Como medio de expresión popular, el cómic ha bebido de su entorno, asimilando entre sus páginas tanto valores y modos sociales en cada momento de su historia. Reflejo puntual de la sociedad en la que se crea y comercializa, podemos rastrear los valores sociales y códigos de conducta aceptados de cada época y lugar. De la misma manera que nos podemos encontrar vasos comunicantes con otros medios de expresión, como puede ser la literatura infantil. Al fin y al cabo, durante muchas décadas se consideró erróneamente un medio de divertimento infantil. El tiempo ha puesto las cosas en su sitio y a día de hoy ya existe la opinión general de que el noveno arte «per se» no es infantil, sino que es un medio de expresión en el que se pueden desarrollar relatos para cualquier tipo de público, como la literatura, el teatro o el cine. Ya no es un error común confundir la parte con el todo.
Dichas estas apreciaciones, también es innegable que a lo largo de la historia los tebeos han presentado vasos comunicantes con el mundo de la infancia, adaptando al medio varios de los clásicos populares de la literatura infantil. Una forma tanto de acercar a nuevas generaciones clásicos inmortales como de aprovechar su potencial para generar argumentos atractivos. En innumerables ocasiones, por ejemplo, los superhéroes, exponentes del género por excelencia de las viñetas (puesto que su existencia nace y se desarrolla en gran medida con el medio y la industria) han sido utilizados para recrear clásicos. Resultando en ocasiones productos oportunistas para consumo coyuntural, en otras auténticos hallazgos revestidos de frescura por la forma de recrear los lugares comunes de la literatura infantil.
En este último caso podríamos englobar “Cuentos de Batman. Érase una vez” (“Batman Tales: Once Upon a Crime«), de Derek Fridolfs y Dustin N’Guyen, editado por Editorial Hidra recientemente. Un volumen en el que los responsables del celebrado “Batman: Pequeña Gotham” (“Batman: Li’l Gotham«) vuelven al universo del caballero oscuro, esta vez revistiendo su propuesta con la esencia de los cuentos de Hadas.
De esta manera Derek Fridolfs (“Batman: Streets of Gotham”, “Justice League Beyond” o “Batman: Arkham Unhinged”) va a recrear las particulares versiones de “Pinocho” (con un Damian que emprende aventuras similares”), “La princesa y el guisante”, “La reina de las nieves” o “Alicia en el país de las maravillas”. Unas adaptaciones que no se van a quedar en la mera recreación de los clásicos en que se basan, sino que se combinan con elementos característicos del bat-universo, dando singularidad a la propuesta. Así por ejemplo, Alfred viajará al país maravilloso ideado por Lewis Carroll, que en este caso estará poblado por muchos de los integrantes de la galería de villanos clásicos de Batman. Muchos de los cuales, (“El Sombrerero Loco” sin ir más lejos) se inspiran directamente en este clásico de la literatura infantil.
Harley Quinn tendrá su particular cuento de hadas con un guisante muy particular (un diamante) y Batman conocerá a la reina de las nieves. Todo ello narrado por el impresionante arte de Dustin Nguyen (“Ascender”, “Descender” o “Batman: Streets of Gotham”), que nos obsequia en este trabajo con páginas que son un deleite visual para el aficionado de cualquier edad. Su sentido de la iluminación, la potencia de su pincel y la definición de un trazo aparentemente sencillo pero inequívocamente efectivo hace que estos “cuentos de Batman” trasciendan a su público objetivo para poder ser disfrutado por lectores más experimentados.
Así se erigen estos “Cuentos de Batman” como una lectura perfecta para toda la familia, que Editorial Hidra nos ha traído en una edición de 184 páginas con una excelente relación calidad precio. Un acierto más del sello “DC Kids” de la distinguida competencia, demostrando una vez más que se pueden crear productos culturales infantiles con un alto nivel de calidad artística.