“las cosas han cambiado…”
Hace tan solo un año TKO Studios hizo acto de presencia en la industria del cómic estadounidense, con un impacto que cruzó el Atlántico, tanto por apostar por una nueva dimensión en cuanto a la distribución comercial de sus series, alejándose del camino estandarizado de previews, como al formato de producto en el cual se ponían a la venta, ya directamente ofertadas al lector en un triple formato de salida: series completas desde un primer momento en formato digital, TPB o, para los amantes de las grapas, un box set con todos los ejemplares. Así lo recogimos desde un primer momento en la sección “Las Cosas que Vienen” en el episodio final de la segunda temporada del podcast de Heraldos de Galactus. No solo el nacimiento de la editorial era noticia por la novedad que suponía en cuanto a distribución y a formatos a editar, sino que las obras que lanzaron en su “First Wave” (“Primera ola”) eran cabeceras con suficientes puntos de interés para prestarles la atención debida, siendo esta web el primer medio en castellano que reseñó todas las obras de TKO Studios, entrevistó a sus fundadores: Tze Chun y Salvatore Simeone, e inauguramos la tercera temporada con un especial dedicado a la editorial, donde analizábamos al detalle todas las obras de TKO disponibles en el mercado, además de avanzar los títulos que iban a formar parte de la “Second Wave” (“Segunda Ola”) de la editorial. Entre ellos quizá el que más expectación ha despertado es el que trataremos hoy y que inaugura la segunda ola de reseñas de TKO Studios: “Sentient”, de Jeff Lemire y Gabriel Hernández Walta.
“Todos teníamos trabajos que hacer”
Situémonos en el 2105, en una zona del espacio profundo donde las comunicaciones no son posibles por las radiaciones que interfieren en los sistemas de comunicación. La U.S.S. Montgomery, la nave que surca esa zona de la galaxia, cuenta con una tripulación compuesta exclusivamente por niños, siendo la más mayor Lil, la protagonista principal del relato. Tras la desaparición de todos los adultos de la nave, lo más parecido a una figura adulta externa a las criaturas será la Inteligencia Artificial de la Nave, Valerie, que asumirá en la medida de lo posible el papel de acompañante de los niños en su proceso de crecimiento. Un camino que vendrá condicionado tanto por la soledad que implica estar en lo profundo del espacio y tener que asumir prematuramente roles y responsabilidades de adultos, incluida la toma de postura ante un conflicto de carácter civil entre las colonias de humanos que vagan por la galaxia. Llegar a destino va a suponer un camino de crecimiento, de asumir riesgos y tomar decisiones. Un camino que obligará de golpe a alguna de estas criaturas a madurar, a tomar (y ejecutar) decisiones difíciles, pero necesarias en pos de la supervivencia.
Jeff Lemire («Black Hammer«, «Gideon Falls» o «Royal City«, entre otras ) vuelve a hacer gala de dos de sus mejores armas como guionista: la construcción de personajes sólidos y el desarrollo de tramas con suficientes elementos para que el lector no quiera interrumpir la lectura del tebeo hasta finalizarlo. Un relato, que sin desvelar mucho más de la trama, podemos afirmar, que tras un primera entrega impactante, se sostiene en la excelente ambientación y sensación de peligro que envuelve a esta suerte de “nave guardería” viajando por el espacio. Con estos parámetros, Lemire va a manejar muy bien elementos de suspense clásicos que resultan más que efectivos en esta odisea espacial, todo sazonado con unos diálogos que explican y definen mucho más de lo que literalmente dicen los personajes, en un ejercicio de caracterización de personajes tan eficaz como eficiente. La historia en sí no es nada nuevo ni sorprendente. Estamos ante un camino ya recorrido previamente por otros autores, pero el manejo del género que hace gala Lemire, la sabia dosificación de los golpes de efecto y la capacidad para generar tensión y personajes rotundos atrapan al lector de la primera a la última página.
En perfecta sincronía, la plasticidad y maestría gráfica de Gabriel Hernández Walta (“El Bosque de los Suicidas”, “La Vision” o “Vengadores indignados”) engrandece el resultado. En primer lugar, con unos diseños, que si bien beben de los estándares de la ciencia ficción perfectamente identificables por cualquier aficionado al género, los singulariza con un sentido del color e iluminación que caracteriza y que convierte un sello de calidad «marca de la casa». Por otro lado, la composición de páginas – atención a alguna que otra “splash page” – maximiza el tono y ritmo que exige el guion. Por último, y quizá un elemento decisivo para un relato de estas características, es la acertada expresión de todos los rostros a lo largo del tebeo, captando a la perfección el momento emocional tanto de cada personaje como de la trama. Tres elementos que ejemplifican como deben ir a la par lo gráfico y lo literario.
Al igual que las primeras referencias editadas por TKO Studios, “Sentient” llega a los lectores en tres formatos: digital, TPB y box set conteniendo las seis grapas de la historia y manteniendo la distribución directa con puntos de venta. Pero más allá de cuestiones técnicas de edición o distribución, con la odisea espacial de Lemire y Walta TKO Studios mantiene lo esencial en un tebeo: un buen relato para deleitarse con su lectura.
Un buen comic y entretenido sin más pretensiones ni innovador en el relato ni en el lenguaje grafico, parece el episodio piloto de algo…de lo que sea, y muy de telesrie en sus formas, ademas el final es tremendamente rapido y apresurado lo que más que de ina historia autoconclusiva, predispone al lector para algo más que no se sabe si habrá.
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