“¡Francia separada por una línea de demarcación!
Como una frontera en el corazón de nuestro país.”
Septiembre 1942. La Segunda Guerra Mundial sigue su curso. Mientras tanto, el país galo sigue a merced del invasor nazi. Tanto en la parte ocupada como en la parte llamada “libre”, que no era más que el territorio donde el Tercer Reich permitió el gobierno del colaboracionista Pétain, tan servil con Hitler como duro con esa oposición que buscaba vivir en un país libre.
Como una cicatriz, la frontera interior francesa recordaba el desgarro que implicaba la invasión alemana. Un desgarro que provocó un país dividido. No solo geográfica sino también socialmente. A un lado estaban los simpatizantes filo-nazis del régimen de Vichy. Al otro, ciudadanos franceses que no se resignaban a perder la libertad y los ideales de su querida República. Muchos esperaban a que el viento cambiara y se pusiera a favor. Otros propiciaron ese cambio arriesgando lo más valioso: su vida. Y no solo fueron adultos. También hubo niños que formaron parte y contribuyeron en los actos de sabotaje e información que “La Résistance” asestó a los regímenes totalitarios que asolaban el país galo.
Vincent Dugomier y Benoît Ers utilizan esos hechos históricos para dar cuerpo a una ficción realista en su excelente serie “Los Niños de La Resistencia”, (“Les Enfants de la Résistance”) de la que hoy nos ocupamos de su quinto volumen: “El País Dividido” (“Le Pays Divisé”). En él nos esperan François, Eusèbe y Lisa para acompañarlos por esos duros tiempos en los que tomaron partido en contra del invasor. Dejando a un lado la infancia y la adolescencia. Asumiendo riesgos en pos de combatir por una sociedad no tutelada por el extremismo.
Todo en un relato que va a ras de suelo de la realidad, como nos tiene acostumbrados Vincent Dugomier, que mezcla lo cotidiano con los hechos más relevantes de ese periodo. Fuertemente respaldado por un gran ejercicio de documentación (como de costumbre el volumen lo cierra un dosier que contextualiza y amplia lo mostrado en el cómic), Dugomier sigue trazando con pulso firme el guion de esta serie mientras la Historia transcurre a la par que las pequeñas historias de nuestros personajes. Pequeñas en comparación a los hechos que desencadenaron la liberación a Europa, pero sin duda imprescindibles para que el totalitarismo quedara derrotado en la Segunda Guerra Mundial. Esos pequeños pasos de François y compañía, tan a ras de suelo mientras la situación geopolítica va cambiando, son los que hacen que este tebeo mantenga la atención de los lectores de cualquier rango de edad. Por la fluidez que destila, por lo sabiamente contextualizado, conforme la serie avanza el tono de la misma se hace más valioso.
Al igual que el arte vertido por Benoît Ers, que en este quinto volumen va un paso más allá con páginas que son un absoluto deleite para el fan de la línea clara. Si el tono gráfico de la serie siempre ha sido notable, ya en “El País Dividido” se sitúa un peldaño por encima, dando la sensación de que los personajes desprenden una mayor vitalidad en las viñetas.
Dicho lo cual, celebramos que Editorial Base haya consolidado esta serie en el mercado en castellano y catalán. Una serie que dentro de la sobriedad de la premisa de partida nos muestra una época para no olvidar, que nos divierte con un relato vital con suficientes puntos para despertar el interés por la historia reciente del país galo y Europa. Y sin duda por poner de relieve, a través de François, Eusèbe y Lisa, lo que muchos chavales arriesgaron en la Francia de los ‘40 en esos duros años de ocupación nazi.