“Durante toda su vida, mis padres hicieron un gran esfuerzo por ayudar a esta ciudad.
Se dejaron la sangre en estas calles.
Ahora me toca a mí.”
Así piensa un jovencito Bruce Wayne con dieciocho años recién cumplidos. Es el momento en el que adquiere la plena titularidad de su herencia, siendo el multimillonario más joven de Gotham. Aún es pronto para que asuma el manto del Señor de la Noche, si bien la tragedia de la muerte de sus padres está allí. Y Gotham, como un personaje más que como escenario, se mantiene presente para recordar las desigualdades y los peligros que se generan en la sociedad moderna. Esa sociedad donde ya forma parte, en el camino de la madurez, el nuevo rico de la ciudad. Así comienza “Batman Nightwalker”, la adaptación de la novela de Marie Lu” llevada a las viñetas por Stuart Moore, Chris Wildgoose y Laura Trinder. Un nuevo título de la línea “Young Adult” (“Joven Adulto”) de DC Comics que Editorial Hidra ha editado en castellano recientemente.
Los títulos que copan la línea de la “Distinguida Competencia” para nuevos y jóvenes lectores parten de la premisa de reformular el concepto del personaje que tratan, trayendo un soplo de aire fresco y posibilitando que nuevos lectores puedan acercarse a estos mitos. Eso sí, despojándolos de la mayoría del peso contextual que arrastran a lo largo de los años de canon de la continuidad oficial y manteniendo el concepto esencial. Una formula no apta para “puristas” pero satisfactoria para quienes gusten de revisiones frescas y certeras. Este es el caso de la historia escrita por Marie Lou y adaptada a viñetas por Stuart Moore.
En ‘Batman Nightwalker‘ los únicos murciélagos que encontraremos son los que pueblan la ciudad por la noche. En su lugar veremos a un joven Wayne luminoso (o todo lo luminoso que se puede ser cuando se ha presenciado en la infancia el asesinato de sus padres) en la encrucijada que supone asumir la mayoría de edad. En su último año de instituto y, como todos los adolescentes, dando un peso primordial a la pandilla de amigos de la cual forma parte. Aún está lejos el momento de instruirse en el arte del combate viajando por el mundo. Si bien las habilidades detectivescas van floreciendo, así como la pericia con los medios tecnológicos, el joven protagonista del tebeo de hoy está a años luz del vigilante adulto que devendrá en el futuro.
Todo lo expuesto, lejos de desnaturalizar el concepto, hace la premisa de partida más interesante puesto que nos va a llevar por caminos no transitados previamente. Aquí no tendremos el tono marcadamente oscuro que ha impregnado la mayoría de comics del cruzado de la capa desde los años ´80. En su lugar, la luz se apodera del personaje principal, llevando al lector por ese camino de descubrimiento que protagonizará Wayne en esta aventura. Desde el instituto hasta Arkham en una Gotham donde las desigualdades son el caldo de cultivo perfecto para que florezcan los “Nightwalkers”, una banda organizada que utilizando lemas de activismo social se propone asesinar y robar a los potentados de la ciudad. Así veremos como la luz que impera en el personaje se topará con los contrastes y claroscuros que arroja una sociedad imperfecta y compleja. Una sociedad capaz de producir personas como Madeleine, la coprotagonista de la obra que supone a priori un enigma en sí misma.
En cuanto al arte, el trazo de Chris Wildgoose, con la ayuda de Cam Smith, apuntala lo narrado en la misma dirección conceptual: una visión menos oscura del concepto del Señor de la noche que sigue manteniendo de forma sutil los elementos esenciales que lo han definido a lo largo de ochenta años de existencia. A ello ayuda la escala de colores oscuros con los que reviste la paleta de colores de Laura Trinder, que simplemente usa el amarillo de forma puntual para reforzar el peso dramático del momento.
Esas son las armas que encierran las 200 páginas de Batman Nightwalker, un volumen que Editorial Hidra ha editado en castellano. Unas armas valiosas sin duda, porque ponen en valor la frescura de esta recreación del mito de Batman, en el justo equilibrio de despojarlo de muchos elementos inherentes al canon y de mantener sutilmente la esencia del concepto. Posiblemente este sea el mejor camino para atrapar a nuevas generaciones de lectores.