El Baile del Vampiro: Redes. Eternamente Joven

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El final de los años noventa en España dejó tras su paso la fugaz trayectoria de la Línea Laberinto de Planeta Agostini. Una apuesta por autores españoles que con la misma intensidad que desembarcó en las librerías desapareció bruscamente de un día para otro. Si bien gracias a su breve existencia se alumbró algún que otro título que pasó a la posteridad del tebeo español, muchas cabeceras llegaron a ser de culto y otras tendrían la catalogación de éxito a día de hoy. Ese es el caso de “El Baile del Vampiro” de Sergio Bleda, una mini serie publicada en 1997 que puso en primera línea a aquel joven creador. Aquellas cuatro entregas nos presentaban, mediante un relato urbano vampírico, a un autor potente que llevaba el mito de los «no muertos» a las calles de Barcelona, alejándolo de tópicos e impregnándolo del momento en que fue creado. El éxito fue tal que dos años después Planeta publicó el one shotInés 1994” y ya se vislumbraba la posibilidad de realizar una serie regular donde desarrollar plenamente el concepto.

El cambio de siglo trajo consigo la cancelación de la línea Laberinto, un ejemplo más del cambio de paradigma editorial patrio, donde las editoriales grandes ya comenzaban a buscar retornos de inversión más rápidos. La música dejó de sonar y los vampiros de Bleda dejaron los bailes para tiempos artísticos mejores. Quizá estos hayan llegado, pues este año Sergio Bleda ha autoeditado “El Baile del Vampiro: Redes”, el volumen que supone el retorno del autor a la serie con la que se dio a conocer.

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De este modo Bleda, con el bagaje y recorrido que dan 20 años de experiencia como dibujante a ambos lados de los pirineos,  retoma una de sus series más recordadas. Y lo hace ofreciéndonos un volumen que contiene dos relatos, con un pie en el pasado y otro en el futuro. Así “La Primera vez” se sitúa en aquellos años noventa para mostrarnos el primer encuentro entre Jakob e Inés, dos de los personajes principales de la saga, y que sirve de complemento para la historia principal del volumen: “Redes”. Un episodio ambientado en la Valencia actual donde comprobaremos como los viejos terrores se adaptan a los nuevos y tecnológicos tiempos.

Así pasado y presente confluyen en este volumen, demostrando lo mucho que queda por ofrecer y explorar en “El Baile del Vampiro”. “Redes” puede suponer, no solo la continuación de un clásico de culto del tebeo español, sino la posibilidad manifiesta de que los vampiros de Bleda no cesen de bailar. Razones para ello no faltan y todas nos llevan al “savoir faire” del autor, que hace gala en el tebeo del oficio que atesora tras años de experiencia en diversos mercados.

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Sirva de ejemplo estos relatos, que pueden parecer sencillos por la fluidez argumental en la que discurren, pero que derrochan efectividad en su transcurrir. También citar, como “marca de la casa” de esta cabecera, la importancia de las ciudades donde ocurren los hechos. Si Barcelona fue un personaje más del primer “Baile”, Valencia asume ese rol en esta entrega. En cuanto a lo gráfico, que decir de Sergio Bleda que no se haya dicho ya. A lo largo de los años ha desarrollado un estilo que dota de personalidad propia a los personajes que dibuja, impregnando cada rostro y cada cuerpo de rasgos únicos. Todo ello sin descuidar en ningún momento la estructura argumental, porque en un tebeo se trata de transmitir. Y Bleda con su trazo y narrativa lo consigue.

El Baile del Vampiro. Redes” va visto la luz gracias a una campaña de crowfunding llevada a cabo por el autor, donde 284 mecenas apoyaron desde su origen el proyecto. Un proyecto que, en palabras del autor, tendrá continuidad si los fans así lo desean. Posibilidades hay sin duda, pues lo expuesto hasta el momento abre múltiples caminos narrativos y somos muchos los que queremos saber más de Ana, Inés, Jakob y Gabby. Por el momento, “El Baile del Vampiro. Redes” está disponible en muchas de las librerías especializadas españolas. Un tebeo que no solo mira hacia el pasado de su primera serie, sino que encara el futuro con una premisa eternamente joven, dada la frescura que destilan sus páginas. Que no cese la música ni el baile, los aficionados a los buenos tebeos vampíricos lo agradecerán.

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