Nos situamos en la ciudad de Santa Fe… un enclenque personaje llega a Nuevo México. Un evento increíble sucede mientras la destrucción y las explosiones son implacables. Hay gente sufriendo y muriendo por este desastre. Cuando el polvo se asienta, los equipos de rescate y de investigación llegan a la zona para indagar en lo sucedido. El piloto que divisa primero el desastre, calcula que es un nivel cuatro en la escala de desastres naturales. En la parte de atrás del helicóptero se oye una risa socarrona y se escucha un comentario: – “La ciudad esta medio destruida y estamos sobrevolando un cráter de grandes dimensiones, eso está más allá de la escala en desastres”. Al aterrizar nuestro protagonista pisa con fuerza el suelo. Siempre mira los problemas con intensidad. Para los rescatadores, lo primero es encontrar la mayoría de las victimas y los supervivientes. Para él, lo primero es ocultar lo que está viendo al intuir quién o qué pudo provocar ese desastre. Cuantas más victimas, menos testigos presenciales. Así, sigue buscando indicativos de lo sucedido en ese gran apocalipsis hasta que encuentra unos pantalones cortos morados de gran tamaño.
De esta manera tan inquietante, comienza esta magnifica historia firmada por dos de los más grandes autores de la industria del cómic. El guionista es Brian Azzarello (Batman, Moonshine), uno de los mejores escritores del mundo del tebeo. Su trabajo comenzó a ser reconocido cuando empezó a escribir en el sello Vértigo de DC Cómics. En el momento de realizar esta obra, a Azzarello se le relacionaba más con otros géneros más que con el superheroico. Era lógico pues que su primer trabajo para superhéroes fuera el increíble Hulk, ya que es uno de los personaje heroicos que tiene más relación con clásicos de la literatura terrorífica como la novela de Robert Louis Stevenson. Quizá por ello, Azzarello se encontró cómodo al idear un guion respecto a este personaje. El guionista nos intenta llevar aquí a un mundo donde el horror es real, quiere describir y tratar de ver el interior de las psiques de un monstruo y la de un fantástico científico; además de los que intentan evitar la destrucción que se genera a su paso.
A nivel artístico, se podrían escribir miles de libros respecto de este autor que nos dejó hace poco. Para describir a Richard Corben (Starr, Mundo Mutante) harían falta muchas más palabras que las que se pueden usar en esta reseña. Era un referente en el mundo del tebeo, celebre por sus cómics de ciencia ficción y fantasía. Se convirtió en ídolo del noveno arte por como trabajaba respecto a sus páginas, con un procesado de la páginas respecto de un innovador colorido respecto para la época. Trabajó en la revista Heavy Metal y miles de trabajos más, consiguió tener un estilo de dibujo referencia y que se distinguía del resto de dibujantes. Cuando dibujaba o representaba personas, lo hacía casi siempre con un estilo un poco monstruoso (y musculado) y con una gran construcción corpórea y muy sexualizada. Con ese estilo de dibujo lograba que las expresiones de los personajes fuesen primarios, cuando el amor, el odio, el miedo o el sexo se magnifcaban por ese tipo de dibujo. Además de esto, el dibujo de los animales, las mutaciones y los seres fantásticos eran bastante angustiosos para el lector, consiguiendo que la lectura no fuese algo banal y fácil de digerir. Precisamente por ese motivo es maravilloso recrearse en cada viñeta dibujada por este maestro.
En el mercado estadounidense fue editado bajo un sello anexo a la compañía Marvel Comics. Esta obra, en el original se publicó como Startling Stories: Banner 1-4 USA, un planteamiento creado por Axel Alonso para poder utilizar a los personajes de La Casa de Las Ideas, con nuevos modos y maneras fuera de la continuidad del universo 616 y un enfoque más realista del habitual de la compañía. Con esto, también se buscaba dar un pequeña vuelta al origen de los personajes clásicos. En España, la primera edición llegó por parte del sello Comics Forum de la editorial Planeta De Agostini en el año 2002, con una edición en un tomo de rustica de 96 páginas, con los cuatro números que componen la serie. Posteriormente Panini Comics reeditó esta obra en la línea Bome (Best of Marvel Essential) en el año 2008. Después de terminar de releer esta historia, es sorprendente que no fuese reeditada después de doce años de la última edición. A nivel argumental, es cierto que estamos ante una historia fácil de comprender y sin mucho misterio, pero a nivel artístico merece mucho la pena y es muy disfrutable. En resumidas cuentas, cualquier aficionado al tebeo (o por lo menos al arte de Richard Corben) debería tener esta obra en su biblioteca.