En la década de los ochenta, el tándem formado por Antonio Segura y Jordi Bernet cosechó altas cotas creativas. Ejemplos de ello son “Kraken”, a la que ya dedicamos su merecida retrospectiva, y “El Mundo de Sarvan”, la obra que nos ocupa hoy, que Editorial DQ ha tenido a bien recuperar para el mercado español en un jugoso volumen integral. Así que nos dispondremos a “cruzar el espejo” para recorrer esta particular saga fantástica, hija de su tiempo pero con elementos más que solventes que resisten el paso de los treinta años que separan su primera aparición del momento de escribir estas líneas.

Fue allá por 1982, en plena expansión del cómic español. Una época en la que definitivamente el tebeo patrio alcanzó la mayoría de edad con magacines pensados para lectores adultos y maduros, donde las propuestas gráficas se aventuraban en lugares menos transitados, donde el riesgo se afrontaba con valiente creatividad. Una época en la que cabeceras como Cimoc, Cairo, El Vibora o Totem eran ventanas y muestras de excitantes y rompedoras páginas que iban más allá de lo mainstream o convencional. Y fue en una de ellas, concretamente en Cimoc, donde Sarvan nació. Concretamente en su número 18 publicado en agosto de aquel año.

La propuesta realizada a los autores por Norma Editorial era que realizaran una serie protagonizada por una heroína, que desarrollase aventuras en un entorno fantástico y que no escatimase en detalles eróticos. Requisito este último propio de una sociedad que aún seguía quitándose años de naftalina y censura propiciados por cuarenta años de dictadura. Con esas indicaciones, Antonio Segura (“Hombre”, “Burton y Cyb” o “Eva Medusa”) planteó una original propuesta literaria, que si bien bebía de lo más puro de la ciencia ficción clásica (con “John Carter From Mars” siempre presente) supo introducir los suficientes elementos personales para que Sarvan se erigiera como una saga con identidad propia dentro del ya vasto panorama de nuevos personajes que iban conquistando los quioscos por aquel entonces.

Aquí no nos íbamos a encontrar con una mujer en peligro a la que hubiera de salvar de malvados seres o pervertidos que quisieran forzarla (excusa torpe de la época para mostrar cuerpos desnudos), sino que Sarvan era todo lo contrario: una mujer empoderada alejada de cualquier rasgo de un rol pasivo. Sarvan era la agresividad y expansión por concepto, dueña de su destino y de las riendas ante las situaciones en las que se ve envuelta en una partida entre supuestos seres superiores. Dueña también de su deseo, el más instintivo y sexual que siente por Heloin, el dios caído que le acompaña en sus aventuras. Un deseo no correspondido a lo largo de la saga y que hace palpitar lo más hondo de nuestra protagonista. Elemento sin duda inherente a esta serie fantástica, que la hacia diferente al imaginario popular en el que entonces se movían los parámetros de la ciencia ficción de adultos. Un elemento que el propio Segura calificó como género en sí: el “suspense sexual”.

Así discurren las aventuras de la aguerrida y bella Sarvan y el apocado Heloin, un ser elevado pero apocado, deseado pero impotente ante los anhelos que despierta. Una pareja singular que, por concepto, hoy aun sigue siendo un hallazgo. Envuelto todo ello por pasajes fantásticos y oníricos, en un universo propio que el trazo de Bernet revistió de personalidad y genialidad. Como siempre que Jordi Bernet (“Torpedo 1936”, “Clara de Noche”, “Andrax” o “Light and Blood”) coge el lápiz y la tinta, podemos prepararnos para lo mejor, y “Sarvan” no es la excepción: encuadres, narrativa y maestría en la definición son marcas de fábrica de uno de los mejores dibujantes de este país. Y en Sarvan hay, como en cualquier obra de Bernet, muestras de sobra.

Esto es lo que nos espera en “El Mundo de Sarvan”. Un mundo por descubrir para muchos, pues la serie, después de publicarse en Cimoc, Norma la reedito en formato álbum y años después, en 1998 Planeta la recuperó en formato integral. Desde entonces “El Mundo de Sarvan” había desaparecido de las estanterías de las librerías españolas. Hasta ahora, que Editorial DQ recupera la obra en una excelente edición en cartoné de 148 páginas para que muchos puedan adentrarse en el mundo que crearon hace ya treinta años Bernet y Segura. Un mundo que sigue atesorando sus atractivos para adentrarse en él. Un mundo, en definitiva, imperecedero.