A lo largo de la historia, el conflicto entre civilización y naturaleza ha estado presente en múltiples relatos. Si revisamos los mitos y leyendas de muchas de las civilizaciones, estas dos maneras de abordar el entorno, antagónicas por definición, se han visto confrontadas en sucesivas ocasiones. En un extremo, podríamos colocar la necesidad de comprender y entender el entorno, la naturaleza que nos rodea en definitiva. En el otro, la voluntad de dominarla y doblegarla, en pos de un mayor aprovechamiento de la misma.
Así el aprovechamiento de técnicas y de las habilidades que se logran con ella puede traer consigo el desequilibrio del entorno natural. Poner en riesgo el ecosistema natural donde se vive. Por otro lado, ese conocimiento básico de los elementos, casi mágico por su manera de aprenderlo y describirlo, puede llevar al equilibrio y coexistencia de los seres que cohabitan ese espacio. Esta es una de las ideas que subyacen en muchos de los relatos épicos y populares de varias culturas que han poblado la tierra. Y la que alimenta “La Senda de los Druidas”, de Fer Jiménez y Miquel Rodríguez, tebeo editado por Sallybooks.
“El Agua,
la tierra
y el aire,
cuya confluencia produce la energía
que produce el fuego creador”
Los tres elementos propios del triskel, el amuleto que porta Gaia (una de las protagonistas del tebeo), ilustran las raíces en las que se asienta este cómic, dirigido especialmente para jóvenes lectores a partir de 13 años. Si bien el arriba firmante puede asegurar que estamos ante un relato muy disfrutable tanto por mentes más jóvenes como por lectores más maduros. Pues la sintética sencillez con la que se aborda este eterno conflicto a lo largo de las páginas de “La Senda de los Druidas” hace que este camino sea perfectamente disfrutable por lectores de diferentes edades.
Es lo que tiene el guion de Fer Jiménez («Dada«) que se queda en lo esencial, sugiriendo en muchos casos, con semillas de tradición popular bien sembradas. De esta manera, el lector curtido apreciará los guiños mientras que al novel le servirá como toma de contacto con relatos recurrentes a lo largo de la historia de la humanidad. Todo ello para ilustrar un camino, de ida y vuelta, el que porta Argento, el bardo. Un camino de crecimiento que en el retorno a su pueblo lleva consigo a su hija Gaia mientras le explica la historia que ha vivido.
Todo ello mezclando dos líneas temporales que apuntan al mismo sentido mientras avanza el relato: atrapar al lector en una historia con tintes épicos, pero también en un trasfondo ecológico. Entre las viñetas, a cargo de Miquel Rodríguez, podremos apreciar un guion plagado de simbolismo, donde se puede afirmar que “menos es más” (por la excelente síntesis de lo que se muestra y cómo se muestra). Un ejemplo de que sugiriendo se puede ser más efectivo que mostrando.
En cuanto al arte, Miquel Rodríguez nos transporta de forma efectiva a ese mundo con reminiscencias celtas que es el que habita en “La Senda de los Druidas”. Una aparente sencillez en el trazo que deviene en un estilo definido y solvente en cuanto a lo que se pretende contar, consiguiendo una identidad gráfica propia que dota de empaque al relato.
“Ésta será la saga que principie la leyenda de druidas vagando otras vidas,
Y surcando los caminos de la senda…”
Esto es lo que nos encontramos en “La Senda de los Druidas”, editado por Sallybooks en un álbum de 54 páginas en formato europeo. Un camino que se queda en lo esencial para ofrecer a nuevas generaciones uno de los eternos dilemas de la humanidad. Envuelto en épica y magia, no solo la del argumento en sí, sino también la que desprende el resultado obtenido por sus autores. Un tebeo muy disfrutable para todo tipo de público, y especialmente dirigido a esas jóvenes mentes lectoras ávidas de una buena ración de aventuras solventes.