Nueva York ya no es lo que era. Desde el comienzo del apocalipsis la ciudad sigue siendo la que nunca duerme, aunque toda su población adulta vague de forma errante y sin conciencia aparente. Ausentes en un ambular inquietante que busca satisfacer tan solo las necesidades básicas, desde que la niebla apareció los adultos vagan por las calles. Tan solo quedan los niños con consciencia plena para contemplar que desde que las criaturas que llegaron a la ciudad lo cambiaron todo.
Esto es lo que nos espera en el primer tomo de “Criaturas: La ciudad que nunca duerme” (“Créatures. Tome 1 – La ville qui ne dort jamais”), obra de Stéphane Betbeder y Djief. Un tebeo que supone una vuelta de tuerca a la temática post apocalíptica bajo un sutil telón de fondo lovecraftiano, con un tratamiento ideal para ser disfrutado por público de todas las edades. Pues estamos ante una obra de excelente factura, de esas que entroncan con aquellas joyas de la cultura popular de ciencia ficción que presentan puntos de interés para cualquiera que se acerque a ellas.

El primero de ellos lo podemos encontrar en la tridimensionalidad de los personajes que nos presenta Stéphane Betbeder: niños que sienten y padecen, todos con personalidad propia, que con una hábil síntesis plasmada en diálogos eficaces que fluyen por las setenta y dos páginas de esta «ciudad que nunca duerme«, bañada de estándares del genero. Todo eso lo encontramos en un guion que fluye de forma orgánica y nos va presentando los elementos particulares de la historia de manera natural.
En cuanto al apartado artístico, el notable trabajo de Sjief, alias con el que firma Jean-François Bergeron, echa el resto para convertir este primer acercamiento a “Criaturas” en una golosina para todas las edades. Tanto por el dibujo, que seduce entre trazo y ambientación, como por un color que suma atractivo a cada viñeta.
Así se erige “La ciudad que nunca duerme”, la excelente tarjeta de presentación de «Criaturas», editado en castellano por Nuevo Nueve en un cuidado formato cartoné de 72 páginas. Un tebeo que se presenta de forma sutil pero que va atrapando viñeta a viñeta al lector, desplegando a su paso sus encantos. Con una estructura sabiamente edificada y un planeamiento gráfico notable estamos ante un caramelo para los amantes de la ciencia ficción más solvente, tengan la edad que tengan. Por los elementos que muestra, por los que sugiere y los que planean en “Criaturas. La Ciudad que nunca duerme”, estamos ante una de las obras a tener en cuenta si queremos una buena dosis de ciencia ficción apocalíptica destinada a cualquier edad. Con elementos solventes en su haber para que cualquier lector del género que se acerque al cómic quede satisfecho.