Parece solo otro día más para Loretta, una cajera normal y corriente de un supermercado en Maine. El servicio al cliente es así, personas difíciles, bichos raros en los pasillos y poco tiempo para fumar en la parte de atrás de la tienda. Loretta se queja de su existencia al tiempo que pasivamente lidia con los mismos clientes día tras día. De pronto, cosas que en principio son muy importantes en su vida, como los problemas de actitud de su hijo Josh en la escuela, resultarán ser algo intrascendente cuando su otra hija, la pequeña Meg, desarrolle una extraña erupción cutánea irritante en un brazo. Al convertirse este raro sarpullido en algo mucho peor, Loretta verá como su pequeño mundo comienza a ponerse patas arriba.

Así arranca Family Tree, serie regular editada por Image Comics en la que sus autores Jeff Lemire (Un tipo duro, Royal City, Black Hammer) y Phil Hester (The Coffin, Nightwing, The Atheist) nos llevan a recorrer un paisaje tétrico, casi podría decirse que salido de las pesadillas del científico (botánico, en este caso) más loco. La mezcla de la trama fantástica y de terror con ese tono rural en el que Lemire se siente tan a gusto, funciona a las mil maravillas gracias al medido ritmo con el cual el guionista maneja la historia; tomándose el tiempo necesario para la gradual construcción de personajes pero añadiendo constantemente detalles relacionados con el misterio alrededor de esa peculiar erupción cutánea (sin duda un elemento que resulta muy atrayente). La consecuencia no es otra que la de un lector irremediablemente atrapado desde las primeras páginas de la obra.
Family Tree pertenece a este tipo de historias relacionadas con el fin del mundo y Lemire aprovecha además para abrir la caja del terror, planteando como una familia desestructurada acaba irremediablemente unida por los problemas que suceden a su alrededor. El guionista canadiense describe con oficio todo lo que ocurre en la monótona ciudad de Lowell (Maine) y nos va mostrando poco a poco la clave para desbloquear uno de los misterios establecidos en el inicio de la historia. Además, como es habitual en él, desarrolla de manera brillante a los personajes de esta historia haciendo especial hincapié en la fuerza que imprime a Loretta al representarla como madre separada que hace frente a todos los problemas que se le presentan.
Respecto al arte de Phil Hester, indicar que es una de las claves para garantizar que Family Tree sea un éxito. Su trazo de línea suelta casa muy bien con el tema general de la historia, ya que algo aterrador y de origen orgánico se acerca cada vez más a los protagonistas. Predominan pues las imágenes de árboles, plantas, ramas y hojas, por lo que el lector tendrá la sensación de que la naturaleza está en marcha, aproximándose a los actores principales de esta pesadilla kafkiana. Un claro ejemplo del buen hacer de Hester es cuando, en un determinado momento de la narración, todo comienza a desmoronarse y el dibujante compone una bonita y eficaz escena de acción en un par de páginas; lo que demuestra su capacidad para resumir ciertos hechos a través de las imágenes. Al color nos encontramos con Eric Gapstur (Shipwreck, Animosity Evolution), que acompaña de manera excelente con una paleta de colores sin mucha intensidad, dando el toque correcto a una obra que cuenta una historia realmente oscura.
En definitiva, una serie que comienza con un primer número impresionante y que opera en un género de terror que en los últimos años ha demostrado que goza de buena salud en el noveno arte. El gancho de la historia es simple y siempre con lo familiar como telón de fondo, pero nunca se siente que la trama principal pueda tener un final predecible. Los personajes están bien escritos y su dinámica de relación se define rápidamente a través del diálogo casual y el desarrollo natural. Así que si eres fanático de este tipo de cómics, te encantan las historias de terror en pequeños pueblos y, además en tu estantería tiene cabida todo lo que escribe el bueno de Lemire, este es sin duda un tebeo que no debes perderte bajo ningún concepto.