deseable… Y más en una época en la que la voluntad de buscar consensos en lugar de disensiones era la norma social y política no escrita, pero si aplicada de forma inconsciente.

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Para muchos de quienes fuimos niños en la época en que estos cómics aparecieron, más allá de las disquisiciones descontextualizadas que podamos hacer en 2022, la “Breve Historia de Aragón” de Marzal, Parrilla y Muñiz supuso la ventana a un mundo, el de nuestro pasado histórico, que estaba ahí para explorar en viñetas. También la constatación para muchos de que el noveno arte podía ser el vehículo idóneo para para propuestas pedagógicas. Quizá por ello, el arriba firmante atesoró (y atesora) estos dos volúmenes entre aquellas primeras lecturas compañeras que fueron Conan, Batman, Astérix o la Patrulla X. Por todo ello, desde lo más estrictamente personal a lo que se pueda considerar extensible a una época y momento, dedicamos este artículo a esta obra un día como hoy: 23 de abril.

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