Kraut: Carta a un padre ausente

Kraut Texto 1

“¿Por qué desaparecer?”

En 1978 Josehp Johannes Antonius Pollmann (1922 – 1978), más conocido como Joop Pollman, desapareció sin dejar rastro en la bahía de Daaibooi, Curazao. Atrás quedaba la vida de aquel joven holandés que simpatizó y colaboró con el invasor en tiempos de la ocupación nazi de Holanda, el reportero de guerra y posteriormente periodista del corazón. Atrás quedaba también su familia. Entre ellos su hijo primogénito, Peter Pollman (1951-2015), más conocido por el pseudónimo con el que ha pasado  la posteridad como uno de los máximos exponentes del underground en los Países Bajos: Peter Pontiac.  Un autor que tras conocer a Will Eisner (se encargó de rotular al yidis “Contrato con Dios”), el maestro le escribió unas palabras que sirvieron de acicate en su carrera: “Peter Pontiac: sigue, por favor. No pares. Haz tú también una novela gráfica. Necesito algo de compañía; estoy muy solo ahí fuera”. Unas palabras escritas que Pontiac guardo como oro en paño en la cajetilla de tabaco que Eisner había escrito.

Años después, “Maus” de Art Spiegelman se cruzó en el camino de Pontiac, pues fue el encargado de rotular  el segundo volumen de la edición en holandés. Una temporada laboriosa conviviendo metafóricamente con la vida de una de las víctimas del holocausto sembró el germen de la obra que tratamos hoy: “Kraut”, quizá la más madura , personal y ambiciosa obra de Peter Pontiac, que Fulgencio Pimentel ha editado en castellano. 

Kraut Texto 2

“y ¿por qué un fascista?”

Si “Maus” era el testimonio de una víctima de la segunda guerra mundial, “Kraut” se erige, en parte (no en su totalidad) como el reflejo de una persona que eligió tomar parte del bando de los verdugos: el desaparecido padre de Peter Pontiac. Digo en parte, pues esta obra es mucho más ambiciosa y nada maniquea. Es un ejercicio de exorcismo del autor con sus raíces, una carta dirigida a la figura conservadora del padre y su pasado fascista; y a la vez una labor de investigación biográfica sobre la vida de un ser humano que eligió por convicción propia el discurso supremacista que tanto daño causo en la Europa del siglo XX.

Así se conforma este trabajo, como el dialogo necesario con un padre ausente, para recorrer la huella vital e inquietudes de aquel fascista que acabó siendo un periodista del corazón en los Países Bajos. Con una voluntad de comprender y mostrar por parte del autor, que no justifica en ningún momento las decisiones y actos del padre, pero las recorre desde lo íntimo, desarrollando en esta carta abierta una intimidad que llega de forma profunda a mostrar aspectos universales. Pues no fueron pocos los europeos que durante la ocupación nazi en sus países, mostraron sus simpatías y colaboraron con el fascismo.

Kraut Texto 3

“Y me parece a mí que tu ausencia, desde el 24/7/78 hasta el día de hoy, está siendo larga de cojones…

Pero “Kraut” no pivota solo sobre la vida de aquel colaboracionista neerlandés que rehízo su vida tras la segunda guerra mundial. Es también la voz del hijo queriendo saber de su padre. Es la conversación que gracias a esta obra puede plantear con su progenitor. Es un retrato de aceptación de las raíces, gusten o no. Es, en definitiva, una obra más poliédrica de lo que puede parecer a simple vista: Unas cuentas pendientes familiares saldadas a modo de carta abierta, a modo de superación de un duelo latente. Un ejercicio de madurez en cuanto a lo que se quiere expresar y cómo se ha de llevar a cabo su plasmación.

No estamos tampoco ante un cómic al uso. De hecho esta obra no es un cómic propiamente dicho en un sentido formal. Tampoco podemos afirmar que estemos ante una novela, ya que la experiencia lectora no se apoya única y exclusivamente en lo literario. Lo gráfico en esta epístola tiene un peso más que determinante para ahondar y expandir lo que transmite Pontiac. Las ilustraciones no quedan relegadas a un papel de comparsa de lo literario, ni la grafía utilizada en la rotulación es circunstancial. Todo lo que aguarda en estas páginas está planteado en perfecta sincronía: lo gráfico y lo literario va en perfecta comunión para conformar una obra necesaria, un híbrido entre dos medios de expresión en el que Pontiac juega y nos brinda momentos certeros, llevándonos de forma maestra por esta carta a su padre.

Kraut Texto 4

Una “carta” donde, de forma metafórica Miguel Delibes se enlaza con Robert Crumb, pues «Kraut» marida estos estilos, literario y gráfico, resultando una propuesta de fuerza desgarradora, ambiciosa y certera. Editada en castellano por Fulgencio Pimentel en una cuidada edición en cartoné de 216 páginas, tanto en forma como en fondo: Pues también cabe destacar la labor de traducción de Julio Grande a la lengua de Cervantes. Una edición además, en la que se han incluido un apéndice que amplía y contextualiza mucho más lo que nos ofrece esta innovadora obra: Una epístola biográfica, el acercamiento del hijo al padre que rezuma puro siglo XX por sus poros. Y como el siglo pasado, estamos ante una propuesta compleja de las que dejan poso. Tanto en la forma como en el fondo «Kraut» se erige como una obra íntima, necesaria, universal e innovadora.

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