Desde la década de los 50, un curioso fenómeno se adueñó de los distintos canales de la televisión estadounidense. Me refiero a los conocidos como Horror Hosts, personajes que se dedicaban (y aún se dedican) a presentar películas de terror en canales locales, generalmente casposas producciones de serie B que encontraban un rincón idóneo en estos programas. Con nombres tan estrambóticos como Dr. Morgus, Dr. Gangrene, Svengoolie o Vampira, el éxito de estos personajes ha convertido la figura del horror host en una auténtica institución en los USA, llegando a alcanzar algunos de ellos un estatus de verdadera estrella mediática, como es el caso de la archifamosa Elvira. Sin duda, el mundo de los presentadores de terror es una mina a explorar que supone un reflejo de una época (aunque en la actualidad sigue existiendo esta figura tan particular). En cierta manera, el cómic Aleister Arcane del que hoy os hablo es un buen homenaje a estos singulares anfitriones.
El cómic gira alrededor de Aleister Green, un hombre que trabajó como hombre del tiempo en la televisión pero que terminó siendo conocido por crear un personaje que presentaba un programa de películas de terror, llamado Aleister Arcane. La cadena para la que trabajaba intentó censurar algunas actitudes del presentador por resultarles demasiado explícito e incorrecto para la política conservadora del canal, lo cual culminó en una campaña mediática contra Aleister. Y hasta aquí puedo leer en cuanto a la trama.
Estamos ante una obra de tono claramente melancólico que tira de una nostalgia bien entendida, utilizando para ello múltiples referencias hacia el cine de terror clásico. El guionista Steve Niles, que saltó a la fama por crear la saga 30 días de noche, perfila un personaje muy timburtoniano al mostrar a Aleister Arcane como un hombre torturado pero que encuentra solaz en la amistad de un grupo de niños. El contraste entre la inocencia de la infancia frente a lo oscuro de la vida adulta se convierte en un elemento principal en la obra, pese a que según avanza la historia todo va adquiriendo un tono más ligero. De hecho, es un cómic que se lee bastante rápido, ya que tampoco se detiene excesivamente en complejos matices psicológicos, siendo por momentos una obra que parece orientada para un público juvenil. Esto no es necesariamente malo, ya que como decía anteriormente, Niles introduce unos cuantos guiños dirigidos a los aficionados al terror que difícilmente un adolescente pueda reconocer.
El arte del dibujante Breehn Burns me parece magnífico y bastante polivalente, ya que logra transmitir perfectamente el drama del protagonista, alternando ilustraciones de tono oscuro y por momentos terrorífico con otras mucho más ligeras y divertidas, todo ello hilado por una perfecta narrativa gráfica. El estilo de Burns es una mezcla entre ilustración pictórica y dibujo animado, resultando para mi gusto muy atractivo y absolutamente certero en la creación del tono que precisa el cómic. Como curiosidad, el diseño del personaje de Aleister Arcane está basado en Angus Scrimm, el actor que dio vida al mítico Hombre Alto de la saga Phantasma.
Pese a que la editorial Recerca, que fue la encargada de publicar el cómic en España, desapareció hace tiempo, no es difícil encontrar algún ejemplar saldado en tiendas especializadas. Merece la pena destacar las bondades de la edición, en la que se incluyen las portadas originales de los 3 números originales (el cómic fue publicado por IDW en los USA) y un completo portafolio con bocetos del dibujante. Tal vez Aleister Arcane puede quedarse un poco corta para seguidores curtidos del terror, pero es indudable que la obra desprende un cariño hacia el género que hace imposible no sentir simpatía hacia ella. Creo que es de agradecer que existan este tipo de cómics que pueden servir como introducción al género para gente joven. Por cierto, aunque actualmente parece estar en stand-by, hace tiempo que existe un proyecto de adaptación al cine de esta historia, y uno de los nombres que se asocian a ello es el de Jim Carrey como posible protagonista. Qué quieren que les diga, ojalá se lleve a cabo.