“… un recipiente para todas vuestras esperanzas y sueños.”
Uno de los pasos hacia la madurez es el reconocimiento pleno de los claroscuros que habitan en la sociedad. Descubrir que la forma en que tienen de organizarse las sociedades puede dar lugar a especímenes que aprovechen la coyuntura en beneficio propio y que, tras una aparente burocracia se esconda un marasmo de corrupción. Por suerte, algunas veces existe un contrapeso (si no hay intereses económicos que lo impidan) que puede hacer valer su espacio y denunciar esos hechos. Nos referimos al cuarto poder por definición: la prensa. Todo ello está presente en “Giant Days Volumen Tres”, a cargo de John Allison, Max Sarin y Whitney Cogar, editado por Fandogamia.
Tras ocho números donde los guiones de Allison han cimentado un excelente reparto coral, las cuatro entregas (de la novena a la doceava) que cerraron el primer año de vida editorial de la serie de Boom Box – sello de Boom! Studios – supusieron la consolidación de esta serie regular. Así, tras conocerse y experimentar sus primeras vivencias durante el primer trimestre e invierno universitario, Susan Ptolemy, Esther de Groot y Daisy Wooton (sin olvidarnos de Ed Gemmell y McGraw, acompañado este último de su característico “sentido común masculino«) van a vivir la primera primavera en el campus.
Personajes que en manos de Allison son idóneos para las tramas que nos tiene preparadas en este volumen, las que hacen funcionar como un reloj suizo a esta comedia con toques de “Slice of Life”.Ya propiamente en la lectura del volumen conoceremos cómo funciona la prensa en el campus donde asisten nuestros protagonistas, seremos testigos de un escándalo político (en el cual incluso tendremos un particular “garganta profunda”) y una campaña electoral a las elecciones a la presidencia del sindicato de estudiantes. Todo ello acompañado de una visita inesperada para Esther, la nueva obsesión de Susan y el despertar de la Daisy más conectada con la naturaleza. Algo lógico por otra parte de una persona que adopta palomas.
Todo ello cabe en este volumen, bien hilvanado y sintetizado por un Allison que nos plantea entregas que ganan en diversión conforme avanzan en un imparable sentido ascendente. Así el cierre del primer semestre en las vidas de Esther, Susan y Daisy deja con ganas de seguir asomándose a sus vidas y las de quienes les rodean. Ser partícipes de sus ocurrencias, problemas y situaciones. Señal de que Allison ha creado unos personajes destinados a quedarse en la memoria de muchos aficionados, con independencia del target al que pertenezcan. Porque esta serie es tan fresca que puede ser disfrutable por un amplio espectro de público.
En cuanto al apartado artístico, el lápiz de Max Sarin, que asume la totalidad del arte del volumen, consolida lo ya mostrado en el volumen anterior, haciendo suyos los diseños de Lissa Treiman (que sigue deleitándonos con unas portadas ideales para lo que conceptualmente es esta serie) y ganando en expresividad sus personajes a cada entrega que pasa. A su lado, Whitney Cogar y su paleta de colores pop aporta otra de las señas distintivas de la serie.
Así, entre la política y el despertar de la madurez transita la comedia que encontraremos en este volumen de 112 páginas editado por Fandogamia en formato rústica, que, como ya es costumbre en esta serie, cuenta con la galería de todas las portadas de la edición estadounidense en grapa y con una selección de bocetos de John Allison sobre algunos de los nuevos personajes que asoman en estas páginas, donde entre otros elementos, la política estudiantil se da la mano con el noctambulismo y las risas acompañan a cada situación.